Pillajes,
violaciones, linchamientos, detenciones arbitrarias, ejecuciones sumarias...
Las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos han
denunciado numerosos casos de abusos y venganzas en Mali por parte de los
grupos armados islamistas y también del ejército regular en las zonas
liberadas. La ONU expresó ayer, por boca del consejero especial del secretario
general para la Prevención del Genocidio, Adama Dieng, su “profunda
preocupación” por la existencia de “serias acusaciones de represalias étnicas”
por parte del ejército maliense contra civiles tuareg y árabes en las ciudades
cercanas a la zona de combates –Sevaré, Mopti, Niono y otras– por su presunta
cooperación con los islamistas, así como la creación de una milicia armada para
hostigar a estos grupos étnicos. La ONU instó al ejército maliense a respetar
los derechos humanos y asegurar la protección de toda la población civil.
El propio presidente francés, François Hollande, que ayer
realizó una visita relámpago a Mali para encontrarse con las tropas francesas y
reunirse con las autoridades políticas malienses, llamó la atención sobre este
problema. Dirigiéndose a los soldados franceses, Hollande les instó a evitar
todo abuso. “Yo os pido que estéis atentos a vuestras propias vidas y a las de
vuestros hermanos malienses, a las exacciones que pudieran cometerse y que
mancharían la misión, y también a la población civil”, dijo a un grupo de
militares en Tombuctú, mientras a su lado escuchaba el presidente interino de
Mali, Dioncounda Traoré.
Horas después, en Bamako, el presidente maliense prometió
que no habría represalias y aseguró que su ejército estaba teniendo un
“comportamiento casi ejemplar”. Poco impresionado por esta afirmación, Hollande
aprovechó el discurso que pronunció ante una multitud agolpada junto al
monumento a la Independencia en la capital maliense para insistir en que los
terroristas deben responder ante la justicia maliense. “La justicia no es la
venganza –advirtió–. Ningún sufrimiento puede excusar el pillaje o el abuso. No
se repara una injusticia con otras injusticias. Debéis ser ejemplares”, instó
el presidente francés a su auditorio.
Tres semanas después de iniciada la intervención armada de
Francia, que ha permitido al ejército maliense empezar a recuperar parte del
terreno perdido, han empezado a conocerse casos de abusos en las zonas de las
que los grupos armados islamistas han sido expulsados. La organización Amnistía
Internacional ha denunciado represalias contra tuaregs y árabes por su supuesta
complicidad con los ocupantes.
En un informe hecho público el viernes, AI cita el caso del
arresto los días 10 y 11 de enero por el ejército maliense de más de 20
personas en Sevaré y Niono, en el centro del país. La mayoría de los detenidos,
según varios testigos, habrían sido ejecutados y sus cadáveres, lanzados a un
pozo. También describe detenciones arbitrarias y malos tratos. Y alude asimismo
a la muerte de cinco civiles en Konna a
causa presuntamente de un bombardeo aéreo el 11 de enero, primer día de la
intervención francesa. En el otro campo, Amnistía Internacional denuncia el
asesinato de cinco soldados malienses y un civil a manos de los frupos
islamiatas el 14 y 15 de enero tras tomar la ciudad de Diabali, así como el
reclutamiento por parte de los yihadistas de niños-soldados.
La organización Human Rights Watch ha denuncido a su vez la
existencia de “graves violaciones de los derechos humanos”. Junto a la matanza
de Sevaré, la entidad cita la ejecución de dos civiles tuaregs en Seribala, así
como de 16 predicadores islamistas en Diabali el 8 de septiembre.Los grupos islamistas cargan también con una grave
reponsabilidad. Además de imponer un régimen de terror a la población de las
ciudades ocupadas y de reclutar niños como combatientes, HRW les acusa de la
ejecución de 70 soldados malienses que se habían rendido el 26 de enero. A los
independentistas tuaregs del Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA)
–antiguamente aliados y hoy enfrentados a los islamistas– les acusa de actos de
pillaje y violaciones.
La jornada de ayer en Mali estuvo marcada no tanto por las
acciones militares como por la simbólica visita del presidente francés para
subrayar su apoyo a Mali en su combate contra los grupos islamistas y
terroristas, y animar al resto de países africanos comprometidos en la misión
de ayuda de la ONU a movilizar las tropas comprometidas. “Nuestra misión no ha
terminado completamente –dijo–, pero nuestro objetivo es pasar el relevo”.
Hollande, que aterrizó de buena mañana en Sevaré, visitó la
mitica ciudad de Tombuctú, una parte de cuyo patrimonio cultural –entre ellos
varios mausoleos– fue destruido por los islamistas antes de darse a la fuga. La
mayor parte de los valiosos manuscritos de los siglos XV y XVI ha sido, sin
embargo, salvado. En Tombuctú, el presidente visitó a las tropas francesas
destacadas en la ciudad, una mezquita y el Instituto Ahmed Baba.
La visita culminó con un encendido discurso en la plaza de
la Independencia de Bamako. “Teníamos que venir aquí, a combatir el
terrorismo”, afirmó el presidente francés, quien añadió que Francia paga así la
“deuda” contraída con África por el apoyo de sus soldados en su lucha contra
los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Recibido calurosamente por una multitud
enfervorizada, tratado como un liberador, Hollande acabó arrastrado por un
intenso sentimiento. hasta el punto de decir: “Hoy acabo de vivir la jornada
sin duda más importante de mi vida política”.
La Unesco ayudará a Tombuctú
La directora general de la Unesco, Irina bokova, viajó ayer
a Tombuctú acompañando al presidente francés, François Hollande, con el fin de
reunirse con las autoridades locales y estatales. Su objetivo es lanzar un
programa de ayuda para reconsturir el patrimonio cultural de Mali, dañado por
los islamistas.
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