Sarkozy, que lleva meses clamando por el endurecimiento de las sanciones a Irán, envió ayer una carta con sus propuestas al presidente de Estados Unidos, Barack Obama; la canciller de Alemania, Angela Merkel, y los primeros ministros del Reino Unido, David Cameron; Canadá, Stephen Harper, y Japón,Yoshihiko Noda, así como a los presidentes del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, y de la Comisión , José Manuel Durao Barroso. En su misiva, según informó el Elíseo a través de un comunicado, el presidente francés propone que los países citados, todos los miembros de la Unión Europea en su conjunto y “otros países voluntarios” adopten dichas sanciones de forma unilateral.
“El comportamiento del régimen iraní constituye una amenaza grave y urgente a la paz”, razona Sarkozy en su carta, en la que advierte que el desarrollo de su capacidad nuclear militar –denunciado por el último informe de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), presentado este mes de noviembre– podría comportar “una escalada militar en la región cuyas consecuencias serían catastróficas para Irán y para el mundo”.
Las medidas propugnadas por Sarkozy van más allá de las que se preparan en Bruselas. Los miembros de la UE podrían cerrar hoy de forma preliminar un acuerdo sobre una lista adicional de 190 personas y entidades iraníes a quienes se aplicaría la congelación de sus activos en el exterior y la prohibición de la entrada o tránsito en Europa. Según fuentes diplomáticas comunitarias citadas por Reuters, el endurecimiento de las sanciones debería recibir la luz verde en la reunión de ministros de Asuntos Exteriores del próximo 1 de diciembre.
El activismo en solitario del presidente francés en el dossier iraní, reforzado por el éxito de la intervención militar internacional en Libia, coincide en el tiempo con nuevas iniciativas combinadas de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, que podría anunciar en las próximas horas la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Según fuentes del Departamento del Tesoro, EE.UU. prepara nuevas sanciones consistentes en prohibir todas las transacciones financieras con con los bancos iraníes, excepto –por el momento– el Banco Central de Irán, así como la congelación de los haberes de las sociedades potencialmente implicadas en el programa nuclear. El Reino Unido, según avanzó por su parte George Osborne, canciller del Exchequer, y Canadá, por boca del representante del Gobierno en la Cámara de los Comunes, Peter Van Loan. adoptarán un paquete de medidas similar.
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