Un “mal
presupuesto”. A Delphine Batho, hasta ayer tarde ministra francesa de Ecología,
le bastó colocar el adjetivo equivocado junto al sustantivo inapropiado para
ser expulsada de forma fulminante del Gobierno. François Hollande, que en otros
momentos ha dado muestras de una paciencia y tolerancia bíblicas, tardó ayer
sólo unas horas en echar a la calle a la ministra díscola, que se negó a
rectificar. El presidente francés decidió entonces dar ejemplo y mostrar lo que
no está dispuesto a tolerar –al menos, al grueso de sus tropas– de ahora en
adelante. Batho, sin apoyos ni mentores en el Partido Socialista, era una
víctima fácil.
La ya ex ministra de Ecología, una mujer prudente y poco dada
a las salidas de tono, se jugó el puesto –y lo perdió– en una entrevista
radiofónica de buena mañana, en la que se quejó amargamente de que su
ministerio, con una reducción presupuestaria del 7%, vaya a ser uno de los
peores tratados en las cuentas del 2014. “Es un mal presupuesto”, afirmó Batho,
quien puso el dedo en la llaga al denunciar que la política medioambiental se
convierte en la “variable de ajuste” para conseguir la reducción del déficit.
“Hay que preguntarse si la ecología sigue siendo una prioridad y si somos
capaces de pasar de las palabras a los hechos”, concluyó.
Delphine Batho no era la primera voz crítica en el seno del
Gobierno –el ministro de Regeneración Productiva, Arnaud Montebourg, lo ha sido
mucho más y de forma más virulenta–, pero su crítica atacaba un asunto
particularmente sensible, los recortes. Y, sobre todo, era la gota que colmaba
el vaso de la paciencia del primer ministro, Jean-Marc Ayrault, harto de ver su
autoridad cuestionada.
Pero si a Montebourg nadie osa tocarle un pelo –más
peligroso para Hollande es tenerlo fuera del Gobierno que dentro–, Delphine
Batho es otra cosa. Aislada, así en el Gobierno como en el partido, y huérfana
de padrinos –en los últimos tiempos se había enemistado con su mentora,
Ségolène Royal–, su cese se cocinó en unas pocas horas. La rapidez y dureza del
castigo, en relación con la falta, contrastan fuertemente con el trato que el
mismo Hollande dio al ex ministro del Presupuesto, Jérôme Cahuzac, a quien
aguantó tres meses en el Gobierno pese a las sospechas de fraude fiscal que
pesaban sobre él y que se revelaron ciertas. En sustitución de Batho, el presidente francés nombró
ministro de Ecología al diputado socialista Philippe Martin.
La expulsión de Batho, si bien inocua en el PS, no lo es en
absoluto para Los Verdes, cuya situación en el Gobierno es ahora más difícil
que nunca. Los dos ministros ecologistas, Cécile Duflot y Pascal Canfin, se
reunieron a última hora de ayer con el secretario general de Europa
Ecología-Los Verdes, Pascal Canfin, y el senador Jean-Vincent Placé para
abordar la situación. Algunos ecologistas, como el eurodiputado Yves Cochet,
piden dejar el Gobierno.
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