En 1830, el pintor romántico
Eugène Delacroix retomó el mito de Marianne, símbolo de la Revolución
Francesa, para encarnar al personaje central de su legendaria obra “La libertad
guiando al pueblo”, en el que una mujer con el tradicional gorro frigio, una
bandera tricolor en la mano derecha y un fusil en la izquierda, avanza con
decisión sobre los restos de una barricada, los senos desnudos como alegoría de
las ansias de emancipación. Cerca de dos siglos después, la activista ukraniana
Inna Shevchenko, líder de la organización feminista Femen –cuyas protestas se
hacen justamente a pecho descubierto–, ha inspirado la imagen de Marianne en un
nuevo sello oficial de Correos, para escándalo de los medios conservadores.
El presidente francés, François Hollande, quería para el
nuevo sello de su quinquenato una “Marianne de la juventud” y así la calificó
cuando descubrió el diseño del timbre el pasado domingo, fiesta nacional del 14
de Julio, en el Elíseo. Pero la nueva Marianne, votada por amplia mayoría entre
un millar de alumnos de secundaria, guardaba un secreto que el presidente, al
parecer, ignoraba. Y que uno de los dos autores del dibujo, Olivier Ciappa –que
ha trabajado con David Kawena–, se encargó de desvelar: los rasgos de la nueva
Marianne están fundamentalmente inspirados en los de Inna Shevchenko. “En 1789,
Marianne habría sido sin duda una Femen”, adujo.
La idea, es lo menos que cabe decir, no ha sido igualmente
apreciada por todo el mundo. Cada vez más radicalizada, la exministra Christine
Boutin, que recientemente ha abandonado la presidencia del Partido Demócrata
Cristiano para fundar un nuevo movimiento, ha calificado lo sucedido con el
sello de “escándalo” y ha llamado a boicotearlo. Lo mismo ha hecho su antiguo
partido, así como la formación de extrema derecha Primavera Francesa, que ha
surgido a raíz del movimiento contra la legalización del matrimonio homosexual.
“Provocador e inoportuno” lo juzgó a su vez el diputado de la UMP, el partido
de Sarkozy, Eric Ciotti.
Tanta excitación no viene de la nacionalidad de Shevchenko
ni del hecho de que las Femen aparezan semidesnudas en sus actos de protesta,
sino de las acciones que este grupo ha realizado recientemente contra la
Iglesia católica, particularmente sus dos incursiones, senos desnudos, en la
catedral de Notre Dame de París. Inna Shevchenko, de 23 años, inició su movimiento en Ukrania
para denunciar el sexismo en su país, pero una osada acción en protesta por la
condena del grupo contestatario Pussy Riot en Rusia –consistente en serrar una
cruz ortodoxa– la forzó a exiliarse en agosto del 2012.
Instalada en Francia, donde recientemente ha obtenido el
estatuto de refugiada, Shevchenko reconstituyó el grupo Femen con nuevas
incorporaciones y empezó a realizar acciones de protesta en su país de acogida
–contra los opositores a las bodas gais, contra el islam en el exterior de la
mezquita de París, frente al Elíseo...– y en otros de su área de influencia.
Una de sus últimas acciones fue en Túnez, donde tres activistas de Femen –dos
francesas y una alemana– fueron encarceladas durante cerca de un mes y
posteriormente liberadas, tras ser condenadas a una pena condicional de cuatro
meses y un día que no tuvieron que cumplir.
Fiel a su carácter provocador, Inna Shevchenko celebró su
aparición en el sello oficial de Correos para desafiar una vez más a sus
oponentes a través de Twiter: “Femen está en un sello francés. Ahora, todos los
homófobos, extremistas y fascistas tendrán que lamer mi culo cuando quieran
enviar una carta”.
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