Francia se ha
metido en un avispero en el centro de África. Dos soldados franceses perdieron
la vida la noche del lunes cerca del aeropuerto de la capital de la República
Centroafricana, Bangui,
durante un violento enfrentamiento armado con milicias locales, en lo que
constituye las primeras bajas sufridas por el ejército francés desde que, el
pasado fin de semana, enviara un contingente de 1.600 soldados bajo mandato de
la ONU para poner fin a las masacres. A pesar de la inestabilidad y la
inseguridad, el presidente François Hollande, procedente del funeral de Nelson
Mandela en Sudáfrica, decidió hacer escala en Bangui para
expresar su apoyo a las tropas francesas.
Once meses
después de intervenir militarmente en Mali, Francia se ha visto forzada a
hacerlo ahora en otra de sus excolonias, Centroáfrica, en plena descomposición
y abocada a una guerra civil e interreligiosa. El pasado mes de marzo, la
milicia rebelde del norte del país, Seleka -integrada fundamentalmente por
musulmanes-, perpetró un golpe de Estado e impuso como presidente de transición
a François Bozizé, que se ha visto incapaz de imponer el orden. Disuelta
formalmente el pasado mes de septiembre, Seleka se ha dividido en numerosos
grupos, con presencia de mercenarios y bandidos, que siembran el terror en el
país. Como respuesta, grupos de cristianos han creado su propia milicia, la
antibalaka , que ataca a los musulmanes.
A iniciativa de
Francia, el Consejo de Seguridad de la ONU decidió por unanimidad el pasado
viernes una intervención militar exterior en apoyo de las fuerzas africanas ya
desplegadas en el país -2.500 soldados mal equipados y peor entrenados que han
sido incapaces de imponer el orden-, con el objetivo de detener la acción de
las milicias armadas, libradas al pillaje, la violación, la tortura y el
asesinato. De una población de 4,6 millones de habitantes -para un territorio
superior al de Francia-, se calcula que hay 400.000 personas desplazadas en el
interior y 70.000 refugiados en los países del entorno.
Durante el
pasado fin de semana, Francia culminó la puesta en marcha de la operación
Sangaris -nombre de una mariposa local-, integrada por 1.600 soldados, cuya
misión principal es garantizar la seguridad en la capital y los principales
núcleos urbanos, así como los ejes de comunicación. Acantonados principalmente
junto al aeropuerto, al igual que los soldados de la fuerza africana, su
presencia ha atraído a 10.000 personas, que se han instalado a su lado huyendo
de las matanzas.
Los soldados
franceses empezaron el lunes a desarmar a las milicias todavía presentes en Bangui. Durante la jornada, la
tensión fue en aumento y por la noche, una patrulla francesa integrada por
treinta soldados fue atacada a un kilómetro del aeropuerto. Fruto de este
enfrentamiento, murieron dos soldados del 8.º regimiento de paracaidistas de
Infantería de Marina, Nicolas Vokaer y Antoine Le Quinio, de 23 y 22 años
respectivamente.
En Francia, la
oposición expresó ayer su apoyo a la intervención de Francia en Centroáfrica,
como en Mali. Y, al igual que en el caso de Mali, denunció la soledad en la que
Francia se encuentra, sin ningún apoyo militar europeo. Hollande ha prometido
una intervención rápida y controlada. No parece que vaya a ser ni una cosa ni
otra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario