miércoles, 4 de julio de 2012

Primero los impuestos, los recortes después

La austeridad llama finalmente a la puerta de Francia. Nicolas Sarkozy la evitó en lo que pudo, pero François Hollande no podrá escapar, por más que se resista a mentar la palabra. Su primer ministro, Jean-Marc Ayrault, renegó ayer en el Parlamento de la idea de rigor: “Yo reivindico la seriedad y la responsabilidad presupuestarias. Yo quiero la justicia fiscal. Pero rechazo la austeridad”, afirmó el jefe del Gobierno en su discurso de Política General con el que inauguró formalmente su mandato. El Gobierno francés se propone atacar el problema del déficit y la deuda con un aumento de impuestos –para lo cual desmontará hoy la última reforma fiscal de Sarkozy–, pero los recortes esperan indfectiblemente al otro lado de la puerta.

El informe presentado el lunes por el Tribunal de Cuentas –presidido por el socialista Didier Migaud– no deja mucho margen para alegrías. Para cumplir los objetivos de reducción del déficit (al 4,4% en 2012 y al 3% en 2013), el Gobierno deberá encontrar este año entre 6.000 y 10.000 millones de euros adicionales, y unos 33.000 millones el año que viene. Una parte sustancial –y éste es el objetivo de Hollande– vendrá del aumento de los impuestos, pero el gasto público también será recortado. ¿En qué proporción? El Ejecutivo se ha mantenido enormemente impreciso hasta ahora. Y ayer Ayrault no lo fue menos.

“El peso de la deuda se ha vuelto abrumador”, clamó el primer ministro en el hemiciclo, donde no por casualidad abordó el problema del endeudamiento al principio de su discurso. Ayrault recordó que la deuda pública alcanzará a finales de año 1,8 billones de euros (el 90% del PIB) y que el pago de los intereses –50.000 millones al año– es el principal capítulo de gasto del Estado, por delante de la Educación. Un fardo, añadió, que amenaza la supervivencia del modelo social francés, hipoteca el futuro de las nuevas generaciones y pone en juego la propia soberanía de Francia. El jefe del Gobierno apeló al esfuerzo colectivo y al patriotismo para conseguir el enderezamiento económico y productivo del país. “He venido a llamar al conjunto de nuestro pueblo a la movilización. No es demasiado tarde para actuar y para conseguirlo”, afirmó.

Ayrault subrayó que para lograr estos objetivos será necesario relanzar el crecimiento económico. Ahora bien, de momento, las previsiones del Gobierno han sido ya revisadas a la baja: del 0,3% este año y del 1,2% el próximo. Lo cual obligará a a perforar nuevos agujeros en el cinturón... “La situación es seria, no lo escondo, pero no es una sorpresa”, afirmó, asegurando que todo estaba ya previsto...

La apuesta de Hollande, que ha enarbolado la bandera de la justicia, es hacer recaer la mayor parte de este esfuerzo en las clases acomodadas y las grandes empresas a través de la fiscalidad. El Consejo de Ministros aprobará hoy la Ley de Finanzas rectificativa para este año –esto es, una revisión de los Presupuestos en vigor– con un primer paquete de medidas que anularán las últimas reformas fiscales de Sarkozy: restablecimiento del Impuesto sobre la Fortuna (ISF) y el Impuesto de Sucesiones a su nivel anterior, anulación del escudo fiscal y de la exoneración fiscal de las horas extras –en las empresas de más de 20 empleados–. y abrogación del aumento del IVA que debía entrar en vigor el 1 de octubre. A lo que se añadirá una imposición especial sobre las grandes empresas (dividendos), entidades financieras y petroleras.

La auténtica reforma fiscal vendrá el año que viene y será aprobada en paralelo a los Presupuestos de 2013. Ayrault confirmó lo que Hollande habia anunciado en la campaña: reforma del Impuesto sobre la Renta –con la creación de un tramo del 45% para las rentas más altas y otro excepcional del 75% para aquellos ingresos por encima del millón de euros anuales–, limitación de las desgravaciones fiscales y nivelación de la fiscalidad del capital y la del trabajo.

Mucho más vago fue el primer ministro francés en lo que respecta a la reducción del gasto público, que el Tribunal de Cuentas juzga inevtable. Ayrault recordó que fuera de las áreas consideradas por Hollande como prioritarias –juventud y educación, seguridad y justicia–, todos los demás ministerios deberán hacer ajustes: “Esto exigirá decisiones en todo los otros sectores”, dijo por toda explicación.

Eso sí, en la medida en que se crearán 60.000 nuevos puestos en la Educación nacional y 5.000 en Interior y Justicia, y que la plantilla de funcionarios deberá permanecer estable, los demás tendrán que adelgazar de forma proporcional. En una carta enviada a todos los ministerios la semana pasada, Ayrault instaba a aplicar este año una reducción del 7% de los gastos de funcionamiento corriente. Pero ayer no habló de ello. Los recortes, pues, vendrán, aunque todavía no se sepa por dónde.

Jean-Marc Ayrault recibió –sin sorpresas– la confianza del Parlamento por 302 votos a favor y 225 en contra. Los comunistas se abstuvieron.



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