Un espectacular vestido de novia de punto
blanco, con un cuello negro y y unas mangas de organdí abiertas hasta formar
una especie de cola, en el que la modelo española Nieves Álvarez parecía volar
hacia el altar, cerró el desfile en el que el creador francés Stéphane Rolland
presentó los 33 modelos de su colección de alta costura para la temporada de
invierno. Fue el único toque de luz en un desfile marcado por el negro y el
azul oscuro. Como la noche.
Inspirada en las hieráticas figuras femeninas y la pintura
tenebrista de Velázquez, la elegante y minimalista propuesta de Rolland tiene
algo de la severidad castellana, de la sombría austeridad mesetaria de la corte
de Felipe IV –los cuellos plisados, esculpidos, evocan el siglo XVII–, pero
pespunteada con toques de sensualidad, aquí una transparencia, allá una espalda
descubierta... Un cuerpo femenino a la vez “púdico e impúdico, velado y revelado”,
en palabras del creador.
En sus modelos, con largos vestidos y faldas de satén o
gasa, hay elementos recurrentes en las colecciones de Rolland, como las solapas
de los smoking o los cinturones con cristales de espejo, que buscan provocar
brillos de luz.
Celebrado en un pabellón anexo al estadio parisino Pierre de
Coubertin, el desfile fue abierto y cerrado por Nieves Álvarez, convertida en
la musa de Stéphane Rolland, que la temporada anterior la convenció de regresar
a las pasarelas. El acento español del evento fue rubricado por el bailaor
flamenco Rafael Amargo, quien, situado en el centro del escenario y enteramente
de negro, bailó a lo largo de todo el desfile.
Las creaciones de Stéphane Rolland, de 47 años, son
habituales en las alfombras rojas. La actriz española Paz Vega es una de las
asiduas del modisto francés, de quien también han lucido vestidos Rihanna, Lady
Gaga, Cheryl Cole o Kim Kardashian.
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