España ha avanzado mucho en los últimos años –había avanzado mucho, antes de los recortes– en la articulación de un sistema de ayudas sociales a la familia, pese a lo cual sigue –seguía– estando en los puestos de cola de los países desarrollados. Así lo pone de manifiesto un informe sobre las políticas de familia elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). España gasta por debajo de la media en este capítulo –el 1,6% del PIB en el 2007, frente al 2,2% de promedio de los 30 países más desarrollados del mundo– y muy por detrás de los Estados más avanzados, como Dinamarca y Francia (3,7%), Reino Unido (3,6%) e Islandia (3,5%)
El enorme esfuerzo realizado en este terreno ha permitido a España, por ejemplo, colocarse por delante entre los países que mayor oferta tienen para el cuidado “formal” de los niños menores de 6 años, que cubre al 66,9% de la población de esa edad –frente a una media del 58,2% en la OCDE–, fruto básicamente de la escolarización a partir de 3 años. El informe advierte, no obstante, que la insuficiencia de la oferta una vez acabado el horario escolar representa un lastre para la conciliación entre vida profesional y familiar, lo que repercute negativamente sobre las mujeres, y obliga a buscar medios alternativos de carácter “informal” para cubrir el vacío horario: según sus cálculos, una cuarta parte de los abuelos españoles se ocupan, así, diariamente de sus nietos.
Los expertos de la OCDE consideran, a nivel general, que las ayudas económicas en dinero líquido a la maternidad –tipo cheque– “pueden tener un efecto positivo temporal en las tasas de natalidad”, pero a su juicio “la inversión en servicios formales de cuidado de los niños como parte del apoyo en su conjunto parece más efectivo”. Los países nórdicos, recuerdan a título de ejemplo, disponen de sistemas organizados de cuidado de los niños fuera del horario escolar hasta que ingresan en la enseñanza secundaria.
“España necesita fortalecer sus políticas para conciliar el trabajo con la familia”, sostiene la OCDE, una organización que sin embargo considera también imprescindible, a nivel general, una estabilización fiscal y ha aplaudido los recortes del gasto aprobados por el Gobierno de Zapatero. En cualquiera de los casos, lo cierto es que en España la conciliación entre trabajo y familia es particularmente ardua, razón por la cual –subraya el informe–, la tasa de fecundidad es de las más bajas de Europa –con sólo 1,4 hijos por mujer– y la tasa de empleo femenino, pese a haberse multiplicado en los últimos quince años, sólo alcanzó en el 2009 el 53,5%, por debajo de la media de la OCDE (59,6%) y muy por detrás de países como Francia (76,6%)
Si la falta de dispositivos de acogida de los niños fuera de las horas lectivas parece un factor fundamental en esta situación, el desigual reparto de las tareas domésticas, no remuneradas, entre hombre y mujeres también lo es: en España, las mujeres dedican un promedio de 5 horas al día, mientras que los hombres no llegan ni a 2. Si esto se reequilibrara, sostiene la OCDE, ello liberaría horas para la dedicación profesional de las mujeres.
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