Esto no es Escocia, sino
Francia. Tampoco es una pasarela de la semana de la moda en París, sino
un instituto de enseñanza media de Nantes, en el Pays de la Loire. Así que no
es frecuente ver a hombres –en este caso, adolescentes– airear sus pilosas
piernas bajo coloridas faldas. Ayer, sin embargo, eran un buen centenar los
estudiantes masculinos del liceo Clemenceau que acudieron a clase vestidos con
esta prenda que los siglos han convertido en Occidente en exclusivamente
femenina. Con permiso del kilt.
Desafiando el frío –la mañana era fresca– y las posibles
chanzas, numerosos estudiantes decidieron secundar la “Jornada de la falda”
convocada por un grupo de sus compañeros, con el apoyo de las autoridades
educativas, para denunciar el sexismo y las conductas discriminatorias. Todos,
chicos y chicas, estaban llamados a vestir falda por igual. Y las chicas
tampoco faltaron a la cita, incluyendo aquellas que habitualmente tienden a
evitarla para huir de comentarios soeces. Ni siquiera los profesores, algunos
de los cuales optaron por los tradicionales cuadros escoceses.
Las airadas protestas de los grupos ultracatólicos, a
quienes subleva todo lo que ponga en cuestion su visión tradicional de la
familia y el papel que atribuyen a cada sexo, lejos de actuar como freno,
funcionaron más bien como acicate. La jornada no sólo fue secundada en el
Clemenceau, sino también en una treintena de institutos de la región.
Las organizaciones que montaron las manifestaciones monstruo
contra el matrimonio homosexual, principalmente la Manif pour
tous –dirigida en la actualidad por Ludovine de la Rochère, quien
fuera directora de comunicación de la Conferencia Episcopal–, se han movilizado
esta vez enseguida contra lo que perciben como un medio subrepticio de divulgar
la llamada “teoría del género”, esto es, la tesis de que la identidad sexual
depende de la voluntad de cada cual. Los centros escolares son su campo de
batalla.
Los ultracatólicos se manifestaron el jueves en Nantes en
contra de la iniciativa de la falda para los chicos y –algunas decenas–
volvieron a hacerlo ayer. La policía tuvo que interponserse para evitar
inicidentes con un grupo de estudiantes anarquistas.
“Debemos luchar contra el sexismo y éste es un medio eficaz
para hacerlo”, reivindicaba uno de los jóvenes con falda. Las chicas valoraron el
gesto “valiente” de sus compañeros de clase. La jornada de la falda” nació en
el 2006 en otro instituto de Bretaña, cuando un grupo de chicas lanzó la idea
para sensibilizar contra las actitudes machistas de sus condiscípulos. Ocho
años después, una parte de los chicos parecen haber comprendido.
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