El
descarrilamiento ayer tarde de un tren de la SNCF a la entrada de la estación
de Bretigny-sur-Orge (Essonne), una treintena de kilómetros al sur de París,
causó al menos seis muertos y varias decenas de heridos –veintidós de ellos,
graves o muy graves–, tiñendo de luto el fin de semana de la fiesta nacional
del 14 de Julio, que marca para muchos franceses el inicio de las vacaciones.
El balance del accidente, provisional al cierre de esta
edición, podría crecer no sólo por el estado crítico de algunos heridos sino
porque todavía quedaban algunas personas atrapadas en uno de los vagones que
los bomberos intentaban rescatar. Emocionado, el presidente de la SNCF,
Guillaume Pépy, no dudó en calificar el siniestro de “catástrofe ferroviaria”.
Se trata del accidente de tren más grave que se produce en Francia desde el que
hubo en 1988 en la Gare de Lyon de París, que causó 56 víctimas mortales.
El tren Intercités nº 3657, entre París y Limoges, que había
salido de la Gare de Austerlitz a las 16h53, iba atestado. Un total de 385
pasajeros viajaban a bordo, según la compañía ferroviaria, cuando a las 17h14
embocó la estación de Bretigny-sur-Orge, repleta también a esa hora. El tren
utilizaba la misma vía que la línea C del tren exprés RER, una línea
enormemente transitada.
El Intercités nº 3657 no tenía parada en Bretigny-sur-Orge,
razón por la cual llegó a la estación a considerable velocidad, probablemente a
90 kilómetros
por hora. Nada inhabitual. Laurent, un pasajero del convoy que coge este tren
con frecuencia indicó que circulaba a la “velocidad normal”, lo que la SNCF
confirmó después. Por una razón desconocida, sin embargo, una parte del convoy
–los cuatro vagones de cola– se salió de la vía a la entrada de la estación y
en su descontrolada carrera arrasó parcialmente uno de los andenes y acabó en
la vía situada al otro lado. Tres vagones se encabalgaron entre sí y un cuarto
quedó volcado. Las víctimas viajaban en estos cuatro vagones. Los pasajeros de
los tres primeros coches salieron ilesos.
Tres investigaciones paralelas –de la justicia, del
Ministerio de Transportes y de la propia SNCF– tratarán de determinar la causa
del accidente, que podría deberse a un problema de agujas o bien a alguna
disfunción en el enganche o el eje de un vagón.
Trescientos bomberos, veinte equipos médicos de urgencia y
ocho helicópteros de la seguridad civil participaron en las labores de rescate.
Algunos gamberros de la banlieue apedrearon a los
vehículos de socorro, lo que obligó a intervenir a la policía antidisturbios.
El presidente de la República, François Hollande, acudió a Bretigny-sur-Orge
para seguir las labores de rescate y expresar su solidaridad a las víctimas y
sus familias.
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