miércoles, 28 de mayo de 2014

La derecha francesa pierde la cabeza

La guerra es abierta en la derecha francesa. La humillante derrota de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) ante el Frente Nacional (FN) en las elecciones europeas y el escándalo de las facturas falsas vinculado a la campaña electoral de Nicolas Sarkozy en el 2012 ha abierto de nuevo las hostilidades entre las dos almas del partido. El primer choque se cobró ayer la cabeza del presidente de la UMP, Jean-François Copé, forzado a dimitir en una tensa reunión del buró político celebrada en la mañana de ayer en la Asamblea Nacional.

Los rivales de Copé, que a finales del 2012 se hizo con la jefatura del partido frente a François Fillon en medio de graves acusaciones de fraude, han conseguido finalmente su revancha. Pero ésta es provisional. Porque la gran batalla se librará en el congreso extraordinario que debe celebrarse el próximo octubre. Hasta entonces, el partido quedará en manos de un triunvirato integrado por tres ex primeros ministros: François Fillon, Alain Juppé y Jean-Pierre Raffarin. Unos supervisores muy particulares, puesto que los dos primeros aspiran indisimuladamente a encabezar la candidatura de la UMP al Elíseo en las presidenciales del 2017.

El detonante de la bomba –cargada por el FN– ha sido el escándalo vinculado a la sociedad Bygmalion, una agencia de comunicación propiedad de amigos de Copé que en los últimos años se ha llevado la parte del león de los contratos de la UMP en materia de comunicación y organización de actos. Limitado hasta ahora a un supuesto caso de favoritismo, el asunto adquirió el lunes una nueva dimensión cuando el abogado de la empresa, Patrick Maisonneuve, admitió públicamente que una de sus filiales había elaborado facturas falsas por valor de 11 millones de euros a petición de la UMP para evitar que los gastos de la organización de varios mítines fueran cargados sobre la campaña de Nicolas Sarkozy. Una manera de eludir los límites establecidos por la ley en materia de gasto electoral y que viene a añadirse a otras irregularidades en la misma línea que llevaron el año pasado al Consejo Constitucional a retirar al ex presidente toda subvención pública, creando un grave problema económico al partido. Este nuevo caso fue confirmado el mismo lunes, entre sollozos, por el número dos de Copé, Jérôme Lavrilleux, dejando en ese momento al presidente de la UMP al pié de los caballos.

Pero detrás de Copé es el mismo Nicolas Sarkozy quien puede caer atrapado por el escándalo y ver frustrada su operación retorno. El ex presidente francés, de visita ayer en Madrid, guarda un silencio sepulcral al respecto. Más allá de las ambiciones políticas personales, lo que se ventila aquí es la orientación ideológica y la práctica política de la UMP, que Sarkozy y los suyos –incluido Copé– han escorado en los últimos años hacia la frontera con la ultraderecha. Juppé, que los sondeos dan como favorito como alternativa a Sarkozy, planteó ayer mismo cuál es su camino: plantar cara al FN y recuperar la alianza histórica con el centro.


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