Miembros de las
fuerzas especiales, procedentes de Chad, y un equipo de gendarmes han sido
enviados por Francia al norte de Camerún para investigar el secuestro de una
familia francesa y tratar de encontrar a los siete rehenes –cuatro niños, de
entre cinco y doce años, y tres adultos–, capturados presuntamente por un grupo
terrorista islamista el martes por la mañana en las cercanías del parque
nacional de Waza. El ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian, precisó que la
misión de este contingente no es rescatar a los secuestrados. Al menos, no en
principio. Una acción de este tipo sería enormemente arriesgada –las últimas
han acabado mal– y, habiendo niños, un desenlace trágico sería muy difícilmente
encajado.
La presencia de miembros de las fuerzas especiales francesas
en Camerún no fue confirmada por París, que habló de “militares”, pero sí por
el gobernador de la región camerunesa del Extremo Norte, Augustin Fonka Awa. El ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius,
aseguró en el Parlamento que el Gobierno hará todo lo posible para obtener la
liberación de los rehenes, aunque añadió que “Francia no cederá frente a los
grupos terroristas”. La nueva doctrina del presidente François Hollande rompe
con la política anterior, que detrás de un discurso de firmeza ocultaba el pago
habitual de un rescate.
Hasta el momento, ningún grupo ha reivindicado el secuestro
de los siete franceses. Pero todas las sospechas recaen en la secta islamista
radical Boko Haram, cuyo feudo se encuentra en la región nigeriana de Maidaguri,
ciudad a tan sólo 150
kilómetros del lugar donde se produjo el secuestro. El
vehículo de la familia francesa fue interceptado por los secuestradores a sólo
dos centenares de metros de la frontera con Nigeria, país adonde se sospecha
que han sido conducidos. Las autoridades de este país han señalado que este
extremo no ha podido todavía ser verificado. Según testigos presenciales citados por la televisión
camerunesa, los cuatro niños fueron separados de sus padres y del tercer adulto
por los secuestradores en el momento en que se los llevaron.
El Quai d’Orsay llamó a los franceses a evitar viajar al
extremo norte de Camerún, una zona que hasta ahora pasaba por no ser muy
peligrosa, y en las cercanías de la frontera con Nigeria. A quienes se
encuentren allí, les invitó a “abandonar imperativamente la zona”. En Camerún
viven más de 6.000 franceses.
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