jueves, 20 de febrero de 2014

Peugeot, con acento chino

Una página se ha cerrado en la historia de la industria del automóvil francesa francesa. La familia Peugeot, propietaria del grupo PSA Peugeot Citroën desde su fundación en 1810, ha aprobado esta semana hacerse el hara-kiri y ponerse en manos del capital chino –y también del Estado francés, que, vigilante, no quiere que el tesoro caiga en manos extranjeras– para salvarse del hundimiento. El acuerdo, anunciado ayer, fue tomado el martes por el Consejo de Supervisión del grupo por unanimidad. Un gesto formal que oculta el serio enfrentamiento que han protagonizado, hasta llegar a este desenlace, los dos hombres fuertes de la familia, Thierry y Robert Peugeot, presidentes del Consejo de Supervisión de PSA y del holding familiar FFP respectivamente.

La cúpula de PSA ha dado pues luz verde a un acuerdo para una ampliación de capital por valor de 3.000 millones de euros, que dará entrada en el grupo a la firma china Dongfeng –a la que Peugeot estaba ya asociada en China– y al Estado francés, que en diversas etapas desembolsarán cada uno 800 millones de euros. El resto del capital será captado en su mayor parte en bolsa. Al final de este proceso, los Peugeot –que hasta ahora eran los accionistas principales, con un 25,4% del capital y un 38,1% de los derechos de voto– pasarán a tener la misma parte, el 14%, que sus otros dos socios. El acuerdo, según subrayó en un comunicado Thierry Peugeot, asegurará la “perennidad del grupo”.

Esta autoinmolación había acabado siendo inevitable. Reacios a perder el control del grupo familiar, los Peugeot dejaron pasar en su momento el tren de la internacionalización y, con la crisis, su excesiva dependencia del maltrecho mercado europeo les ha pasado una elevadísima factura. El resultado del ejercicio del 2013, dado a conocer ayer, aunque mejor que el del año anterior, sigue siendo catastrófico: 2.317 millones de euros de pérdidas netas (frente a 5.008 millones en el 2012), con una cifra de negocios (54.090 millones) nuevamente a la baja, en un 2,4%, respecto a la de una año atrás (55.446 millones). Pero estas cifras son globales. El retroceso de la cifra de negocios fue aún más acusada en la división del automóvil, que fue del -4,8%.

El futuro de Peugeot pasa más que nunca por China. Por la entrada de Dongfeng en su capital, para empezar. Y porque, para continuar, es en el mercado chino –donde las ventas crecieron el año pasado un 26%– en el que tiene puestas sus esperanzas. Si el mercado europeo puede crecer un 2% en el 2014, el del gigante oriental se espera en un 10%.

En paralelo al acuerdo industrial con Dongfeng y el Estado francés, PSA ha cerrado un acuerdo con el Banco Santander por el cual la entidad española entrará en el Banco PSA Finance a través de la creación de filiales conjuntas en once países europeos. La financiera de PSA, al borde de la quiebra, tuvo que ser socorrida a finales del 2012 por el Estado francés, que le aportó una garantía por valor de 7.000 millones de euros, a la que todavía recurre.

Todos estos cambios comportarán también un relevo en la cúpula ejecutiva. El hasta ahora presidente del directorio, Philippe Varin, el 31 de marzo será sustituido por Carlos Tavares, ex número dos de Renault. Al frente, mientras tanto, de la dirección operacional, Tavares anunció ayer mismo que DS –hasta ahora una gama de coches de Citroën– será la tercera marca del grupo.



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