"Encuentro preocupante que un parque eólico semejante pueda ser construido en estas tierras
sagradas y en esta zona del océano donde varios miles de hombres murieron por
liberar Europa”. Para el estadounidense A. Guenter Bier, de Hicksville (Nueva
York), el proyecto de construcción de un parque de 75 molinos de viento –de 100 a 175 metros de altura– a
entre 10 y 16
kilómetros de las playas del Desembarco de Normandía es
un atentado contra la memoria de los muertos.
No es el único que piensa así, aunque también hay quienes,
como el canadiense Glen Estill, de Lion’s Head (Ontario), juzgan que la
implantación de una fuente de energía limpia en este lugar cargado de historia
puede representar un “símbolo de esperanza” equivalente al del 6 de junio de
1944. Si la construcción de grandes parques eólicos es objeto regular de
controversia, en Francia y en todas partes, el promovido por la sociedad Eoliennes
Offshore du Calvados (consorcio dirigido por EDF) frente a las playas del
Desembarco tenía que ser forzosamente polémico.
Las grandes playas de arena fina que se extienden desde
Quineville hasta Ouistreham, en la Baja Normandía, fueron escenario hace 69 años
del mayor desembarco militar de la historia –más de 5.000 navíos, 130.000
soldados–, que abrió la puerta a la liberación de Europa del dominio nazi.
Varios miles de ellos dejaron su vida en las aguas y en las playas de lo que
era –y vuelve a ser hoy– un lugar de veraneo. Que la sombra, ni que sea lejana,
de unos molinos de viento venga a alterar el paisaje ha causado escozor.
El parque eólico, con una potencia total de 450 megawatios,
está previsto que ocupe un área de 50 kilómetros
cuadrados en la vertical de Arromanches y Courselles-sur-mer, es decir, donde
se instaló el gran puerto artificial conocido como Port Winston, del cual
todavía sin visibles los restos, y las playas de nombre clave Gold y Juno,
donde desembarcaron británicos y canadienses. Si hay que hacer caso de los
fotomontajes de la Comisión Particular de Debate Público del proyecto, los
molinos –que es en esta zona donde serán más visibles– tendrán un impacto
visual moderado. Pero que se van a ver, está claro que se van a ver. Y mucho.
La Federación Environnement Durable (FED) –que agrupa a 600
asociaciones contrarias a los molinos eólicos–, la organización Basse Normandie
Environnement (BNE) y la European Platform Against Windfarms (EPAW) han
recogido miles de firmas contra el proyecto –sometido a debate público hasta el
próximo 20 de julio– y, paralelamente, apoyan la petición a la Unesco para que
las Playas del Desembarco sean protegidas como patrimonio de la Humanidad. Los
opositores al parque eólico confían en que la intervención de la organización
de la ONU para la cultura y la educación pueda hacer capotar el proyecto, como
sucedió en la primavera del 2012 en la zona del emblemático Mont Saint-Michel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario