martes, 8 de noviembre de 2011

Cuando las barbas de tu vecino veas...

Con un ojo puesto en Grecia y el otro en Italia, Francia se dispone a su vez a dar una vuelta de tuerca en su política de austeridad. Aumento del tipo reducido del IVA –del 5,5% al 7%–, subida del impuesto de sociedades a las grandes empresas y de la imposición sobre el capital, reducción generalizada de las desgravaciones fiscales, aceleración de la reforma de las pensiones, congelación de las prestaciones sociales... El nuevo plan de ajuste aprobado ayer por el Gobierno de Nicolas Sarkozy, consecuencia de la revisión a la baja de la previsión de crecimiento para 2012 –del 1,75% al 1%–, va a endurecer considerablemente la situación en Francia, donde la oposición socialista habla ya de una “dilapidación del model social francés”.
“La palabra quiebra ha dejado de ser una palabra abstracta”, afirmó el primer ministro, François Fillon, en alusión implícita al caso griego, para justificar la necesidad de una decidida política de reducción del déficit y la deuda. “El mantenimiento de nuestra soberanía financiera exige esfuerzos e incluso sacrificios”, dijo. Y añadió: “Nuestro país debe arremangarse”. El plan del Gobierno, que amplía el ya aprobado a finales de agosto, mantiene el objetivo de reducir progresivamente el déficit –al 4,5% en 2012 y al 3% en 2013– con la perspectiva de alcanzar el equilibrio presupuestario en 2016, para lo cual prevé economizar durante este periodo unos 64.700 millones de euros, 7.000 millones de los cuales en 2012. Una cura de austeridad que pretende salvaguardar la AAA puesta bajo vigilancia por Moody’s.
El Gobierno francés pretende conseguir este ahorro recortando gastos y subiendo impuestos –más o menos mitad y mitad–, algo que contrasta fuertemente con las promesas de Sarkozy de no aumentar la presión fiscal. La medida que más impacto tendrá sobre más gente es el aumento del tipo reducido del IVA del 5,5% al 7% –como en Alemania–, aplicable a productos y servicios exceptuando la alimentación y la energía. Los sindicatos ya han amenazado con movilizaciones.
Las subidas de impuestos, sin embargo, no acabarán aquí. El Gobierno impondrá asimismo durante dos años un recargo del 5% del impuesto de sociedades a las empresas con más 250 millones de euros de cifra de negocios; elevará del 19% al 24% el tipo del impuesto sobre dividendos e intereses; congelará los baremos del impuesto de la renta, del impuesto sobre la fortuna y de sucesiones –en lugar de actualizarlos en función de la inflación–, por lo que los contribuyentes que aumenten su renta subirán más fácilmente de tramo y pagarán más, y, finalmente, reducirá en un 15% el valor de todas las desgravaciones fiscales existentes –los denominados nichos– y alguna será incluso totalmene suprimida.
La otra medida conflictiva es la aceleración del ritmo de implatación de la reforma de las pensiones. La nueva edad legal de jubilación, fijada en 62 años, deberá alcanzarse ahora en el año 2017, un año antes de lo previsto, lo que de aquí a 2016 permitirá ahorrar 4.400 millones de euros.


Sueldo congelado en el Elíseo

El sueldo del presidente de la Repúlica, del jefe del Gobierno y de los ministros será congelado hasta el retorno al equilibrio presupuestario, lo que está previsto alcanzar en 2016. Fillon invitó formalmente a los dirigentes de las grandes empresas francesas –en particular las que figuran en la lista CAC40 de la Bolsa– a seguir el ejemplo. Los partidos verán reducidas un 5% las ayudas públicas.


Pestaciones sociales

Las ayudas a la familia y a la vivienda sólo aumentarán un 1%, en lugar de actualizarse con la inflación. El gasto de la Seguridad Social en materia de salud se recortará en 700 millones.


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