martes, 10 de julio de 2012

"Todo era artimaña. La guerra es artimaña"

"¿Tu crees que fui a hacer turismo a Afganistán y Pakistán? ¿A quién has visto tú hacer turismo en esos países?”, le espetó burlón Mohamed Merah a su interlocutor de la Dirección Central de Investigación Interior (DCRI) que intentaba negociar su rendición en Toulouse el pasado 21 de marzo. El joven yihadista francés, atrincherado en su apartamento, rodeado por las fuerzas especiales de la Policía, se jactó ante su contacto de los servicios secretos de haberles engañado totalmente sobre su verdadera personalidad y sus intenciones. “Todo era una artimaña, la guerra es una artimaña”, añadió. La negociación, como es sabido, fracasó. Y Mohamed Merah, que había sembrado el terror en Toulouse y su región con el asesinato de siete personas –tres militares y cuatro miembros de la comunidad judía, tres de ellos niños de corta edad–, murió al dia siguiente acribillado por los disparos de la policía.

La difusión de las conversaciones que Merah mantuvo durante el asedio con las fuerzas de seguridad, emitidas parcialmente el domingo por el canal de televisión TF1, ha desatado una encendida polémica en Francia y levantado las protestas de los familiares de las víctimas, que temen que también salga a la luz la filmación de los asesinatos realizada por el terrorista. La fiscalía y el ministro del Interior, Manuel Valls, han ordenado sendas investigaciones por vulneración del secreto de la instrucción.

El contenido de las grabaciones no revela nada sustancial que no se conociera ya, pero arroja una nueva luz sobre la personalidad del terrorista –que se muestra sereno y determinado– y confirma la ambigua relación que mantuvo con los servicios secretos después de que estos le contactaran tras detectar sus viajes a Afganistán y Pakistán, que justificó por motivos de turismo. La aparente credulidad del agente del DCRI encargado de seguirle la pista –que dio por buena esta explicación en una reunión en noviembre de 2011– pudo no ser más que un ardid para intentar captar a Merah como informador. El citado agente, Hassan, que admite en su conversación haber sido engañado –“roulé dans la farine”–, según una transcripción publicada por el diario Le Monde, alude en la grabación a la propuesta que le había hecho entonces de “volverse a encontrar para conocerse mejor”.

Merah explicó a su interlocutor que su modo de vida y su forma de vestir –“alejadas del camino de Alá”– pretendía precisamente despistarles, confirmó que contactó con los “hermanos” de Al Qaeda en su viaje a Pakistán y que rechazó la propuesta de cometer atentados con explosivos y prefirió que le entrenaran con las armas de fuego. Como guinda, confesó a su contacto que tenía previsto llamarle para ofrecerle información sobre los asesinatos de Toulouse y dispararle “una bala en la cabeza”.

Durante las cuatro horas y media que duraron los intercambios, Merah justificó el asesinato de tres soldados paracaidistas por la intervención de Francia en Afganistán –“Mi objetivo prioritario era matar a militares, porque esos militares están comprometidos en Afganistán”, dijo– y explicó que la matanza que perpetró a la entrada de la escuela judía Ozar Hatorah fue relativamente improvisada, después de haber fallado otro objetivo, también militar: “Volví a coger el scooter y pasé por allí, no fue algo premeditado, bueno sí, tenía previsto hacerlo, pero, ¿sabes?, al despertarme por la mañana no era mi objetivo”, afirmó. En sus palabras, ni el más mínimo rastro de compasión por sus víctimas.

Pese a haber indicado en un primer momento su intención de entregarse, Mohamed Merah descartó después de forma radical tal posibilidad. “Yo soy alguien determinado. Yo no he hecho esto para dejarme atrapar”, dijo el yihadista, quien añadió: “Sabed que frente a vosotros tenéis a un hombre que no teme a la muerte. Yo, la muerte, la amo como vosotros amáis la vida”.


El yihadista preparaba una orgía de sangre

Mohamed Merah explicó, durante el asedio a su apartamento, que su intención era proseguir con los atentados. Consciente de que la situación iba a ser progresivamente complicada para él, se mostró dispuesto a actuar de forma indiscriminada. “Iba a hacer todo al azar, sin ninguna preparación”, confesó. Y añadió para ilustrar sus intenciones: “Hubiera hecho todo por la cara, hubiera entrado en las comisarías, hubiera abatido al policía de la recepción, hubiera abatido a personas en la calle, a gendarmes que circulan en coche, en los semáforos, hubiera preparado emboscadas...”. El terrorista de Toulouse indicó asimismo a su interlocutor que sus instructores en Pakistán le sugirieron atentar contra el embajador de India en París.








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