Más de 50.000
internautas mostraron ayer su apoyo al ex presidente francés Nicolas Sarkozy,
quien eligió su página oficial en Facebook para reaccionar personalmente a su
imputación en el caso Bettencourt. Firme, pero mucho más ponderado que la
mayoría de sus compañeros de filas, Sarkozy rechazó su inculpación por “injusta
e infundada” y se mostró convencido de que “la verdad acabará por triunfar”.
El ex presidente ha sido procesado por un presunto delito de
“abuso de debilidad” sobre la anciana heredera del grupo L’Oréal, Liliane
Bettencourt, de 90 años, cuyo estado de debilidad psicológica –sufre una forma
de Alzheimer– habría sido supuestamente aprovechado para sacarle el dinero para
financiar la campaña de las elecciones presidenciales del 2007. Prescrito el
presunto delito de financiación irregular, el juez instructor del caso,
Jean-Michel Gentil, ha optado por presentar cargos por un delito que no
prescribe.
En su mensaje en Facebook, Sarkozy agradece todos los apoyos
recibidos y defiende, ante sus seguidores como ante sus oponentes, su
inocencia. “En ningún momento en mi vida pública he traicionado los deberes de
mi cargo”, asegura el ex presidente, quien añade: “Voy a consagrar toda mi
energía a demostrar mi probidad y mi honestidad”. Sarkozy reivindica los mismos
derechos de cualquier ciudadano a una “justicia imparcial y serena”, tras lo
cual reafirma su “confianza” en la institución judicial.
Las relaciones entre Sarkozy y los jueces han sido
tradicionalmente tormentosas y en las filas de la derecha hay quienes sugieren
que los magistrados, como casta, se estarían vengando del ex jefe del Estado.
En el caso del juez Gentil, el abogado de Sarkozy, Thierry Herzog, ha
cuestionado abiertamente su imparcialidad y ha anunciado la presentación de un
recurso ante el Tribunal de Apelación de Burdeos. El juez Gentil firmó el 28 de
junio del 2012, junto a otros 81 magistrados, una tribuna periodística en la
que se criticaba la política de Nicolas Sarkozy en la lucha contra la
corrupción financiera.
El juez de Burdeos, sobre quien recayó el caso Bettencourt
precisamente por las interferencias políticas que sufría la instrucción en
Nanterre (periferia de París), ha sido muy duramente atacado por la derecha
desde que el pasado jueves decidió imputar al ex jefe del Estado. La crítica
más agresiva, insultante incluso, ha venido de uno de los más estrechos
colaboradores de Sarkozy en el Elíseo, su ex consejero Henri Guaino, autor de
muchos de sus discursos. Guaino acusó en un primer momento al juz de haber
“deshonrado a la justicia” y, lejos de comedirse, volvió a atacar ayer desde Le Figaro: “El juez, con esta acusación infamante,
insultante contra Nicolas Sarkozy, ha deshonrado a la justicia y ha ensuciado a
Francia en directo ante el mundo entero”, dijo.
El juez Gentil –cuyo apellido esconde en realidad una
severidad legendaria– ha decidido atacar a Guaino por la vía judicial y, según
avanzó Europe 1, en los próximos días le enviará una citación por “ultraje a
magistrado”.
El caso Bettencourt empezó como una querella familiar entre
Liliane Bettecourt y su hija, Françoise Bettencourt-Meyers, quien sospechaba
que el círculo más próximo de su madre se aprovechaba de su estado para obtener
regalos millonarios. La investigación permitió descubrir que, además, habría
habido una financiación irregular de la campaña electoral de Sarkozy en el
2007. El ex ministro Eric Woerth, que era el tesorero, está imputado, al igual
que el ex administrador de Bettencourt, Patrice de Maistre.
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