Dos mujeres y dos
hombres, la paridad perfecta, serán los próximos en ser honrados por la
nación entrando en el Panteón, ese mausoleo laico donde Francia guarda los
restos de una –pequeña y bastante desequilibrada– representación de sus grandes
personalidades. François Hollande, que en tanto que presidente de la República
es el único que tiene la potestad de tomar tal decisión, comunicó el viernes
los nombres de los cuatro nuevos distinguidos: se trata de Geneviève De
Gaulle-Anthonioz, Germaine Tillion, Pierre Brossolette y Jean Zay, todos ellos
figuras de la Resistencia, deportados o muertos por combatir la ocupación nazi.
No es la primera vez que insignes miembros de la Resistencia
tienen cabida bajo la cúpula del Panteón, esa iglesia imaginada por Luis XV que
la Revolución incautó para sí, para siempre. Ahí están los casos de Jean Moulin, de André Malraux, de René Cassin. Tampoco
es la primera vez que entra una mujer... Pero hay tan pocas, dos sobre un total
de 71 personalidades –la física Marie Curie y Sophie Berthelot, esta última
sólo en tanto que acompañante esposa del químico Marcellin Berthelot–, que este
gesto constituye sin lugar a dudas el acontecimiento principal.
“He querido saludar el espíritu de la Resistencia”, subrayó
Hollande durante un acto patriótico en el Mont Valériene, en Suresnes
(periferia oeste de París), un antiguo fuerte militar donde más de un millar de
resistentes y rehenes fueron ejecutado por los alemanes entre 1941 y 1944. La
elección de dos mujeres entre los cuatro dintinguidos, añadió el presidente,
responde a su voluntad de “recordar la contribución de todas ellas, anónimas lo
más a menudo, que formaron parte del ejército en la sombra”.
Un informe presentado el pasado mes de octubre por el
presidente del organismo Monumentos Nacionales, Philippe Bélaval, sobre la
situación y el futuro del Panteón apuntaba ya la clamoroso injusticia que
suponía la casi total ausencia de mujeres entre las personalidades allí
honradas. Y proponía que los próximos nombramientos que se hicieran fueran todos
de mujeres... Todos.
Fiel a su manera de ser y a su práctica política, François
Hollande ha preferido tirar por la calle de en medio y mantener un justo
equlibrio entre hombres y mujeres. De la misma manera que ha hecho caso omiso a
los nombres que otros le habían puesto sobre la mesa: los de Olympe de Gouges,
seudónimo de la escritora Marie Gouze, activista política y pionera militante
feminista -entre las mujeres- y Denis Diderot, el padre de la Enciclopedia, de
cuyo nacimiento se acaban de cumplir trescientos años. La personalidad de los
cuatro elegidos busca asimismo reconocer diferentes corrientes en la
Resistencia, desde la izquierda a los movimientos cristianos.
Geneviève De Gaulle-Anthonioz (1920-2002), sobrina del
general De Gaulle, fue una resistente de la primera hora. Detenida en 1944 por
la Gestapo, fue deportada al campo de Ravensbrück. Tras la guerra, fundó la
asociación ATD Quart Monde, para combatir la pobreza. También acabó en
Ravensbrück su compañera de lucha Germaine Tillion (1907-2008), pionera de los
estudios franceses en etnología, quien después denunciaría la tortura en la
guerra de Argelia.
Los otros dos designados tuvieron peor fortuna. Pierre de
Brossolette, periodista y político socialista, fue arrestado por la Gestapo en
1944. Torturado, prefirió lanzarse por una ventana antes que delatar a sus
compañeros. Jean Zay, por su parte, miembro del Partido Radical y exministro en
el Gobierno del Frente Popular, fue detenido por el régimen de Vichy y
condenado a la deportación. En 1944, tres milicianos de extrema derecha le
sacaron de su celda haciéndose pasar por resistentes y le asesinaron.
Nada especial o significativo –o sí, ¿quién sabe?– habrán
hecho, en cambio, los miles de ciudadanos anónimos, franceses o no, que durante
unos meses entrarán indirectamente en el Panteón de la mano del artista y
fotógrafo JR, célebre por ser el autor del proyecto “Inside Out”, que ha
llevado por todo el mundo. A partir del próximo mes de abril, y mientras duren
las obras de restauración de la cúpula del Panteón, miles de rostros cubrirán
la parte exterior e interior de los trabajos, igualándose de forma efímera con
Victor Hugo, Alexandre Dumas o Voltaire. El objetivo, ha explicado JR, es
“hacer entrar a todo el mundo en el Panteón, mostrar que todos somos iguales”.
En fin, más o menos.
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