miércoles, 4 de diciembre de 2013

Bob Dylan irrita a los croatas

Tres inolvidables conciertos en el Grand Rex, una inusual condecoración como caballero de la Legión de Honor y una no menos infrecuente imputación judicial por los presuntos delitos de injurias e incitación al odio... No se puede decir que la estancia de Bob Dylan en París, el pasado mes de noviembre, haya pasado desapercibida. El origen de los problemas judiciales de quien el presidente Barack Obama calificara como “el músico americano más grande de la Historia” está en unas declaraciones que el cantautor, de 72 años, realizó a finales del 2012 a la revista Rolling Stone y que han sido percibidas como calumniosas por la comunidad croata en Francia.

¿Escuchaban los croatas a Bob Dylan en los años sesenta, cuando el músico estadounidense cantaba contra la guerra de Vietnam y en favor de los derechos civiles de los negros norteamericanos? En la época de Tito no debía ser muy fácil. En todo caso, los croatas que hoy viven en Francia le leen. Y lo que leyeron hace una año en Rolling Stone no les gustó nada. Hablando de la pervivencia del racismo en Estados Unidos, Dylan señaló: “Si usted tiene un esclavista o un miembro del Ku Klux Klan en su sangre, los negros pueden percibirlo. Incluso todavía hoy. Lo mismo que los judíos pueden percibir la sangre nazi y los serbios, la sangre croata”.

Bob Dylan aludía aquí, sin duda, no a la guerra de la ex Yugoslavia de los años noventa, sino a la actuación del régimen pronazi que gobernó Croacia durante la Segunda Guerra Mundial y que causó la muerte de cientos de miles de serbios, judíos, gitanos y opositores en campos de concentración. Dylan, cuyo verdadero nombre es Robert Zimmerman, nació en el seno de una familia judía de origen ucraniano y lituano, aunque a finales de los setenta se convirtió al cristianismo.

El Consejo representativo de la comunidad y las instituciones croatas en Francia (Criccf) consideró que las declaraciones del artista, publicadas en octubre del 2012 en la edición francesa de Rolling Stone, eran injuriosas para su comunidad y alimentaban el odio entre serbios y croatas, y en diciembre presentó una demanda. La justicia francesa la admitió a trámite, como es usual en estos casos, y el mes pasado aprovechó la presencia de Dylan en París para tomarle declaración y comunicarle su imputación. En principio, el caso deberá ser juzgado en una fecha todavía por determinar por la sala 17 del Tribunal de Gran Instancia de París, encargada de los asuntos de prensa. Como coacusado está también el editor francés de Rolling Stone.

El abogado del Crifcc, Ivan Jurasinovic, señaló a la agencia France Presse que su entidad, más que una condena judicial, desearía que Bob Dylan pidiera disculpas públicas. Por el momento, ni el cantante ni su casa de discos, Sony Music, han querido hacer comentarios al respecto.

La estancia de Bob Dylan en Francia pudo haber sido todavía más accidentada, puesto que –según reveló el semanario Le Canard Enchaîné–, la Gran Cancillería de la Legión de Honor se había opuesto a la condecoración del músico por sus posturas abiertamente antibelicistas y por haber fumado marihuana... En todo caso, su principal mérito, a ojos de la ministra de Cultura, Aurélie Filippetti, era precisamente haber “encarnado la fuerza subversiva de la cultura”.



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