lunes, 8 de julio de 2013

Viento agitado en las playas del Desembarco

"Encuentro preocupante que un parque eólico semejante pueda ser construido en estas tierras sagradas y en esta zona del océano donde varios miles de hombres murieron por liberar Europa”. Para el estadounidense A. Guenter Bier, de Hicksville (Nueva York), el proyecto de construcción de un parque de 75 molinos de viento –de 100 a 175 metros de altura– a entre 10 y 16 kilómetros de las playas del Desembarco de Normandía es un atentado contra la memoria de los muertos.

No es el único que piensa así, aunque también hay quienes, como el canadiense Glen Estill, de Lion’s Head (Ontario), juzgan que la implantación de una fuente de energía limpia en este lugar cargado de historia puede representar un “símbolo de esperanza” equivalente al del 6 de junio de 1944. Si la construcción de grandes parques eólicos es objeto regular de controversia, en Francia y en todas partes, el promovido por la sociedad Eoliennes Offshore du Calvados (consorcio dirigido por EDF) frente a las playas del Desembarco tenía que ser forzosamente polémico.

Las grandes playas de arena fina que se extienden desde Quineville hasta Ouistreham, en la Baja Normandía, fueron escenario hace 69 años del mayor desembarco militar de la historia –más de 5.000 navíos, 130.000 soldados–, que abrió la puerta a la liberación de Europa del dominio nazi. Varios miles de ellos dejaron su vida en las aguas y en las playas de lo que era –y vuelve a ser hoy– un lugar de veraneo. Que la sombra, ni que sea lejana, de unos molinos de viento venga a alterar el paisaje ha causado escozor.

El parque eólico, con una potencia total de 450 megawatios, está previsto que ocupe un área de 50 kilómetros cuadrados en la vertical de Arromanches y Courselles-sur-mer, es decir, donde se instaló el gran puerto artificial conocido como Port Winston, del cual todavía sin visibles los restos, y las playas de nombre clave Gold y Juno, donde desembarcaron británicos y canadienses. Si hay que hacer caso de los fotomontajes de la Comisión Particular de Debate Público del proyecto, los molinos –que es en esta zona donde serán más visibles– tendrán un impacto visual moderado. Pero que se van a ver, está claro que se van a ver. Y mucho.

La Federación Environnement Durable (FED) –que agrupa a 600 asociaciones contrarias a los molinos eólicos–, la organización Basse Normandie Environnement (BNE) y la European Platform Against Windfarms (EPAW) han recogido miles de firmas contra el proyecto –sometido a debate público hasta el próximo 20 de julio– y, paralelamente, apoyan la petición a la Unesco para que las Playas del Desembarco sean protegidas como patrimonio de la Humanidad. Los opositores al parque eólico confían en que la intervención de la organización de la ONU para la cultura y la educación pueda hacer capotar el proyecto, como sucedió en la primavera del 2012 en la zona del emblemático Mont Saint-Michel. 



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