La generalización de los etilómetros fue anunciada por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, esta semana, junto con el despliegue de 400 nuevos radares fijos de control de velocidad, que se añadirán a los 2.080 existentes. Igualmente, el Gobierno prevé generalizar durante el primer semestre del año que viene el despliegue de los nuevos radares móviles de nueva generación. La represión del exceso de velocidad ha permitido bajar espectacularmente la mortalidad en las carreteras francesas, que en los últimos 12 meses –entre el 1 de noviembre de 2010 y el 31 de octubre de 2011– se ha situado en 3.980 víctimas. Se trata del nivel más bajo desde 1972, cuando el coche se cobró en Francia la vida de 18.034 personas. El objetivo de Sarkozy es bajar de 3.000.
La lucha contra el exceso de velocidad está detrás de este éxito. Y explica por qué el alcohol se ha convertido ahora en la primera causa de los accidentes mortales en las carreteras y ciudades francesas. El 30,8% de los muertos en accidentes de tráfico lo son hoy en accidentes en los que el exceso de alcohol ha estado presente, según datos del Ministerio del Interior. En el 90,7% de los casos, el nivel de alcoholemia fue superior a 0,8 gramos de alcohol por litro de sangre. El 92% de los conductores implicados eran hombres, con una gran proporción de jóvenes entre 18 y 24 años.
La obligación de llevar etilómetros en el coche no es una medida aislada. El mismo día en que Sarkozy la anunció entró en vigor otra medida similar –aprobada el pasado mes de agosto– por la que todas las discotecas y bares nocturnos deben poner a disposición de sus clientes etilómetros –químicos o electrónicos– para que éstos puedan libremente controlar su estado antes de volver a tomar el coche.
Junto a estas iniciativas, que persiguen la sensibilización de los conductores, el Gobierno francés prepara asimismo un endurecimiento de las sanciones por conducir bajos los efectos del alcohol. Actualmente, la ley limita la presencia de alcohol en la sangre a 0,5 gramos por litro (esto es, 0,25 mg, por litro de aire espirado). Entre 0,5 y 0,8 la sanción –aparte de la multa de 135 euros– es la pérdida de 6 puntos. Por encima de 0,8, la sanción –en función de la gravedad– puede llegar a 4.500 euros, tres años de suspensión del carnet y dos años de prisión. El Gobierno está preparando ahora un proyecto de ley para elevar a 8 el número de puntos retirados en estos casos. También prevé incrementar los controles de alcoholemia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario