jueves, 21 de febrero de 2013

Francia se acerca a la recesión


Francia acabó el año 2012 con mal pié y ha empezado el 2013 de la misma forma. Las previsiones de crecimiento económico y de reducción del déficit previstas por el Gobierno en sus presupuestos no se podrán cumplir. Y así lo ha reconocido el propio presidente francés, François Hollande. La única duda es en qué medida. Pero todo indica que Francia camina en dirección a la recesión.

El primer jarro de agua fría cayó la semana pasada, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee) revisó a la baja el resultado del cuatro trimestre del 2012 y situó el crecimiento del PIB en el -0,3%, lo que arrastró el global del año al 0%, encefalograma plano. El dato hizo explotar de golpe todas las previsiones para este año, que el Gobierno había fijado de forma optimista –calificada de irreal por algunos economistas– en un crecimiento del 0,8%.

La corrección amenaza con ser abultada. La Comisión Europea, según avanzó ayer Le Point, ha revisado sus previsiones a la baja y ahora vaticina para Francia un crecimiento del 0,1%. El Gobierno francés no ha dicho aún esta boca es mía y el primer ministro, Jean-Marc Ayrault, insistió en que el Ejecutivo procederá a la revisión de sus propias previsiones en el mes de abril. El titular de la cartera de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, sin embargo, cometió una indiscreción en una entrevista radiofónica y vaticinó que la nueva previsión sería del 0,2% o 0,3%.

Tanto en un caso como en el otro, la caída de la actividad económica dejará asimismo caducas las previsiones de reducción del déficit público al 3% del PIB, de cuyo cumplimiento François Hollande había hecho una prueba de credibilidad internacional, casi una cuestión de honor. El presidente también ha tenido que admitir que este objetivo no será alcanzado. ¿Hasta dónde se irá el déficit? El Gobierno se contenta con reafirmar su intención de llegar al equilibrio de las cuentas públicas –cero déficit– en el 2017, pero no ha fijado aún oficialmente su nuevo horizonte, a falta de llegar a un acuerdo cob Bruselas. La Comisión piensa en el 3,6%.

En este contexto, François Hollande insistió ayer en que intentará acercarse “lo más posible” al objetivo del 3%, pero sin introducir recortes presupuestarios adicionales que ahoguen la ya de por sí débil actividad económica y “agraven las condiciones de vida” de los ciudadanos. “No se trata de añadir medidas a más medidas, porque no queremos caer en la austeridad”, afirmó el presidente francés, quien reivindica la necesidad de mantener un mínimo margen de maniobra presupuestaria para apoyar el crecimiento.

Hollande apostó por “preservar las capacidades de inversión” de las administraciones locales, que asumen las tres cuartas partes de la inversión pública. Con este fin, el Gobierno prestará en los próximos cinco años 20.000 millones de euros a bajo interés para que las colectividades locales y los hospitales puedan invertir. Los capítulos prioritarios son las infraestructuras de transporte, las comunicaciones, el agua, el saneamiento, el tratamiento de residuos y la renovación térmica.

Recortes, sin embargo, habrá. Y eso ha empezado a provocar tensiones internas en el Gobierno. Una idea puesta ya sobre la mesa es revisar la sacrosanta política de ayudas familiares, introduciendo criterios de renta.


Pérdida histórica de 6.470 millones en Crédit Agricole

Los directivos de Crédit Agricole, el tercer banco de Francia por capitalización, ya lo habían advertido hace un par de semanas: el ejercicio del 2012 iba a ser catastrófico, con pérdidas jamás vistas antes en la historia de la entidad. La realidad, dada a conocer ayer, fue aún peor de la que esperaban los observadores y analistas. El grupo Crédit Agricole SA (CASA) cerró el año con unas pérdidas de 6.470 millones de euros, debido fundamentalmente a la venta de su filial griega Emporiki, la depreciación de otros activos y las provisiones para riesgos de crédito. El año 2011 la entidad ya cerró –por primera vez– con pérdidas, pero fueron cuatro veces menores que las del año pasado. En esta ocasión, el beneficio de la banca de detalle –1.700 millones– no ha logrado compensar las pérdidas en el resto de las áreas de negocio. “Hemos pasado una página, hemos transformado profundamente nuestro grupo”, señaló el director general, Jean-Paul Chifflet, quien sostuvo que el banco partirá ahora con bases nuevas. De momento, y a la espera del plan estratégico que está previsto aprobar en otoño, el grupo se proponer reducir sus gastos en 650 millones.






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