martes, 12 de marzo de 2013

En nombre de Imad


Latifa Ibn Ziaten (Tetuán, Marruecos, 1 de enero de 1960) nunca había llevado velo. Decidió ponérselo hace un año, en señal de duelo por la muerte de su hijo Imad, la primera víctima del islamista Mohamed Merah, el terrorista que hace un año asesinó a siete personas en Toulouse y Montauban causando una honda conmoción en toda Francia. La vida de esta mujer discreta basculó el 11 de marzo del 2012, cuando el aprendiz de yihadista tolosano mató a su hijo por el mero hecho de ser un paracaidista, cómplice a sus ojos de la muerte de sus hermanos musulmanes en Afganistán. Una placa conmemora desde ayer en Toulouse su sacrificio “al servicio de la nación” y el ministro de Defensa, Yves le Drian, le concedió a título póstumo el título de caballero de la Legión de Honor. “Es un gran honor para mi hijo”, dijo Latifa, conteniendo apenas su emoción y su tristeza.

Imad Ibn Ziaten, de 30 años, brigada del 1er Regimiento de Transporte Paracaidista (RTP), fue atraído por Mohamed Merah a una cita con el señuelo de estar interesado en la compra de la moto que aquél había puesto en venta por internet. En las imágenes del asesinato –grabadas en vídeo por el propio asesino– se ve cómo Imad se encaró con su agresor, que le apuntaba con un arma, y se negó a tumbarse al suelo como éste le exigía. “No me tiraré al suelo. ¿Vas a disparar? Muy bien, dispara”, le dijo, antes de caer muerto de dos disparos.

A nadie se le pasó por la cabeza en aquel momento que el autor de aquella muerte incomprensible fuera un terrorista islamista. Los investigadores aventuraron, para indignación de la familia, un presunto ajuste de cuentas. Cuando, cuatro días más tarde, el mismo asesino mató en Montauban a otros dos militares, Abel Chennouf y Mohamed Legouade –católico el primero, musulmán el segundo, pero ambos de origen argelino– y malhirió a un tercero, Loïc Liber –negro de origen antillano–, las sospechas se dirigieron erróneamente hacia la extrema derecha. Sólo la matanza de la escuela judía Ozar Hatorah, el día 19, en la que Merah asesinó a un profesor y tres niños de corta edad, descubrió la verdad y permitió la caza del terrorista, muerto por los servicios especiales de la policía el día 22.

Numerosos actos de conmemoración han sido organizados para estos días en Toulouse, donde el próximo domingo, día 17, se celebrará una “marcha blanca” con la participación del presidente de la República, François Hollande.

Incapaz de comprender el gesto de Mohamed Merah, una de las primeras cosas que hizo Latifa Ibn Ziaten tras el asesinato de su hijo –el segundo de cinco hermanos– fue acercarse al barrio originario del terrorista, Les Izards, en Toulouse, e interpelar a un grupo de jóvenes que se encontraban en la calle sobre Merah. Su respuesta le heló la sangre en las venas: “Es un mártir, un héroe del Islam, ha puesto a Francia de rodillas”, le dijeron. Ella replicó : “Merah es un asesino sin límites y sin respeto”.

Para Latifa, que siempre educó a sus hijos en la tradición musulmana y los valores de la República, en la exigencia y el respeto, sólo la irresponsabilidad de los progenitores explica las derivas de los jóvenes descarriados de las banlieues. Y se propuso trabajar, a través de su Asociación Imad, para llevar a estos barrios un mensaje de paz y tolerancia.

En el preámbulo del libro que ha escrito dedicado a su hijo, “Muerto por Francia” (Flammarion), Latifa se dirige a él con estas palabras: “Puedo decirte que el islam en nombre del cual te han matado no es mi islam. Y porque yo soy musulmana, creyente y practicante, puedo decir que Mohamed Merah, tu asesino, no tiene ninguna religión”.


Simon Peres se reúne con imanes en París

En un gesto infrecuente, el presidente de Israel, Simon Peres, se reunió el domingo en París con una veintena de imanes y responsables religiosos islámicos en Francia, con quienes abordó la cuestión del diálogo interreligioso. El encuentro se enmarcaba en la conmemoración del primer aniversario de los asesinatos de Mohamed Merah en Toulouse, entre cuyas víctimas había tanto judíos como musulmanes. Al frente del grupo se encontraba el imán de Drancy (nordeste de París), Hassen Chalghoumi, quien se ha destacado su combate contra el integrismo y por la promoción del diálogo con los judíos. Chalghoumi, bestia negra de los islamistas, fue el organizador, el pasado mes de febrero, de un viaje de imanes franceses a Israel, donde visitaron el Memorial de la Shoa. A la salida de la reunión Simon Peres, se dijo “muy impresionado por el “coraje” de los imanes.



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