jueves, 21 de febrero de 2013

Ségolène Royal encuentra su sitio


François Hollande ha necesitado ocho meses de gestación para encontrar un destino político adecuado a Ségolène Royal bajo el nuevo poder socialista. La ex mujer del presidente francés y malograda candidata del PS al Elíseo en el 2007 será nombrada hoy vicepresidenta y portavoz del Banco Público de Inversiones (BPI), el nuevo instrumento financiero con que el Gobierno pretende inyectar dinero a las pequeñas y medianas empresas, y dar un poco de aliento a la átona economía francesa. Royal, que preside la región Poitou-Charentes, fue nombrada ya el lunes miembro del consejo de administración del BPI en representación de las regiones. Su puesto no será remunerado.

Con el fracaso cosechado en las elecciones legislativas de junio del año pasado, en las que fue derrotada por un disidente socialista, Ségolène Royal vio frustrado su objetivo de acceder a la presidencia de la Asamblea Nacional y tener, así, un destino político de ámbito nacional. La derrota fue tanto más amarga cuanto que su rival recibió el estentóreo apoyo de la nueva primera dama de Francia, Valérie Trierweiler, la nueva compañera sentimental del padre de sus cuatro hijos. El gesto desplazado de Trierweiler –del que ella se arrepintió públicamente después– puso en una situación políticamente delicada a François Hollande, quien más que nunca quedó obligado a buscarle un destino político aceptable a su ex compañera.

La mezcla de las esferas pública y privada ha convertido la tarea del presidente en un ejercicio arduo. Reivindicando su legitimidad para ejercer un papel importante en el “dispositivo” del nuevo poder socialista, Royal acariciaba la posibilidad de ser nombrada ministra. Pero la entrada de su antigua rival sentimental en el Gobierno, y por tanto en el círculo más próximo del jefe del Estado, fue vetada personalmente por Trierweiler. “No necesito un premio de consolación”, advirtió a su vez Royal, determinada a no aceptar cualquier cosa.

Hollande ha conseguido finalmente situar a su ex mujer en un puesto que le satisface –Royal siempre había defendido la idea de crear una entidad como el BCI, que ya había puesto en práctica en su región– y bajo la benevolente complicidad del presidente del Banco, Jean-Pierre Jouyet, un amigo de hace más de treinta años de la ex pareja.

Jouyet valoró ayer la cualidades de Ségolène Royal en tanto que “figura política de primer plano” y sus “dotes de comunicadora”, y añadió que su elección como vicepresidenta permitirá además cumplir con el principio de paridad de sexos en la cúpula directiva del nuevo banco público.

La oposición recibió de uñas el nombramiento de Royal, considerándolo una muestra más de la política de Hollande de “colocar a sus amigos” en todas las instituciones y organismos del Estado. Varios diputados de la UMP criticaron esta elección, pero hubo uno, Lionnel Luca, que puso el dedo en la llaga: “¿Qué se hubiera dicho si Nicolas Sarkozy hubiera nombrado a Cécilia?”. 


Trierweiler ataca a su revista por sus “fotos de mierda”

Para que una periodista llame al director de la revista para la que trabaja y deje un mensaje en el contestador criticando los reportajes “de mierda” y las “fotos de mierda” que publica su “periódico de mierda” ha de tener un terrible carácter y gozar de un estatus muy especial. Es el caso de Valérie Trierweiler. Según Le Canard Enchaîné, la primera dama dejó un mensaje con tales imprecaciones al director de Paris Match, encolerizada por un reportaje en la que se la veía en un “paseo amoroso” con François Hollande.


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