jueves, 28 de febrero de 2013

Encarnación del espíritu de resistencia


Resistir, no rendirse nunca a la fatalidad, no ceder jamás ante la opresión y la injusticia. Si tuviera que resumirse en un único rasgo la poliédrica personalidad de Stéphane Hessel (Berlín, 1917-París, 2013), designar el norte que guió toda su vida, sería su espíritu de resistencia. Él mismo no hubiera buscado otra definición. Su rebeldía, su inconformismo, le empujaron en 1941 a sumarse a la Resistencia francesa y combatir al ocupante nazi; a trabajar después como diplomático en las recién creadas Naciones Unidas –donde colaboró en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos– para tratar de edificar un nuevo mundo; a fomentar la cooperación y la ayuda internacionales; a defender finalmente todas las causas imaginables... empezando por la causa del pueblo palestino, su gran objetivo de los últimos años y causa de las más furibundas críticas que recibió en toda su vida.

Fue este mismo espíritu el que le llevó en el 2011, ya nonagenario, a dirigirse a las nuevas generaciones a través de su manifiesto “¡Indignaos!”, en busca de agitar las conciencias y provocar una insurrección cívica y pacífica contra las injusticias de la sociedad, para sacar a la juventud de lo que consideraba un peligroso estado de pasividad e indiferencia. Era más una apelación moral que una propuesta política.

El éxito de la empresa –más de cuatro millones de ejemplares vendidos en un centenar de países– dejó a todo el mundo anonadado. Empezando por él mismo, a quien el eco de sus palabras sacó de su plácido estatus de diplomático retirado y le convirtió en una suerte de oráculo universal. El movimiento de los indignados españoles, el 15-M, que arrastró después a otros movimientos de protesta similares en todo el mundo, le conmovió especialmente. Lo cual explica que su libro póstumo, el que quedará como su testamento político –“¡No os rindáis! Con España, en la trinchera” por la libertad y el progreso”–, esté dirigido específicamente a los indignados españoles.

Modesto y humilde, tanto por naturaleza como por educación, Hessel recordó muchas veces en el último tramo de su vida unas palabras que le había dicho su madre cuando era niño, y de las que comprendió todo su sentido: “Para que la modestia te siente bien, tiene que ir de la mano del éxito”. En su caso, se cumplió.
Nacido en Berlín el 20 de octubre de 1917, pocos días después de la revolución Soviética –coincidencia que el solía subrayar para explicar su alergia al ideal revolucionario, que asociaba al totalitarismo–, Stéphane Hessel era un genuino producto del agitado y trágico siglo XX. La peripecia vital de sus padres, Franz Hessel, escritor procedente de una familia judía convertida al luteranismo, y Helen Grunt, una artista polifacética que se comportó siempre como una mujer libre. le llevaron a París cuando tenía siete años. Y a acabar adoptando finalmente la nacionalidad francesa.

Su madre, con la aquiescencia inicial de su padre, mantuvo en París una relación sentimental paralela con el escritor francés Henri-Pierre Roché, un amigo común de la pareja, quien posteriormente se inspiraría en su propia experiencia para escribir la célebre novela Jules y Jim, la historia de un triángulo amoroso que después adaptaría al cine François Truffaut. La historia real tuvo un final menos trágico y, aunque no por ello fue fácil para su padre, dejó en Stéphane Hessel una profunda aversión a los celos, un sentimiento que consideraba particularmente nefasto y degradante.

Fue como francés que Stéphane Hessel fue movilizado por el ejército en 1940 para hacer frente a la ofensiva de Hitler, y como tal se sumó al año siguiente –tras huir de un campo de prisioneros alemán– a las filas del general De Gaulle en Londres. Su dominio del francés, del alemán y del inglés le condujeron a convertirse en agente de enlace entre la Resistencia francesa y el contraespionaje británico. Enviado a Francia en 1944, fue capturado por la Gestapo en París, torturado y enviado al campo de concentración de Buchenwald, donde escapó por muy poco de morir ahorcado. Trasladado a otros dos campos, huyó de un tren y se unió a las filas del ejército norteamericano. Tras la guerra, inició en la ONU una larga carrera diplomática que le conduciría a recibir el rango de Embajador de Francia.

La experiencia terrible de la deportación no destruyó a Hessel, que ni se hundió en la depresión ni incubó en su interior el odio ni las ansias de venganza. Las dificultades y el sufrimiento nunca le arrebataron su amor a la vida y su alegría de vivir. “Yo he tenido un suerte enorme en mi vida”, decía. Y junto a los éxitos de su vida pública, citaba a las dos mujeres de su vida –al margen de su madre–, Vitia, con quien se casó en 1939 y tuvo tres hijos, y Christiane, quien le ha acompañado en sus últimos años.

Cada vez más disminuido por la edad y sólo parcialmente restablecido de la crisis cardiaca que le llevó al hospital en la primavera del 2012, Stéphane Hessel apenas salía ya de casa, o contadas veces. Pero su modesto y acogedor apartamento del distrito XIV de París, estaba abierto a todo el mundo. El viejo luchador, de sonrisa franca y generosa, recibía a sus visitantes con un cariño y una amabilidad extraordinarias.

Hombre comprometido y con fibra de combatiente, nunca cejó en su lucha. Hasta el final. El pasado otoño impulsó, junto con el economista Pierre Larroutorou, una de las mociones presentadas en el congreso del Partido Socialista francés –que obtuvo el 12% de los votos– y participó en la constitución del grupo de opinión Roosevelt 2012. En las últimas semanas aún seguía trabajando para transmitir a los jóvenes españoles un mensaje de esperanza. Y de exigencia.

Hombre de izquierdas, humanista y profundamente europeísta, la figura de Hessel fue saludada ayer en Francia de forma casi unánime. El presidente François Hollande rindió homenaje a su trayectoria “excepcional”, siempre “en defensa de la dignidad humana”. El PS propuso rendirle un homenaje nacional y algunos grupos de la izquierda pedían que fuera enterrado en el Panteón. Un centenar de indignados se concentró en la plaza de la Bastilla para decirle adiós.


"¡NO OS RINDÁIS!"

La voz de Stéphane Hessel, fallecido ayer en París a los 95 años, encontró especial eco en España, donde su libro “¡Indignáos!” estimuló el movimiento del 15-M. A los españoles va dirigida su última obra, “¡No os rindáis! Con España, en la trinchera por la libertad y el progreso” (Ediciones Destino), un libro realizado en colaboración con el corresponsal de “La Vanguardia” en París, Lluís Uría, que será publicado de forma póstuma en las próximas semanas.



domingo, 24 de febrero de 2013

Volver a empezar


Todo el mundo puede hincar la rodilla en tierra. Y tiene derecho a poder levantarse de nuevo. Al igual que otros países europeos –y a diferencia de lo que sucede en España–, Francia dispone de mecanismos legales para ayudar a quienes no pueden pagar sus deudas, sean o no inmobiliarias, y ofrecerles una nueva oportunidad. En un país donde las hipotecas tienen poco predicamento, la dación por pago no existe. La solución es más universal.

De entrada, la situación en Francia tiene pocos puntos en común con la española. Acceder a un préstamo inmobiliario –hipotecario o no– es muchísimo más difícil que en España, donde hasta el estallido de la burbuja inmobiliaria los bancos y las cajas eran capaces de prestar dinero al mismísimo Carpanta. No sucede lo mismo en Francia, donde el acceso a la vivienda de propiedad es mucho más limitado: sólo el 57% de las familias es propietaria de su casa.

Los bancos franceses imponen condiciones muy restrictivas para otorgar un crédito inmobiliario. Para empezar, es impensable que cubra el 100% del valor de la vivienda. La proporción varía, según las zonas, y en los últimos años se ha reducido considerablemente. En el conjunto del país, de media, los préstamos llegan como máximo al 79%. Pero en la región de Ile-de-France es del 66% y en la ciudad de París, sólo del 42%. El resto lo ha de poner el comprador de sus ahorros.

Por lo demás, ninguna entidad bancaria concederá un crédito si la cuota resultante excede de un tercio de los ingresos mensuales. Estas condiciones, unidas al hecho de que la casi totalidad de los préstamos concedidos lo son a tipos de interés fijo –del orden del 3,2% actualmente–, reducen en gran medida el riesgo de impago. Para hacerle frente, los bancos pueden exigir una garantía hipotecaria o bien una caución, un seguro que paga el prestatario.

Los franceses pueden beneficiarse también del llamado “Préstamo a tipo cero”, un crédito especial reservado para los adquirientes de su primera vivienda –o que no hayan comprada ninguna en los últimos dos años y la nueva sea para su residencia habitual–, garantizado por el Estado. El préstamo sólo cubre una parte de la financiación, pero aligera la carga, pues no genera intereses.

Si a pesar de todo, uno no puede pagar las cuotas del banco y tiene una hipoteca, puede acabar siendo embargado por la entidad acreedora, que entonces venderá el bien para resarcirse de la deuda. Normalmente, la venta la acaba cubriendo por completo. Es significativo, a este respecto, que menos del 10% de los expedientes de ayuda presentados ante el Banco de Francia por problemas de sobreendeudamiento lo sean por la imposibilidad de pagar préstamos inmobiliarios.

En caso de embargo de la vivienda, los ocupantes tienen dos meses para abandonarla desde que reciben la orden de desahucio (expulsión, en la jerga administrativa francesa). Pero, al igua que sucede con el impago del alquiler, uno no puede ser expulsado de su casa en todo momento: entre primeros de noviembre y mediados de marzo está en vigor lo que se denomina la “tregua invernal”, que prohíbe echar a nade de su casa, deba lo que deba, y aunque exista una orden.

En todo caso, antes de llegar aquí, los afectados pueden recurrir a las autoridades bancarias para pedir ayuda. Cualquier persona que se vea imposibilitada de pagar sus deudas, ya sean un préstamo bancario, el alquiler, facturas atrasadas o cualquier otra –salvo las pensiones alimentarias, los impuestos y las multas–, puede acudir a la Comisión de Sobreendeudamiento del Banco de Francia en busca de una salida.
Una vez presentada toda la documentación, la citada comisión analiza el caso y, si lo considera procedente, lo admite a trámite. Desde ese momento y hasta que el Banco de Francia emite su dictamen –en un plazo máximo de un año– el pago de las deudas queda legalmente suspendido.

En primer lugar, la comisión busca una solución negociada con las partes. Si eso no es posible, la comisión puede imponer, de acuerdo con un juez, una moratoria temporal en el pago y un plan para la devolución escalonada de la deuda. Mientras eso dura –y hasta un máximo de ocho años– el afectado es inscrito en un fichero que pueden consultar las entidades financieras.

Si la comisión llega a la conclusión de que la cosa no tiene remedio, de que la situación económica y financiera del afectado está “irremediablemente comprometida”, puede abrir entonces un procedimiento de “restablecimiento personal”, esto es, una quiebra personal ordenada, que queda inscrita en el fichero citado durante cinco años. Esta medida, que requiere el acuerdo de un juez, comporta el embargo y, en su caso, la venta de todo el patrimonio disponible –bienes inmobiliarios, vehículos, ahorros...–, y a cambio la práctica totalidad de las deudas contraídas quedan borradas para siempre. A uno no le queda nada, pero tampoco arrastra ningún lastre del pasado. Puede volver a empezar desde cero.


765.000 hogares bajo asistencia

En los últimos cinco años, la Comisión de Sobreendeudamiento del Banco de Francia ha recibido una media de 212.000 peticiones de ayuda al año. En septiembre del 2012 había 765.000 hogares acogidos al sistema.


Endeudados por el consumo

La mayor parte de las peticiones de ayuda al Banco de Francia (81,8%) lo son por deudas financieras. Los créditos inmobiliarios sólo representan el 9,6%, mientras que el 87,4% son préstamos para bienes de consumo


viernes, 22 de febrero de 2013

Choque de Titan(es)


Maurice Taylor, alias Grizzly, feroz presidente del fabricante norteamericano de neumáticos agrícolas Titan –cuyo emblema no es porque sí un oso–, envió en el 2010 una carta al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en la que le proponía, entre otras medidas drásticas para reducir el gasto público, suprimir a los embajadores, con el argumento de que “no sirven para nada”.

Su desprecio de la diplomacia ha quedado de nuevo de manifiesto en la virulenta carta que le ha enviado al ministro francés de Regeneración Productiva, Arnaud Montebourg, tras el fracaso de las negociaciones para retomar la planta de Goodyear en Amiens, amenazada de cierre. El ministro, cuya vehemencia no tiene par en el Gobierno, le ha contestado con gran dureza.

“Los trabajadores franceses tienen salarios elevados, pero sólo trabajan tres horas al día. Tienen una hora para descansar y comer y las otras tres se las pasan charlando”, afirma Taylor en la carta enviada a Montebourg para justificar su desestimiento en la compra de la planta de Goodyear –1.173 empleados–, que descarta completamente: “¿Usted piensa que somos tan estúpidos?”, se pregunta con rudeza el empresario, quien responsabiliza de este fracaso a la CGT y al Ejecutivo: “Titan tiene el dinero y el talento para producir neumáticos. ¿Qué tienen los sindicatos locos? Tienen al Gobierno”. Y advierte que se irá a producir neumáticos más baratos en China o India para “enviarlos a Francia”.

Taylor, inasequible al arrepentimiento, se reafirmó ayer en el fondo y la forma de sus palabras. “Yo no escribo cartas rosas, ésta no era una carta a mi novia, hablamos de negocios”, dijo, antes de vaticinar que las empresas se acabarán marchando del país: “Pronto, en Francia no quedarán empleos y todo el mundo estará sentado en un café bebiendo vino tinto”. Los tópicos sobre los franceses son su fuerte. En el 2008, protagonizó un anuncio de televisión en el que decía: “Poner un neumático Michelin en un tractor es como poner una boina a un cow-boy”.

Montebourg le ha contestado con otra contundente misiva. “Sus afirmaciones, tan extremistas como insultantes, demuestran una perfecta ignorancia de nuestro país”, escribe el ministro, quien recuerda que “Titan es 20 veces más pequeña que Michelin y 35 veces menos rentable”. “Puede estar seguro de contar conmigo –concluye en tono amenazador– para hacer vigilar con redoblado celo sus neumáticos de importación”.



jueves, 21 de febrero de 2013

Francia se acerca a la recesión


Francia acabó el año 2012 con mal pié y ha empezado el 2013 de la misma forma. Las previsiones de crecimiento económico y de reducción del déficit previstas por el Gobierno en sus presupuestos no se podrán cumplir. Y así lo ha reconocido el propio presidente francés, François Hollande. La única duda es en qué medida. Pero todo indica que Francia camina en dirección a la recesión.

El primer jarro de agua fría cayó la semana pasada, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee) revisó a la baja el resultado del cuatro trimestre del 2012 y situó el crecimiento del PIB en el -0,3%, lo que arrastró el global del año al 0%, encefalograma plano. El dato hizo explotar de golpe todas las previsiones para este año, que el Gobierno había fijado de forma optimista –calificada de irreal por algunos economistas– en un crecimiento del 0,8%.

La corrección amenaza con ser abultada. La Comisión Europea, según avanzó ayer Le Point, ha revisado sus previsiones a la baja y ahora vaticina para Francia un crecimiento del 0,1%. El Gobierno francés no ha dicho aún esta boca es mía y el primer ministro, Jean-Marc Ayrault, insistió en que el Ejecutivo procederá a la revisión de sus propias previsiones en el mes de abril. El titular de la cartera de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, sin embargo, cometió una indiscreción en una entrevista radiofónica y vaticinó que la nueva previsión sería del 0,2% o 0,3%.

Tanto en un caso como en el otro, la caída de la actividad económica dejará asimismo caducas las previsiones de reducción del déficit público al 3% del PIB, de cuyo cumplimiento François Hollande había hecho una prueba de credibilidad internacional, casi una cuestión de honor. El presidente también ha tenido que admitir que este objetivo no será alcanzado. ¿Hasta dónde se irá el déficit? El Gobierno se contenta con reafirmar su intención de llegar al equilibrio de las cuentas públicas –cero déficit– en el 2017, pero no ha fijado aún oficialmente su nuevo horizonte, a falta de llegar a un acuerdo cob Bruselas. La Comisión piensa en el 3,6%.

En este contexto, François Hollande insistió ayer en que intentará acercarse “lo más posible” al objetivo del 3%, pero sin introducir recortes presupuestarios adicionales que ahoguen la ya de por sí débil actividad económica y “agraven las condiciones de vida” de los ciudadanos. “No se trata de añadir medidas a más medidas, porque no queremos caer en la austeridad”, afirmó el presidente francés, quien reivindica la necesidad de mantener un mínimo margen de maniobra presupuestaria para apoyar el crecimiento.

Hollande apostó por “preservar las capacidades de inversión” de las administraciones locales, que asumen las tres cuartas partes de la inversión pública. Con este fin, el Gobierno prestará en los próximos cinco años 20.000 millones de euros a bajo interés para que las colectividades locales y los hospitales puedan invertir. Los capítulos prioritarios son las infraestructuras de transporte, las comunicaciones, el agua, el saneamiento, el tratamiento de residuos y la renovación térmica.

Recortes, sin embargo, habrá. Y eso ha empezado a provocar tensiones internas en el Gobierno. Una idea puesta ya sobre la mesa es revisar la sacrosanta política de ayudas familiares, introduciendo criterios de renta.


Pérdida histórica de 6.470 millones en Crédit Agricole

Los directivos de Crédit Agricole, el tercer banco de Francia por capitalización, ya lo habían advertido hace un par de semanas: el ejercicio del 2012 iba a ser catastrófico, con pérdidas jamás vistas antes en la historia de la entidad. La realidad, dada a conocer ayer, fue aún peor de la que esperaban los observadores y analistas. El grupo Crédit Agricole SA (CASA) cerró el año con unas pérdidas de 6.470 millones de euros, debido fundamentalmente a la venta de su filial griega Emporiki, la depreciación de otros activos y las provisiones para riesgos de crédito. El año 2011 la entidad ya cerró –por primera vez– con pérdidas, pero fueron cuatro veces menores que las del año pasado. En esta ocasión, el beneficio de la banca de detalle –1.700 millones– no ha logrado compensar las pérdidas en el resto de las áreas de negocio. “Hemos pasado una página, hemos transformado profundamente nuestro grupo”, señaló el director general, Jean-Paul Chifflet, quien sostuvo que el banco partirá ahora con bases nuevas. De momento, y a la espera del plan estratégico que está previsto aprobar en otoño, el grupo se proponer reducir sus gastos en 650 millones.






Ségolène Royal encuentra su sitio


François Hollande ha necesitado ocho meses de gestación para encontrar un destino político adecuado a Ségolène Royal bajo el nuevo poder socialista. La ex mujer del presidente francés y malograda candidata del PS al Elíseo en el 2007 será nombrada hoy vicepresidenta y portavoz del Banco Público de Inversiones (BPI), el nuevo instrumento financiero con que el Gobierno pretende inyectar dinero a las pequeñas y medianas empresas, y dar un poco de aliento a la átona economía francesa. Royal, que preside la región Poitou-Charentes, fue nombrada ya el lunes miembro del consejo de administración del BPI en representación de las regiones. Su puesto no será remunerado.

Con el fracaso cosechado en las elecciones legislativas de junio del año pasado, en las que fue derrotada por un disidente socialista, Ségolène Royal vio frustrado su objetivo de acceder a la presidencia de la Asamblea Nacional y tener, así, un destino político de ámbito nacional. La derrota fue tanto más amarga cuanto que su rival recibió el estentóreo apoyo de la nueva primera dama de Francia, Valérie Trierweiler, la nueva compañera sentimental del padre de sus cuatro hijos. El gesto desplazado de Trierweiler –del que ella se arrepintió públicamente después– puso en una situación políticamente delicada a François Hollande, quien más que nunca quedó obligado a buscarle un destino político aceptable a su ex compañera.

La mezcla de las esferas pública y privada ha convertido la tarea del presidente en un ejercicio arduo. Reivindicando su legitimidad para ejercer un papel importante en el “dispositivo” del nuevo poder socialista, Royal acariciaba la posibilidad de ser nombrada ministra. Pero la entrada de su antigua rival sentimental en el Gobierno, y por tanto en el círculo más próximo del jefe del Estado, fue vetada personalmente por Trierweiler. “No necesito un premio de consolación”, advirtió a su vez Royal, determinada a no aceptar cualquier cosa.

Hollande ha conseguido finalmente situar a su ex mujer en un puesto que le satisface –Royal siempre había defendido la idea de crear una entidad como el BCI, que ya había puesto en práctica en su región– y bajo la benevolente complicidad del presidente del Banco, Jean-Pierre Jouyet, un amigo de hace más de treinta años de la ex pareja.

Jouyet valoró ayer la cualidades de Ségolène Royal en tanto que “figura política de primer plano” y sus “dotes de comunicadora”, y añadió que su elección como vicepresidenta permitirá además cumplir con el principio de paridad de sexos en la cúpula directiva del nuevo banco público.

La oposición recibió de uñas el nombramiento de Royal, considerándolo una muestra más de la política de Hollande de “colocar a sus amigos” en todas las instituciones y organismos del Estado. Varios diputados de la UMP criticaron esta elección, pero hubo uno, Lionnel Luca, que puso el dedo en la llaga: “¿Qué se hubiera dicho si Nicolas Sarkozy hubiera nombrado a Cécilia?”. 


Trierweiler ataca a su revista por sus “fotos de mierda”

Para que una periodista llame al director de la revista para la que trabaja y deje un mensaje en el contestador criticando los reportajes “de mierda” y las “fotos de mierda” que publica su “periódico de mierda” ha de tener un terrible carácter y gozar de un estatus muy especial. Es el caso de Valérie Trierweiler. Según Le Canard Enchaîné, la primera dama dejó un mensaje con tales imprecaciones al director de Paris Match, encolerizada por un reportaje en la que se la veía en un “paseo amoroso” con François Hollande.


Juan Carlos I, frente al espejo francés


Proyectada desde una cierta distancia, la luz ilumina los objetos con menos crudeza y contraste, con más matices, que cuando el foco está demasiado encima. Reflejada en el espejo francés, la figura de Juan Carlos I, rey de España, adquiere también una dimensión diferente, más cerca de la Historia y más lejos de la coyuntura política. Fue con esta perspectiva que 3,7 millones de franceses, el 14,1% de la audiencia, se acercaron anteanoche a través de sus televisores a la personalidad de Juan Carlos I, ese descendiente de Luis XIV, el despótico Rey Sol, convertido en heraldo de la democracia. Sólo el carismático Doctor House, con 6,8 millones de telespectadores, se puso a esa hora –la de máxima audiencia en la franja nocturna– por delante.

El programa dedicado a Don Juan Carlos –con motivo de su 75º aniversario– constituyó la última entrega de la serie documental "Secrets d’Histoire", que conduce Stéphane Bern en el principal canal público, France 2. La emisión, inaugurada en el año 2007, pretende arrojar nueva luz sobre personajes históricos de Francia y de Europa. Dos españolas habían retenido hasta ahora la atención del programa –la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III (2010), y la reina Isabel la Católica (2012)–, además de Cristóbal Colón (2008)

El tono general del programa y la personalidad de Stéphane Bern, un periodista que nunca ha ocultado sus inclinaciones promonarquicás –llegó a militar en la Nouvelle Action Royaliste (NAR)– y que se ha especializado como comentarista de las bodas reales y principescas, garantizaban de antemano una aproximación amable y benevolente a la figura del Rey. Como así fue.

El título de la emisión, “Juan Carlos, el rey de los españoles”, era ya una especie de declaración de principios. El programa insistió mucho en la especial relación que el Monarca consiguió establecer, a lo largo de su reinado, con los españoles, y que actualmente se ha visto debilitada por la sucesión de escándalos que ha afectado a la Casa del Rey. Stéphane Bern no eludió los episodios más conflictivos de la historia reciente –la caza de elefantes en Botswana, la imputación del yerno del Rey, Iñaki Urdangarín–, pero tampoco se regodeó en ellos. Por el contrario, tras calificar el año 2012 de “annus horribilis” para Don Juan Carlos, el periodista acabó el programa haciendo votos por que el Rey consiga “restablecer su vínculo histórico con el pueblo español”.

Durante cerca de dos horas, el documental repasó la trayectoria humana y política del Monarca español, de quien se destacó su “personalidad asombrosa y atrayente”, y a quien presentó en todo momento como el “símbolo incontestable” de la nueva democracia española, que contribuyó a reinstaurar tras la muerte de Franco y que defendió frente a la intentona golpista del 23-F.

El documental, que incluyó imágenes poco vistas del Palacio Real y del Palacio de Aranjuez, contó con los testimonios del ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, y del embajador de España en París, Carlos Bastarreche; y de amigos del Rey, como Josep Cusí y Jaime Carvajal, entre otros.

La figura del Príncipe Felipe –“Como hijo y hombre es una bendición del cielo; tenemos al príncipe de Asturias mejor preparado de la historia, estoy muy orgulloso”, dijo de él su padre– emergió al final del programa como el garante de la continuidad de la monarquía en España.


Fuerzas especiales en Camerún


Miembros de las fuerzas especiales, procedentes de Chad, y un equipo de gendarmes han sido enviados por Francia al norte de Camerún para investigar el secuestro de una familia francesa y tratar de encontrar a los siete rehenes –cuatro niños, de entre cinco y doce años, y tres adultos–, capturados presuntamente por un grupo terrorista islamista el martes por la mañana en las cercanías del parque nacional de Waza. El ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian, precisó que la misión de este contingente no es rescatar a los secuestrados. Al menos, no en principio. Una acción de este tipo sería enormemente arriesgada –las últimas han acabado mal– y, habiendo niños, un desenlace trágico sería muy difícilmente encajado.

La presencia de miembros de las fuerzas especiales francesas en Camerún no fue confirmada por París, que habló de “militares”, pero sí por el gobernador de la región camerunesa del Extremo Norte, Augustin Fonka Awa. El ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, aseguró en el Parlamento que el Gobierno hará todo lo posible para obtener la liberación de los rehenes, aunque añadió que “Francia no cederá frente a los grupos terroristas”. La nueva doctrina del presidente François Hollande rompe con la política anterior, que detrás de un discurso de firmeza ocultaba el pago habitual de un rescate.

Hasta el momento, ningún grupo ha reivindicado el secuestro de los siete franceses. Pero todas las sospechas recaen en la secta islamista radical Boko Haram, cuyo feudo se encuentra en la región nigeriana de Maidaguri, ciudad a tan sólo 150 kilómetros del lugar donde se produjo el secuestro. El vehículo de la familia francesa fue interceptado por los secuestradores a sólo dos centenares de metros de la frontera con Nigeria, país adonde se sospecha que han sido conducidos. Las autoridades de este país han señalado que este extremo no ha podido todavía ser verificado. Según testigos presenciales citados por la televisión camerunesa, los cuatro niños fueron separados de sus padres y del tercer adulto por los secuestradores en el momento en que se los llevaron.

El Quai d’Orsay llamó a los franceses a evitar viajar al extremo norte de Camerún, una zona que hasta ahora pasaba por no ser muy peligrosa, y en las cercanías de la frontera con Nigeria. A quienes se encuentren allí, les invitó a “abandonar imperativamente la zona”. En Camerún viven más de 6.000 franceses.



miércoles, 20 de febrero de 2013

Los islamistas, ahora a por los niños


Los niños, hasta ahora relativamente respetados, se han convertido en un objetivo de primera clase en la siniestra guerra de los grupos terroristas islamistas. Siete franceses, seis de los cuales pertenecientes a una misma familia –entre ellos cuatro niños de 12, 10, 8 y 5 años, algo inédito hasta ahora–, fueron secuestrados ayer en Camerún por un grupo islamista nigeriano, en lo que constituye una evidente acción de intimidación contra Francia por su intervención militar en Mali. La presencia de niños en el grupo va a poner seriamente a prueba la nueva política antiterrorista decidida por el presidente François Hollande, determinado a no negociar ni pactar ningún rescate.

Uno de los adultos secuestrados es un cuadro directivo de la empresa francesa Gaz de France-Suez (GDF), residente en la capital camerunesa, Yaundé. Pero los secuestradores, ya actuaran por cuenta propia o por encargo, sólo vieron en ellos a turistas. La familia, una pareja con cuatro hijos, acompañada por un amigo, fue capturada en el extremo norte de Camerún, adonde se habían desplazado en su propio vehículo para visitar el parque nacional de Waza, el más famoso del país, en cuyas 170.000 áridas hectáreas pueden admirarse leones, hienas, elefantes, jirafas, antílopes y gacelas. El secuestro se produjo en las cercanías de la ciudad de Dadanga, junto a la frontera con Nigeria, país adonde los rehenes podrían haber sido trasladados. Según varios testigos, fueron atacados por entre cinco y seis personas que se desplazaban en moto.

El Gobierno francés, por boca de su ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, expresó su sospecha de que el secuestro haya sido obra del grupo nigeriano Boko Haram, una secta islamista –que mezcla las enseñanzas del islam con las tradiciones africanas– que tiene vínculos con Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), en cuyas bases en Mali habrían recibido entrenamiento unos 200 de sus activistas. Boko Haram no había llevado a cabo hasta ahora secuestros, a diferencia de otro grupo islamista nigeriano, Ansaru, que el pasado fin de semana secuestró a siete trabajadores de varias nacionalidades –ninguno de ellos, francés– de una empresa de construcción libanesa. Este grupo retiene asimismo a un ciudadano francés, el ingeniero Francis Collomp, desde diciembre del año pasado.

En la zona actúan también bandas de delicuentes, de tipo mafioso, que se dedican a secuestros, pero hasta ahora no habían atacado nunca a los occidentales y no parece ser una hipótesis tenida en cuenta.
El presidente francés, François Hollande, llamó ayer a los ciudadanos franceses presentes en África Occidental a extremar las precauciones y recordó que la zona fronteriza con Nigeria es “peligrosa”. Sin embargo, hasta ahora ningún turista occidental había sido secuestrado en Camerún. Y en el sitio web del Quai d’Orsay se consideraba, hasta ayer, que el riesgo terrorista en este país era más bien “débil”. No puede presumirse, pues, que la familia secuestrada hubiera cometido una imprudencia.

Con la acción de ayer son ya quince los franceses secuestrados en el mundo, todos ellos en África Occidental. Es el país occidental más afectado por este fenómeno, por delantne de Estados Unidos. Junto a los siete capturados ayer en Camerún y al otro francés que sigue retenido en Nigeria, hay otros siete –secuestrados en Mali y en Níger entre el 2010 y el 2011– que podrían encontrarse en el macizo montañoso de los Ifoghas, en el nordeste de Mali, junto a la frontera con Argelia y con Níger.

François Hollande, en visita oficial en Grecia, delindó el secuestro de la familia francesa en Camerún de la intervención militar de Francia contra los grupos armados islamistas en Mali. “Los franceses eran objetivo de los islamistas antes de que se produjera la intervención”, subrayó al respecto. El presidente francés insistió en que Francia no cejará en su batalla contra el terrorismo –“Vamos a perseguir a los terroristas allí donde se encuentren y a liberar a nuestros ciudadanos secuestrados”. dijo– y apeló de nuevo a un mayor compromiso de la comunidad internacional contra una amenaza, recordó, que “no afecta sólo a Mali, sino a toda el África Occidental”.


Muere un legionario en una operación en Mali

Un legionario francés, suboficial del grupo de comandos del 2º Regimiento Extranjero de Paracaidistas, murió ayer en el norte de Mali en una operación del ejército francés contra los grupos terroristas islamistas refugiados en el macizo montañoso de los Ifoghas. Fuerzas francesas y malienses, apoyadas por una dotación de blindados y dos aviones Mirage, lanzaron la víspera la Operación Pantera, cuyo objetivo es desmantelar los santuarios terroristas. El legionaro francés murió en el transcurso de los combates que se desarrollaron ayer en la zona y que causaron la muerte, según el Ministerio de Defensa francés, de una veintena de islamistas. François Hollande afirmó ayer que, una vez desactivada la amenaza de los islamistas sobre Mali y de haber restablecido el control del territorio, la intervención en Mali ha entrado en su última fase, consistente en neutralizar a los terroristas.







lunes, 18 de febrero de 2013

De eslabón débil a pilar de Francia


Su risa, franca, abierta, imparable, ha dado la vuelta a Francia y a medio mundo a través de internet, ofreciendo una nueva imagen de la ministra francesa de Justicia, hasta ahora percibida como una persona rígida y más bien malcarada. Pero ha habido algo más que eso. El ataque de hilaridad protagonizado por Christiane Taubira en pleno debate parlamentario sobre el proyecto de ley del matrimonio homosexual –una feliz inflexión en una discusión dura y agria– ha sido sólo la culminación ruidosa de lo que ha constituido una auténtica revelación. La mayoría de los franceses, incluyendo en esta categoría a algunos políticos, han descubierto en las dos últimas semanas la verdadera personalidad –y la indiscutible valía– de una mujer que hasta ahora no pocos habían menospreciado. Algo que nadie podrá hacer ya más.

Considerada el eslabón débil del Gobierno nombrado por el presidente François Hollande, la derecha tomó en seguida a Taubira como su víctima preferida, una especie de putching-ball sobre el que descargar su ira por la derrota de Nicolas Sarkozy en las elecciones presidenciales de mayo del 2012. El talante de la nueva ministra de Justicia, extremadamente laxista a sus ojos, aparecía como el objetivo ideal. Consciente de lo que se le iba a venir encima –“Sé que me buscan y esto no se va a parar”, había vaticinado–, ella aguantó a pie firme.

Aguantó y ha acabado por demostrar que, lejos de ser el eslabón débil, es uno de los pilares del Gobierno francés, hasta el punto de que algunos de sus compañeros –entusiasmados por su actuación– le encuentran ahora fuste de primer ministro. ¿Qué ha pasado para que Taubira, observada con desconfianza hasta en sus propias filas, concite hoy los elogios de propios y extraños, incluidos los de la oposición?

La combatividad, la determinación y la solidez mostrada por la ministra de Justicia en el Parlamento, defendiendo el proyecto del Gobierno del “matrimonio para todos”, ha impresionado a todo el mundo. Pero menos que su extraordinaria capacidad oratoria, trufada de citas poéticas o filosóficas, argumentos jurídicos impecablemente cincelados y brillos de un innegable sentido del humor. Christiane Taubira empezó apabullando a sus señorías ya desde su primera intervención, el 29 de enero, cuando pronunció un inspirado discurso de 40 minutos sin mirar ni una sola nota. Pocos políticos podrían hacerlo.

Nacida hace 61 años en Cayenne, en la Guyana francesa, Christiane Taubira, doctora y profesora universitaria de Economía, es una peculiaridad en la política francesa. Criada con rectitud por una madre enfermera, en el seno de una familia de 11 hermanos de la que el padre desapareció un buen día, la hoy ministra siempre fue una alumna brillante y acabó estudiando Ciencias Económicas y Sociología en la metrópoli. “Comprendí que era negra al llegar a París”, ha explicado.

Activista en defensa de los derechos de las minorías –su ídolo de juventud era la norteamericana Angela Davis– y ex militante independentista, Taubira inició su carrera política en el Hexágono en 1993, cuando fue elegida diputada en representación de su pequeño partido guyanés Walwari (abanico). En 1994 se presentó a las elecciones europeas por el Partido Radical y en 1997, reelegida en el Palacio Bourbon, se integró en el grupo socialista. Fue en sus filas, en el 2001, cuando ya ofreció la primera muestra de lo que era capaz, al defender con pasión la ley que reconoció como crimen contra la humanidad la trata de esclavos.

En el 2002, Christiane Taubira se convirtió en la primera mujer negra en presentarse a las elecciones presidenciales, donde obtuvo más de 600.000 votos (el 2,3%). Un resultado testimonial si se quiere, pero que le ha pesado desde entonces como un lastre, pues los socialistas la han acusado siempre –a ella y a Jean-Pierre Chévenement– de haber contribuido a la derrota del entonces primer ministro Lionel Jospin frente al líder del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen. Taubira, en cualquier caso, no repitió la aventura: en el 2007 apoyó a Ségolène Royal y en el 2012 a François Hollande. Probablemente nunca pensó en ese momento que acabaría siendo ministra de Justicia y defendiendo una de las reformas sociales de mayor calado simbólico del quinquenato.



jueves, 14 de febrero de 2013

Una mujer al frente de Le Monde


Mujer, joven e independiente. Éste es el perfil que han elegido finalmente los tres principales accionistas del diario francés Le Monde a la hora de proponer un candidato para sustituir a Erik Izraelewicz –muerto de forma inesperada y fulminante el pasado mes de noviembre– al frente del vespertino. Natalie Nougayrède, de 46 años, encargada hasta ahora de la información diplomática, será la primera mujer en asumir la dirección del diario. Aunque, para ello, antes deberá convencer a la mayoría de la redacción: la candidata necesita obtener al menos el 60% de los votos de la Sociedad de Redactores, que se pronunciará el próximo 1 de marzo.

La trayectoria de Natalie Nougayrède, de quien los accionistas de Le Monde elogian el “rigor, entusiasmo y profesionalidad”, está vinculada a la información internacional. Especialista en Rusia y los países de la antigua Unión Soviética, empezó trabajando en el diario Libération y ejerció como reportera free-lance en Ucrania antes de incorporarse en 1996 a Le Monde, del que fue corresponsal en Moscú. Su cobertura de la guerra de Chechenia fue recompensada el año 2005 con el premio Albert Londres, prestigioso galardón del gran reporterismo.

Nougayrède no ha asumido hasta ahora ninguna responsabilidad de dirección en el rotativo y no forma parte de ningún clan de la redacción, donde es relativamente poco conocida. La aspirante a directora, que algunos periodistas califican de “enigma”, es una outsider cuya nominación ha dejado a todo el mundo sorprendido. Su candidatura fue presentada muy a última hora y de forma inesperada.

Frente a ella había otros tres candidatos: Arnaud Leparmentier, de 45 años, ex corresponsal en Berlín y en Bruselas, y editorialista de Política; Franck Nouchi, de 56 años, ex redactor jefe y ex director de Le Monde des livres y hoy director de Desarrollo Editorial, y Alain Faujas, de 67 años, periodista económico y decano de la redacción.

Más allá de sus méritos, Natalie Nougayrède parece haberse beneficiado del bloqueo existente desde hace un par de semanas en el seno de la propiedad para dirimir entre otros los dos candidatos que partían como favoritos: Franck Nouchi, propuesto por Pierre Bergé –fundador de Yves Saint-Laurent–, y Arnaud Leparmentier, apoyado por los otros dos accionistas, Xavier Niel –propietario del grupo de internet y telefonía móvil Free– y Matthieu Pigasse, director general del Banco Lazard y presidente del semanario Les Inrockuptibles. Si es elegida, Nougayrède recibirá un mandato de seis años y podrá nombrar un director de la redacción.



miércoles, 13 de febrero de 2013

Revolución gay en Francia

Francia se ha incorporado al reducido club de países –apenas una docena en todo el mundo– que reconocen el matrimonio entre personas del mismo sexo. El proyecto de ley para autorizar las bodas gay, una de las promesas electorales de mayor calado simbólico de François Hollande, fue aprobado ayer por la Asamblea Nacional por una mayoría clara de 329 contra 229 votos, después de un largo, apasionado y a veces bronco debate parlamentario que ha durado diez días –incluyendo alguna noche en blanco– y con el telón de fondo de masivas protestas en la calle, donde los adversarios de la reforma han reunido a cientos de miles de personas. La ley será examinada ahora por el Senado, donde –pese a las intenciones de la derecha– es muy difícil que sea rechazada.

El proyecto del Gobierno socialista, bautizado como el del “matrimonio para todos” –para subrayar que de lo que se trataba era de reconocer a todos los ciudadanos los mismos derechos–, ha dividido en dos a la sociedad francesa. Los oponentes, respaldados por la Iglesia católica y otras confesiones religiosas, han expresado su rechazo al cambio esencial de la naturaleza del matrimonio y lo que ello comporta en términos de filiación. El hecho de que la ley reconozca a los homosexuales en pie de igualdad el derecho a la adopción –de niños que pasarán a tener dos progenitores del mismo sexo legalmente reconocidos como tales– se ha colocado en el centro del debate. Y en su estela, pese a no estar incluido en el proyecto de ley, la posibilidad de que se les pueda reconocer el derecho a programas de gestación asistida y –más allá– la autorización de madres de alquiler.

El Palacio Bourbon, sede de la cámara baja, respiraba ayer el ambiente de las jornadas históricas. A la mente de muchos diputados venían las imágenes de la abolición de la pena de muerte, en 1981, y sobre todo de la despenalización del aborto, en 1975, cuyos debates fueron de un gran dramatismo. Si entonces brilló la figura de Simone Veil, que afrontó con gran coraje y entereza los peores y más bajos ataques, esta vez ha sido la ministra de Justicia, Christiane Taubira, quien ha acabado por impresionar a toda la cámatra por su determinación, su solidez y su brillante oratoria.

La aprobación del matrimonio homosexual, en la que el presidente Hollande había empeñado su palabra, no se enfrentaba a la Asamblea Nacional a ningún riesgo, habida cuenta de la amplia mayoría con que cuenta el Partido Socialista, y más allá, la izquierda. Pero el resultado de la votación –329 a favor por 229 en contra , con diez abstenciones y nueve ausencias– no refleja exactamente la correlación de fuerzas en la cámara baja. Cuatro diputados de la izquierda votaron en contra del proyecto gubernamental, mientras que destacados parlamentarios centristas –como el ex ministro Jean-Louis Borloo, aunque se equivocó de botón– y alguno de la UMP –como Benoît Apparu– votaron a favor. Los ex ministros Bruno Le Maire y Nathalie Kosciusko-Morizet optaron por una neutra abstención.

Christiane Taubira, que en su parlamento final citó al poeta Antonio Machado y al filósofo Emmanuel Levinas, puso fin a los debates con un toque lírico. Tras agradecer a los diputados de la oposición su trabajo, les dijo: “Quedarán siempre muchas mujeres para mirarles, señores, para observarles, para tratar de percibir detrás de sus caparazones la ternura que a veces les habita”.



lunes, 11 de febrero de 2013

Mali o el riesgo de un nuevo Afganistán


Hasta ahora todo ha sido relativamente fácil, lo difícil empieza ahora. Un mes después de iniciada la intervención militar en Mali –plazo que se cumple exactamente hoy–, Francia aborda una nueva fase en su guerra contra los grupos armados islamistas. Acorralados en gran medida en las montañas del nordeste de Mali –el macizo de Adrar de Ifoghas–, la organización terrorista Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y sus aliados, que hasta ahora habían evitado el enfrentamiento directo para no ser aplastados por la potencia militar francesa, han empezado a contraatacar a su modo: cometiendo atentados suicidas y sembrando de minas-trampa los caminos. Un escenario que se parece, cada vez más al del temido Afganistán.

El viernes pasado, soldados franceses y chadianos –en este rincón de Mali, de mayoría tuareg, los soldados malienses no son bienvenidos– tomaron la población de Tessalit, al norte de Kidal, cerca de la frontera con Argelia, una progresión que reduce aún más el territorio en el que los islamistas pueden moverse libremente. Y aún con problemas. La avición francesa hostiga de forma sistemática la retaguardia de los yihadistas, aunque sólo sea para recordarles la fragilidad de su situación. “Demostramos a los terroristas que no estarán tranquilos en ningún sitio, ni siquiera en sus santuarios”, explicaba ayer con inusual claridad en Le Parisien el piloto de un Mirage 2000.

Pero la superioridad militar, como se ha visto en Afganistán, no lo es todo. La facilidad con que las tropas francesas han conseguido recuperar el territorio maliense controlado hasta hace tan sólo un mes por los islamistas –explicable en parte por la estrategia de evitación de los yihadistas– va camino de trocarse en una difícil guerra donde el enemigo, emboscado en eldesierto y las montañas, se libra a una táctica de hostigamiento permanente.

Mientras los franceses concentran tropas y medios materiales en el norte con el objetivo de acosar a los islamistas en sus refugios y tratar de liberar a los siete rehenes franceses retenidos en esta zona –cuya liberación podría ser intentada por las fuerzas especiales–, los yihadistas han empezado a actuar más al sur.
En los últimos días, la acción armada de los grupos armados –básicamente el Movimiento por la Unicidad y la Yihad en África del Oeste (Muyao)– ha sido especialmente activa en la zona de Gao, una ciudad reconquistada por las tropas franco-malienses el pasado 25 de enero. Ayer mismo, milicianos islamistas mantuvieron un enfrentamiento armado con soldados franceses y malienses en el centro mismo de Gao, obligando a sus habitantes a refugiarse en sus casas. El ejército francés, poco partidario de dar publicidad a su intervención, evacuó de la ciudad a 50 periodistas.

El sábado por la noche, un terrorista suicida hizo explotar una bomba junto a un control militar a la entrada de la ciudad, sin causar víctimas. La víspera, un atentado similar causó un herido entre las tropas malienses. También el sábado, el ejército detuvo veinte kilómetros al norte de la ciudad a dos jóvenes con mochilas cargadas de explosivos. En la última semana, seis personas –cuatro civiles y dos militares– han muerto a causa de la explosión de minas colocadas en la carretera entre Gao y Douentza,una práctica tomada prestada de los talibanes en Afganistán.

Todo el temor y la preocupación que hay en Francia es precisamente el riesgo de que la intervención en Mali acabe atascada en un cenagal parecido al de Afganistán, del que el ejército francés no ha salido –a destiempo y con mal sabor de boca– hasta once años después. París insiste día sí y día también en que su intención no es permanecer indefinidamente en Mali y que su objetivo es pasar el relevo cuanto antes a las tropas africanas de la fuerza de la Misión Internacional de Apoyo a Mali (Misma) acordada por la ONU. El presidente francés llegó a decir días atrás que su intención es poder empezar a retirar una parte de las tropas desplegadas, que actualmente suman ya 4.000 soldados, en marzo. Pero de momento, los efectivos de la Misma apenas llegan a 2.000 soldados y la efectiva entrada en servicio de este contingente –que debería llegar al menos a 6.000– todavía se hará esperar.

El ejército maliense, que debe empezar a ser formado por instructores militares de la Unión Europea, tampoco está por el momento en el nivel esperado. Todo lo contrario. El viernes, miembros de un cuerpo especial conocido como boinas rojas –fieles al ex presidente Amadou Toumani Touré, depuesto por un golpe de Estado en el 2012– se enfrentaron a tiros en la capital, Bamako, contra los boinas verdes, que respaldaron el alzamiento.



2,7 millones por día

La intervención militar en Mali, bautizada Operación Serval, está costando a Francia una media de 2,7 millones de euros por día, lo que lleva el total gastado en un mes a alrededor de 80 millones. El coste, según los datos facilitados por el Ministerio de Defensa, serían así superiores a los de la intervención armada en Libia (1,6 millones diarios) o Afganistán (1,4 millones). El grueso de este gasto se lo ha llevado hasta ahora el transporte de tropas –hasta 4.000 soldados– y material bélico –unas 10.000 toneladas, incluidos vehículos y carros blindados–. El Gobierno de Estados Unidos, que colabora con Francia facilitando aviones de transporte, intentó en un primer momento cobrarse el servicio, un gesto –rápidamente rectificado– que en París se interpreta como un pequeño castigo por la retirada anticipada del ejército francés de Afganistán.










miércoles, 6 de febrero de 2013

En busca de los rehenes


El equilibrio de fuerzas ha cambiado. Los grupos armados islamistas ya no son los señores del norte de Mali, sino una fuerza disminuida y acorralada en el macizo de los Ifoghas, al norte de a ciudad de Kidal, cerca de la frontera con Argelia. Francia no le observa ya impotente desde Europa, sino que está a sus puertas.

El bombardeo aéreo sistemático de algunas posiciones islamistas en las montañas llevado a cabo por Francia estos últimos días y el envío de los 600 soldados franceses que estaban en Tombuctú en dirección a Kidal –donde ya se han desplegado 1.800 soldados chadianos– han redoblado la presión sobre los yihadistas. Y abierto una puerta a la liberación de los siete rehenes franceses retenidos por Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y el Movimiento por la Unicidad y la Yihad en África del Oeste (Muyao) desde el 2010, el 2011 y el 2012.

“Estamos muy cerca”, subrayó el presidente francés, François Hollande, el sábado pasado en la capital maliense, Bamako, desde donde instó a los grupos terroristas a liberar a los rehenes sin condiciones. Y sonó a amenaza.

Si París opta por una negociación aprovechando su actual posición de fuerza –posibilidad por la que apuestan algunos expertos en la materia, pero que contradiría las declaraciones públicas del presidente de la República–, o si se arriesga a lanzar una operación de rescate –que podría acabar tan mal como la desencadenada en Somalia el pasado 11 de enero–, dependerá mucho de las condiciones que puedan crearse. Será más una cuestión de oportunidad que de principios.

El general nigeriano Shehu Abdulkadir, comandante en jefe de la Misión Internacional de Apoyo a Mali (MISMA) –la fuerza militar africana creada de acuerdo con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU–, ha señalado que tropas francesas y malienses preparan una operación de comando para rescatar a los rehenes, retenidos presuntamente en las montañas. Un antiguo jefe del Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional (GIGN) señalaba ayer que la situación actual en el norte de Mali hace más propicia una operación de este tipo que en Somalia cuatro semanas atrás. En este caso, el intento de rescate de un agente del contraespionaje francés acabó con la muerte del rehén y de dos miembros de las fuerzas especiales que participaron en el asalto.

Los familiares de los siete secuestrados, temiéndose lo peor, clamaron ayer por explorar la vía de la negociación y evitar una solución por la fuerza. “Una intervención militar sería muy arriesgada para la vida de los rehenes”, remarcó en declaraciones al canal de televisión BFMTV el abuelo de uno de ellos, René Robert,

En este asunto Francia ha logrado, en el norte de Mali, la complicidad interesada de dos fuerzas de los rebeldes tuareg, el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA) y el Movimiento Islámico del Azawad (MIA) –enfrentados ahora a los islamistas–, que habían reclamado que el ejército maliense no entrara en Kidal, ni tampoco ningún ejército africano encuadrado en la MISMA. Así ha sido, hasta ahora. El contingente militar de 1.800 soldados enviados por Chad, país que no es vecino de Mali, actúa fuera de ese marco.

Según un diputado maliense, los tuaregs del macizo de los Infoghas habrían contactado ya con los secuestradores, quienes habrían mostrado una “buena disposición” a tratar sobre las condiciones de liberación de los rehenes. Paralelamente, el MNLA tiene en sus manos a dos dirigentes islamistas, entre ellos uno del Muyao, Oumeini Ould Bab Ajmed, y el número tres del grupo islamista tuareg Ansar al Din, Mohamed Ag Mohamed, y tiene la intención de utilizarlos como baza. “El MNLA –dijo un portavoz– transmitirá a las fuerzas francesas las informaciones recogidas en los interrogatorios”.



martes, 5 de febrero de 2013

Las parisinas ya pueden llevar pantalón


Mademoiselle Foucaud, empleada como operaria de una imprenta en París en 1830, no le gustó nada comprobar que por el mismo trabajo por el que ella recibía 2,5 francos al día, los hombres cobraban 4. Ante la negativa de su patrón a dejarle trabajar en el taller masculino, decidió despedirse. Se cortó el pelo, se vistió como un hombre, regresó a los pocos días y consiguió ser contratada como tal por el mismo empleador. La anécdota, publicada por el boletín Le Vieux Papier y rescatada por la historiadora Christine Bard en los archivos de la Prefectura de París, ilustra una de las principales razones –aunque no la única– por las que algunas parisinas, entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, decidían cambiar los hábitos femeninos por los masculinos.

El problema de Mademoiselle Foucaud y de todas las mujeres que, como ella, pretendían vestirse como un hombre es que eso estaba terminantemente prohibido por una ordenanza contra el “travestismo de las mujeres” dictada por el prefecto de Policía del departamento del Sena, M. Dubois, el 16 brumario del Año IX de la Revolución, esto es, el 7 de noviembre de 1800. El futuro emperador Napoleón I, más conocido en la época simplemente como Bonaparte, llevaba un año en el poder como primer cónsul.

La controvertida ordenanza, que impedía a las parisinas vestir pantalones, nunca ha sido explícitamente anulada. Ahora, una respuesta oficial del Ministerio de los Derechos de las Mujeres enviada al Senado el pasado 31 de enero establece que la norma, en tanto que vulnera el principio de igualdad de derechos entre hombres y mujeres consagrado en la Constitución, debe considerarse “implícitamente abrogada” y carece de todo efecto jurídico.

La ordenanza del prefecto Dubois obligaba a las mujeres que pretendieran vestirse como un hombre a pedir una autorizacion gubernativa, bajo amenaza de arresto. En principio, sólo motivos de salud –no especificados– podían dar lugar a obtener el permiso. Posteriormente, en 1892 y 1909 se extendió la autorización del uso del pantalón en aquellos casos en que “la mujer sujeta con la mano un manillar de bicicleta o las riendas de un caballo”. No se sabe cuántas solicitudes se presentaron. La más antigua que Christine Bard ha podido encontrar data del año 1806 y lleva el número 167. En cambio, seis décadas después, en 1862, la autorización concedida a Adèle Sidonie Loüis, artista y música de 36 años, lleva sólo el número 74...

Numerosas han sido las iniciativas para pedir la anulación de la ordenanza napoleónica. Ya lo hicieron en 1886 un grupo de feministas y en 1969 un concejal de París. Más recientemente, en 2004, dos diputados del Partido Socialista (PS) y de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) pidieron lo mismo. Como en el 2010 el Partido Radical de Izquierda y el Consejo Municipal de la capital. En el 2012, en vísperas de la elección presidencial, el tema volvió a ser puesto sobre la mesa por la asociación feminista Ni putas ni sumisas... Todo ello sin ningún efecto. Para el Gobierno, que la da por letra muerta, es ya sólo una “pieza de archivo”. Que ahí sigue, sin embargo.


La falda como símbolo

Para las francesas del siglo XXI, el pantalón es una prenda banal. Y los debates sobre la vigencia o abrogación de la ordenanza napoleónica que los prohibía a las mujeres tan sólo una curiosidad. Hace décadas que las mujeres francesas adquirieron –se tomaron– el derecho a vestirse libremente y a utilizar ropa antaño reservada a los hombres. En el año 2013, curiosamente, no es el pantalón lo que suscita problemas, sino la falda. Las chicas jóvenes que viven en los barrios de inmigración de las banlieues –donde cohabitan los prejuicios machistas más rancios con el oscurantismo religioso de nuevo cuño– son insultadas, acosadas o agredidas si osan adoptar una vestimenta demasiado femenina. Hoy, las feministas reivindican la falda como una prenda de resistencia frente a la necedad y la reacción.







domingo, 3 de febrero de 2013

Un ejército al límite


La guerra de Mali ha mostrado al mundo la cara más brillante del ejército francés, que ha demostrado una vez más su capacidad para movilizar rápida y eficazmente fuerzas suficientes –aeronavales y terrestres– para una intervención armada en el exterior. Y saldarla con éxito. Junto a Francia, sólo el Reino Unido es capaz de hacer algo así en Europa. Pero detrás del luminoso escaparate, la trastienda es en realidad mucho más precaria. Así, los intensos bombardeos aéreos llevados a cabo por los Mirage y los modernos Rafale sobre las columnas y la retaguardia de los grupos islamistas en el norte de Mali no hubieran sido posibles sin la intervención de los aviones nodriza estadounidenses, que permitieron a los cazabombarderos franceses repostar en vuelo y disponer, en consecuencia, de suficiente carburante para realizar su misión... ¿Ejército de bolsillo? ¿ejército de confetti? Epítetos de este tipo se suceden últimamente en Francia para alertar de la fragilidad de unas fuerzas armadas al límite.

“Hoy nuestro ejército presenta debilidades que, en el actual contexto económico y financiero, pueden afectar a su coherencia”, advertía hace apenas tres meses el almirante Édouard Guillaud, jefe del Estado Mayor de los Ejércitos, quien entre las carencias más urgentes subrayaba justamente la de aviones nodriza, así como drones (vehículos aéreos no tripulados) y sistemas de lucha contra baterías antiaéreas. “El Libro Blanco de la Defensa del 2008 establecía el objetivo de poder desplegar en un teatro exterior 30.000 hombres durante un año, un grupo aeronaval y 70 aviones de combate. En estos momento, no es alcanzable”, añadía.

Más drástica, la historiadora Catherine Durandin –profesora del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) y autora de un libro sobre “El declive del ejército francés”– considera que “la situación es muy alarmante”. “El ejército sufre un declive presupuestario, una deflación de efectivos y un envejecimiento del material”, resume.

Embarcado en un difícil proceso de reforma y adelgazamiento –que habrá implicado la reducción de 54.000 empleos civiles y militares entre el 2008 y el 2014, así como el cierre de cerca de un centenar de unidades militares–, el ejército francés se enfrenta ahora a la perspectiva de un largo periodo de vacas flacas. La congelación del presupuesto de defensa, situado en 31.400 millones de euros para el 2013, ha sido ya un primer aviso. Pero los recortes acabarán por llegar.

“El Ministerio de Defensa participará en el esfuerzo nacional al mismo nivel que los demás ministerios, ni más ni menos”, advirtió François Hollande en su discurso de Año Nuevo a los militares el pasado 9 de enero hablando de las perspectivas de reducción del gasto público. El presidente francés aseguró, al mismo tiempo, que su objetivo es que “Francia mantenga la capacidad de pesar en la gestión y resolución de crisis que pongan en riesgo la seguridad nacional o nuestros intereses estratégicos”. Algo que se parece a la cuadratura del círculo, si se tiene en cuenta que al ejército le faltan ya de entrada 4.000 millones para cumplir con el programa del 2008.

Toda la cuestión es por dónde caerá la tijera. Hollande ya ha dejado claro por dónde no lo hará: la dotación de la fuerza de disuasión nuclear –integrada por cuatro submarinos nucleares y 40 cazabombarderos Mirage y Rafale armados con misiles–, que con 3.400 millones se lleva el 10% del presupuesto militar, está asegurada. “La disuasión nuclear da a Francia el peso político necesario para hablar como Francia debe hablar”, afirmó el ministro de Defensa, Jean-Yves le Drian.

Los condicionantes económicos obligarán, pues, a elegir sobre el tipo de ejército que Francia quiere para la próxima década. Este es precisamente el objeto del Libro Blanco de la Defensa para el periodo 2014-1019 que está en trámite de elaboración y que debía estar listo a finales de este mes. Pero los recientes acontecimientos en África están obligando a revisar algunos aspectos.

La guerra de Mali, según los expertos militares, ha demostrado ya dos cosas: la importancia para Francia de mantener una red de bases militares en África –que el anterior Libro Blanco preveía reducir a sólo dos– y la necesidad de no menospreciar el papel de las fuerzas terrestres, que los profetas de la guerra aérea, amparados en el éxito cosechado en Libia, daban poco menos que por residuales. El ejército de Tierra, que ha sido el hermano pobre de la familia, pretende ahora hacer escuchar su voz. Y alertar de que sus efectivos –apenas 100.000 hombres, pese a que los datos oficiales (del 2011) hablen todavía de 125.000 militares activos– no admiten nuevas reducciones. Como ha subrayado Jean-Dominique Merchet, autor del blog de referencia Secret Défense: “El ejército francés ha llegado a su mínimo histórico desde Luis XIV”.


La venganza amenaza a Mali


Pillajes, violaciones, linchamientos, detenciones arbitrarias, ejecuciones sumarias... Las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos han denunciado numerosos casos de abusos y venganzas en Mali por parte de los grupos armados islamistas y también del ejército regular en las zonas liberadas. La ONU expresó ayer, por boca del consejero especial del secretario general para la Prevención del Genocidio, Adama Dieng, su “profunda preocupación” por la existencia de “serias acusaciones de represalias étnicas” por parte del ejército maliense contra civiles tuareg y árabes en las ciudades cercanas a la zona de combates –Sevaré, Mopti, Niono y otras– por su presunta cooperación con los islamistas, así como la creación de una milicia armada para hostigar a estos grupos étnicos. La ONU instó al ejército maliense a respetar los derechos humanos y asegurar la protección de toda la población civil.

El propio presidente francés, François Hollande, que ayer realizó una visita relámpago a Mali para encontrarse con las tropas francesas y reunirse con las autoridades políticas malienses, llamó la atención sobre este problema. Dirigiéndose a los soldados franceses, Hollande les instó a evitar todo abuso. “Yo os pido que estéis atentos a vuestras propias vidas y a las de vuestros hermanos malienses, a las exacciones que pudieran cometerse y que mancharían la misión, y también a la población civil”, dijo a un grupo de militares en Tombuctú, mientras a su lado escuchaba el presidente interino de Mali, Dioncounda Traoré.

Horas después, en Bamako, el presidente maliense prometió que no habría represalias y aseguró que su ejército estaba teniendo un “comportamiento casi ejemplar”. Poco impresionado por esta afirmación, Hollande aprovechó el discurso que pronunció ante una multitud agolpada junto al monumento a la Independencia en la capital maliense para insistir en que los terroristas deben responder ante la justicia maliense. “La justicia no es la venganza –advirtió–. Ningún sufrimiento puede excusar el pillaje o el abuso. No se repara una injusticia con otras injusticias. Debéis ser ejemplares”, instó el presidente francés a su auditorio.

Tres semanas después de iniciada la intervención armada de Francia, que ha permitido al ejército maliense empezar a recuperar parte del terreno perdido, han empezado a conocerse casos de abusos en las zonas de las que los grupos armados islamistas han sido expulsados. La organización Amnistía Internacional ha denunciado represalias contra tuaregs y árabes por su supuesta complicidad con los ocupantes.

En un informe hecho público el viernes, AI cita el caso del arresto los días 10 y 11 de enero por el ejército maliense de más de 20 personas en Sevaré y Niono, en el centro del país. La mayoría de los detenidos, según varios testigos, habrían sido ejecutados y sus cadáveres, lanzados a un pozo. También describe detenciones arbitrarias y malos tratos. Y alude asimismo a la muerte de cinco civiles en Konna a causa presuntamente de un bombardeo aéreo el 11 de enero, primer día de la intervención francesa. En el otro campo, Amnistía Internacional denuncia el asesinato de cinco soldados malienses y un civil a manos de los frupos islamiatas el 14 y 15 de enero tras tomar la ciudad de Diabali, así como el reclutamiento por parte de los yihadistas de niños-soldados. 

La organización Human Rights Watch ha denuncido a su vez la existencia de “graves violaciones de los derechos humanos”. Junto a la matanza de Sevaré, la entidad cita la ejecución de dos civiles tuaregs en Seribala, así como de 16 predicadores islamistas en Diabali el 8 de septiembre.Los grupos islamistas cargan también con una grave reponsabilidad. Además de imponer un régimen de terror a la población de las ciudades ocupadas y de reclutar niños como combatientes, HRW les acusa de la ejecución de 70 soldados malienses que se habían rendido el 26 de enero. A los independentistas tuaregs del Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA) –antiguamente aliados y hoy enfrentados a los islamistas– les acusa de actos de pillaje y violaciones.

La jornada de ayer en Mali estuvo marcada no tanto por las acciones militares como por la simbólica visita del presidente francés para subrayar su apoyo a Mali en su combate contra los grupos islamistas y terroristas, y animar al resto de países africanos comprometidos en la misión de ayuda de la ONU a movilizar las tropas comprometidas. “Nuestra misión no ha terminado completamente –dijo–, pero nuestro objetivo es pasar el relevo”.

Hollande, que aterrizó de buena mañana en Sevaré, visitó la mitica ciudad de Tombuctú, una parte de cuyo patrimonio cultural –entre ellos varios mausoleos– fue destruido por los islamistas antes de darse a la fuga. La mayor parte de los valiosos manuscritos de los siglos XV y XVI ha sido, sin embargo, salvado. En Tombuctú, el presidente visitó a las tropas francesas destacadas en la ciudad, una mezquita y el Instituto Ahmed Baba.

La visita culminó con un encendido discurso en la plaza de la Independencia de Bamako. “Teníamos que venir aquí, a combatir el terrorismo”, afirmó el presidente francés, quien añadió que Francia paga así la “deuda” contraída con África por el apoyo de sus soldados en su lucha contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Recibido calurosamente por una multitud enfervorizada, tratado como un liberador, Hollande acabó arrastrado por un intenso sentimiento. hasta el punto de decir: “Hoy acabo de vivir la jornada sin duda más importante de mi vida política”. 


La Unesco ayudará a Tombuctú

La directora general de la Unesco, Irina bokova, viajó ayer a Tombuctú acompañando al presidente francés, François Hollande, con el fin de reunirse con las autoridades locales y estatales. Su objetivo es lanzar un programa de ayuda para reconsturir el patrimonio cultural de Mali, dañado por los islamistas.







sábado, 2 de febrero de 2013

Google pagará


Google pagará a la prensa francesa de información general 60 millones de euros por difundir sus contenidos por internet. No conceptualmente, pero sí en la práctica. La dirección del grupo norteamericano, líder mundial de los motores de búsqueda en la red, y los editores franceses llegaron ayer tarde a un acuerdo en este sentido bajo el padrinazgo –y la presión– del Elíseo después de dos meses de negociaciones. El presidente francés, François Hollande, había impuesto a ambas partes un plazo para encontrar una solución negociada al litigio –que terminó el jueves a medianoche–, bajo la amenaza de establecer por ley una tasa para obligar a Google a pagar una compensación económica a la prensa.

El presidente de Google, Eric Schmidt, calificó anoche en París el acuerdo de “histórico”, adjetivo que fue superado por el presidente francés, quien lo juzgó un “acontecimiento mundial”. El acuerdo fue cerrado en una reunión en el Elíseo con la participación directa de Hollande, Schmidt y la presidenta de la Asociación de la Prensa de Información Política y General, Nathalie Collin, además del mediador del Gobierno, Marc Schwartz, cuya labor fue elogiada por las partes.

Los 60 millones que Google pagará a los editores no lo serán en concepto de una tarifa por difundir por internet los artículos publicados en los periódicos, sino que dotarán un fondo –gestionado por una comisión independiente– para financiar proyectos que ayuden a culminar la “transición digital” de la prensa. Los únicos potenciales beneficiarios de este fondo, que contará asimismo con la ayuda técnica de Google, serán los periódicos de informacion general y política –tanto de difusión nacional como regional–, independientemente de que sean editados en papel o aparezcan únicamente en internet (los llamados pure players)

El acuerdo prevé también el establecimiento de acuerdos comerciales entre el grupo estadounidense y los editores de prensa franceses para que éstos puedan mejorar sus ingresos publicitarios en línea, fundamentalmente a través de plataformas ya existentes de Google como AdSense, AdMob y AdExchanges.

La solución encontrada para que los periódicos obtengan una remuneración de Google salvaguarda los principios invocados por el gigante norteamericano, que blandiendo el argumento de la gratuidad de internet se negaba en redondo a pagar una tarifa. Y que incluso llegó a amenazar con dejar de referenciar a los diarios franceses en su motor.

Los editores franceses, que acusaban a Google de hacer negocio con la publicidad a su costa, reclamaban que el grupo norteamericano pagara derechos –una suerte de derechos de autor– por cada vez que referenciaba en su motor de búsqueda un artículo publicado en los diarios. Los editores de prensa argumentaban que si Google se lleva la parte del león del gasto publicitario de internet en Francia –1.100 millones de euros, frente a sólo 150 millones la prensa– es gracias en buena parte a la actualización de los contenidos informativos que suministran los periódicos.

François Hollande se mostró satisfecho de haber abierto la vía para que se establezca una “alianza entre los productores de contenidos y quienes difunden esos contenidos”. Schmidt, que afirmó el compromiso de Google con el futuro de la prensa –“vital para la democracia”, dijo–, consideró que “un acuerdo es mejor que una ley” y elogió la forma en que el presidente francés planteó y bordó las negociaciones.




Viaje mediático a Mali


Violentamente atacado por la derecha por el proyecto de legalización del matrimonio entre homosexuales, acosado por una desmoralizante sucesión de cierres y planes de reducción de plantilla en la industria, enfrentado a un creciente malestar entre los funcionarios públicos, François Hollande parece determinado a rentabilizar al máximo una de sus principales bazas políticas: el éxito militar de Francia en Mali.

Tan sólo tres semanas después de iniciada la intervención militar francesa contra los grupos armados islamistas en el norte de Mali, de cuyas ciudades han sido expulsados, el presidente francés viajará hoy a este país africano para visitar a las tropas francesas y reunirse con las autoridades malienses. Y de paso darse un pequeño baño de masas como el que se dio Nicolas Sarkozy en Bengasi, en el 2011, tras la caída del coronel Muamar el Gadafi en Libia.

A nivel interno, la intervención en Mali –apoyada por el 75% de los franceses, según un sondeo del instituto BVA– le ha servido ya a Hollande para recuperar un poco su maltrecha popularidad, que ha ascendido –por primera vez en su elección– del 40% al 44%. La percepción del presidente francés como un hombre competente y capaz de tomar las decisiones necesarias ha avanzado de forma considerable (de 38% a 46% y de 31% a 48%)

El viaje de Hollande a Mali, donde permanecerá menos de 24 horas, se produce cuando las operaciones militares están lejos de haber terminado. Expulsados de las ciudades que habían tomado la primavera pasada, los islamistas se han replegado a las montañas, pero no están definitivamente vencidos. La región de Kidal, al nordeste del país, tampoco está todavía del todo controlada.

Si la premura de la visita puede sorprender, más chocante resulta la publicidad que el Elíseo ha dado a un viaje que, dados los riesgos, normalmente se habría mantenido en secreto hasta el último momento. Por el contrario, la presidencia maliense, a través de su cuenta en Twiter, avanzó ayer mismo el programa previsto para hoy: aterrizaje en el aeropuerto de Sevaré, en el centro del país, donde será recibido por el presidente interino del país, Dioncounda Traoré; visita a la ciudad de Tombuctú y a las tropas franco-malienses allí desplegadas; comida de trabajo en la capital, Bamako... Hollande irá acompañado por los ministros de Exteriores, Laurent Fabius; de Defensa, Jean-Yves Le Drian, y de Desarrollo, Pascal Canfin.

“Voy a Mali a trasladar a nuestros soldados todo nuestro apoyo y nuestro orgullo; a decir los africanos que necesitamos que se sumen lo más rápido posible a la fuerza internacional, y a promover que haya un diálogo que permita a Mali recuperar la estabilidad y el espíritu de concordia”, afirmó Hollande durante una visita oficial en Val d’Oise.

Paralelamente, la organización Amnistía Internacional –como ya hiciera Human Rights Watch– denunció ayer casos de violación de los derechos humanos, no sólo por parte de las milicias islamistas, sino también del ejército regular maliense, que habría ejecutado a 13 sospechosos de colaboración con los yihadistas. También pidió que se investigue un bombardeo en Konna que costó la vida a cinco civiles.


viernes, 1 de febrero de 2013

Glamour en el Parque de los Príncipes


David Beckham, el más elegante y glamuroso jugador de fútbol del mundo, servirá de aquí al final de temporada en las filas del Paris Saint Germain (PSG) y lo hará gratis. El futbolista británico ha acordado con el club parisino que la totalidad de su salario de los próximos cinco meses –su contrato se acaba el 30 de junio– será destinado a una asociación humanitaria de ayuda e la infancia en la capital francesa. Sus ingresos publicitarios le compensarán de largo. La suma que pagará el club se mantiene en secreto.

El PSG, embarcado en una costosísima campaña de fichajes desde que fue adquirido por el emirato de Qatar a través de Qatar Sports Investments (QSI) en el 2011. llevaba tiempo detrás de David Beckham, a quien ya intentó contratar el año pasado. El presidente del club, Nasser Al-Khelaifi, no ocultó su satisfacción por una operación –“Al final, lo conseguimos”, dijo en inglés– que aportará enormes réditos al club en términos de imagen y de proyección internacional. El brillo del jugador inglés amenaza con ensombrecer parcialmente a la actual estrella del PSG, el ex barcelonista Zlatan Ibrahimovic, convertido en el gallo del corral en el Parque de los Príncipes.

Beckham, que a sus 37 años es uno de los jugadores más veteranos de la Liga francesa, aseguró estar en buena forma. “Físicamente, me siento como si tuviera 21 años”, dijo. Antes, el equipo médico del PSG se había asegurado haciéndole pasar un examen en el hospital de la Pitié-Salpetrière. El futbolista no descartó que éste sea “el último contrato” de su carrera, pero añadió que su intención es seguir en los terremos de juego mientras el cuerpo aguante. Y dio a entender que mira algo más allá del próximo verano cuando se dijo seducido y comprometido con el proyecto del Paris Saint-Germain, que los qataríes quieren convertir a golpe de talonario en uno de los más grandes clubes de Europa. En cabeza en la liga francesa, el PSG aspira a hacer historia en la Champions.

Beckham justificó su decisión de fichar por el PSG por el proyecto del club, por la ciudad –París, siempre París– y por el hecho de encontrarse con un entrenador, Carlo Ancelotti, con quien ya trabajó en el Milan en el 2009. El jugador lucirá en su dorsal el mismo número que entonces: el 32. Humilde, aseguró que trabajará “duro” por hacerse con un puesto de titular en el equipo. Como uno más, o casi... En las últimas semanas, Beckham se había entrenado con el Arsenal para mantener su forma, pero descartó jugar nunca con ningún equipo inglés por fidelidad al Manchester, donde lanzó su carrera.

Quienes esperaban con excitación mal disimulada la llegada a París de su esposa, la rutilante Victoria Beckham, deberán esperar. De momento, la familia seguirá en Londres, donde sus cuatro hijos están escolarizados.