David Beckham, el más
elegante y glamuroso jugador de fútbol del mundo, servirá de aquí al
final de temporada en las filas del Paris Saint Germain (PSG) y lo hará gratis.
El futbolista británico ha acordado con el club parisino que la totalidad de su
salario de los próximos cinco meses –su contrato se acaba el 30 de junio– será
destinado a una asociación humanitaria de ayuda e la infancia en la capital
francesa. Sus ingresos publicitarios le compensarán de largo. La suma que
pagará el club se mantiene en secreto.
El PSG, embarcado en una costosísima campaña de fichajes
desde que fue adquirido por el emirato de Qatar a través de Qatar Sports
Investments (QSI) en el 2011. llevaba tiempo detrás de David Beckham, a quien
ya intentó contratar el año pasado. El presidente del club, Nasser Al-Khelaifi,
no ocultó su satisfacción por una operación –“Al final, lo conseguimos”, dijo
en inglés– que aportará enormes réditos al club en términos de imagen y de
proyección internacional. El brillo del jugador inglés amenaza con ensombrecer
parcialmente a la actual estrella del PSG, el ex barcelonista Zlatan
Ibrahimovic, convertido en el gallo del corral en el Parque de los Príncipes.
Beckham, que a sus 37 años es uno de los jugadores más
veteranos de la Liga francesa, aseguró estar en buena forma. “Físicamente, me
siento como si tuviera 21 años”, dijo. Antes, el equipo médico del PSG se había
asegurado haciéndole pasar un examen en el hospital de la Pitié-Salpetrière. El
futbolista no descartó que éste sea “el último contrato” de su carrera, pero
añadió que su intención es seguir en los terremos de juego mientras el cuerpo
aguante. Y dio a entender que mira algo más allá del próximo verano cuando se
dijo seducido y comprometido con el proyecto del Paris Saint-Germain, que los
qataríes quieren convertir a golpe de talonario en uno de los más grandes clubes
de Europa. En cabeza en la liga francesa, el PSG aspira a hacer historia en la
Champions.
Beckham justificó su decisión de fichar por el PSG por el
proyecto del club, por la ciudad –París, siempre París– y por el hecho de
encontrarse con un entrenador, Carlo Ancelotti, con quien ya trabajó en el
Milan en el 2009. El jugador lucirá en su dorsal el mismo número que entonces:
el 32. Humilde, aseguró que trabajará “duro” por hacerse con un puesto de
titular en el equipo. Como uno más, o casi... En las últimas semanas, Beckham
se había entrenado con el Arsenal para mantener su forma, pero descartó jugar
nunca con ningún equipo inglés por fidelidad al Manchester, donde lanzó su
carrera.
Quienes esperaban con excitación mal disimulada la llegada a
París de su esposa, la rutilante Victoria Beckham, deberán esperar. De momento,
la familia seguirá en Londres, donde sus cuatro hijos están escolarizados.
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