domingo, 21 de julio de 2013

Velo y violencia

Un control de identidad de una mujer musulmana vestida con el velo integral en la calle, algo prohibido por la ley francesa desde el 2011, degeneró la noche del viernes en violentos enfrentamientos entre jóvenes manifestantes y la policía en Trappes, una ciudad de 30.000 habitantes de la banlieue sur de París con una importante proporción de población musulmana. Un adolescente de 14 años resultó herido de gravedad al recibir el impacto en la cara al parecer de una pelota de goma, o flashball, lanzada por la policía, a consecuencia del cual podría perder el ojo. Cuatro agentes fueron asimismo heridos de levedad y se practicaron seis detenciones. Fuerzas antidisturbios vigilaban ayer la zona en previsión de nuevos incidentes, pero al cierre de esta edición la situación parecía en total calma.

El origen de este nuevo brote de violencia fue el control de identidad de una mujer que el pasado jueves esparaba el autobús en una calle de Trappes vestida con el niqab, que oculta completamente el cuerpo y el rostro, y sólo deja ver los ojos. La policía fue a identificarla con el fin de denunciarla –la ley prevé una multa por vestir el velo integral en el espacio público–, pero el marido de la mujer, de 25 años, se resistió y fue arrestado. El fiscal de Versalles, Vincent Lesclous, asegura que el hombre –que ya ha sido puesto en libertad– agredió a un policía, al que golpeó e intentó estrangular. Una versión que contradice el Colectivo contra la Islamofobia en Francia a partir del testimonio de la mujer, que acusa a los agentes de “provocación”.

La detención, en cualquiera de los casos, disparó el malestar entre una parte de los habitantes de la población, que dice sentirse acosada por la policía, e hizo prender la mecha de la violencia. El viernes por la noche, un grupo de entre 200 y 400 personas, en su mayoría jóvenes, rodeó la comisaría del barrio y empezó a lanzar piedras contra la policía. Los agentes respondieron con el lanzamiento de pelotas de goma y gases lacrimógenos. Más tarde, ya de madrugada, grupos de exaltados se dedicaron a cometer actos de vandalismo, destrozando y prendiendo fuego al mobiliario urbano y a algunos vehículos.

El ministro del Interior, Manuel Valls, calificó ayer de “inadmisible” el ataque a la comisaría de Trappes y prometió que las fuerzas de seguridad actuarán con firmeza para garantizar el orden público. Pero a la vez tendió la mano, abogando por “el apaciguamiento y el diálogo”. ¡Qué palabra dijo! La derecha y la extrema derecha se lanzaron en tromba contra el ministro más popular del Gobierno, acusándole de mostrar “debilidad” con los delincuentes y de abdicar ante las presiones “comunitaristas”.

Desde que en abril del 2011 entró en vigor la ley que prohíbe vestir el velo integral –niqab, burka o cualquier otra indumentaria que oculte la identidad– por la calle, la policía ha realizado 705 controles que han dado lugar a 661 denuncias. En 423 de los casos se trataba de mujeres completamente cubiertas con un velo.
La aplicación de la ley ha causado ya diversos incidentes con la policía y ha contribuido a excitar los ánimos de unos y de otros. En algunos barrios de algunas ciudades de la banlieue, como Argenteuil y o la misma Trappes, algunas mujeres con velo –no necesariamente completo– han sido víctimas de agresiones. En el caso de Trappes, dos hombres fueron condenados el pasado día 16 a dos meses de prisión por una agresión de este tipo.

Situada en el suroeste deParís, cerca de Versalles, en la ciudad de Trappes hay una importante comunidad islámica integrista. De allí era originario el islamista, Alexandre D. –un joven francés convertido al islam– que el pasado mes de mayo atacó con un cuchillo a un soldado de la vigilancia antiterrorista en el barrio de negocios de La Défense. 



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