La sombra legendaria de los orgullosos plátanos del Canal du Midi se acaba. Y con ella, una de las imágenes más difundidas de la luminosa campiña francesa, una bucólica postal que cada año buscan los 50.000 turistas –la mayoría, extranjeros– que navegan por sus perezosas aguas entre Toulouse y Sète, en la costa mediterránea, entre viñedos y campos de girasoles, en busca de su particular atmósfera y del art de vivre francés. La sombra del Canal du Midi se acaba, porque sus 42.000 plátanos, plantados linealmente en sus riberas en el siglo XIX, se están muriendo. Inexorablemente.
Un hongo depredador, el Ceratocystis platani –conocido también como chancro colorado–, introducido accidentalmente en Francia en 1945 a través de la madera de las cajas de municiones de las tropas norteamericanas desembarcadas en Provenza, ha desencadenado una epidemia imparable en las márgenes del canal. No tiene remedio. Nada puede detenerla. Sólo queda talar los árboles, arrancar sus raíces y quemar la madera. En quince años pueden haber desaparecido todos, tocando de muerte el valor paisajístico de una obra incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Una tragedia.
Los primeros signos de la presencia de la enfermedad se detectaron en 2006, cuando ya era demasiado tarde. Hoy, la mayor parte del recorrido está afectado –con cerca de 200 focos– y se han tenido que arrancar ya alrededor de 800 plátanos. Sólo la zona próxima a Toulouse parece provisionalmente a salvo. El Gobierno ha puesto en marcha un plan para intentar contener su propagación aguas arriba de Castelnaudary, sanear las zonas contamimadas y replantarlas con tilos y una especie de plátano –Platanus Platanor– desarrollada en Estados Unidos e inmune a la enfermedad. La ministra de Ecología, Nathalie Kosciusko-Morizet, aprovechó ayer la primera replantación en Trèbes (Aude), cerca de Carcasona, para hacer un llamamiento a los ciudadanos a cooperar con donaciones en la financiación del proyecto, con un coste de 200 millones de euros.
Diseñado por el ingeniero Pierre-Pol Riquet e inaugurado en su totalidad en 1681, el Canal du Midi es el más antiguo de Francia todavía en funcionamiento. La obra, de una envergadura enorme, fue uno de los numerosos trabajos públicos impulsados bajo el reinado de Luis XIV por el superintendente real Jean-Baptiste Colbert, cuya política dirigista de la economía a través de la intervención del Estado –el colbertismo– ha marcado la práctica económica en Francia hasta hoy.
Con 240 kilómetros de longitud, el Canal du Midi –rebautizado así por los revolucionarios de 1789– constituye la vertiende mediterránea del Canal de los Dos Mares, completado en la vertiente atlántica por el Canal Lateral del Garona, entre Toulouse y Burdeos, de 193 kilómetros . Antaño ruta comercial del vino y los cereales, hoy las 950 embarcaciones que lo navegan han cambiado las barricas por los turistas
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