jueves, 3 de julio de 2014

Sarkozy, en plan Berlusconi

Nicolas Sarkozy no ha esperado ni veinticuatro horas para contraatacar. Y lo ha hecho a la manera berlusconiana. Imputado en la madrugada de ayer –tras quince horas de interrogatorio policial en situación de detenido– por los presuntos delitos de corrupción, tráfico de influencias y violación del secreto de la instrucción en el caso del Tribunal de Casación, el ex presidente francés lanzó en radio y televisión una violenta carga contra las dos jueces encargadas del sumario. Sarkozy denunció una “instrumentalización política de la justicia”, dió a entender que se había puesto en marcha una conspiración para bloquear su retorno político –en la que mezcló implícitamente al presidente François Hollande, al primer ministro, Manuel Valls, y a la ministra de Justicia, Christiane Taubira– y avanzó que nada le detendrá. “Renunciar es algo que ni me planteo”, afirmó rotundo.

Emitida simultáneamente por televisión (TF1) y radio (Europe 1), la entrevista de Sarkozy –la primera que concedía desde que abandonó el Elíseo en mayo del 2012– se convirtió durante veinte minutos en un ejercicio de victimización similar al que practicó el ex primerministro italiano Silvio Berlusconi cuando empezó a tener problemas con la justicia de su país, apelando directamente a los franceses y poniéndolos “por testigos” de lo que “se está organizando”. “La situación es suficientemente grave como para que la explique a los franceses”, se justificó. Grabada a media tarde en su despacho oficial de expresidente, en la calle Miromesnil de París, cerca del Elíseo, la entrevista fue emitida pasadas las 20 horas sin ningún corte.

Sarkozy acusó a las dos jueces de instrucción que le han imputado, Patricia Simon y Claire Thépaut –especialmente a esta última, por ser miembro del Sindicato de la Magistratura, de tendencia izquierdista y virulentamente antisarkozysta– de actuar con parcialidad y de buscar su “destrucción” acusándole con “cargos grotescos”. El ex presidente les reprochó haberle maltratado al decretar su detención –algo nunca visto hasta ahora con un ex jefe del Estado–, mantenerle quince horas bajo interrogatorio y citarle de madrugada para comunicarle –“sin hacerme ni una sola pregunta”, subrayó– su imputación. “Ha habido una voluntad de humillarme”, aseguró.

En todo caso, tampoco Sarkozy parecía muy dispuesto a contestar pregunta alguna. “Ustedes son jueces políticas, no tengo nada que decirles”, habría expresa-do el expresidente a las dos magistradas en su despacho, según informó el diario 'Le Figaro'.

La justicia sospecha que Nicolas Sarkozy, mediante el concurso de su abogado, Thierry Herzog, intentó obtener información de las deliberaciones del Tribunal de Cuentas sobre un asunto relacionado con el caso Bettencourt que le afectaba y probablemente tratar de conseguir una resolución favorable a sus intereses. El ex presidente francés, que había sido imputado y luego exculpado en dicho caso, buscaba que sus agendas oficiales del Elíseo fueran invalidadas como prueba cara a otros asuntos en las que también aparece implicado. Para ello, Sarkozy y Herzog habrían contado con la ayuda del magistrado Gilbert Azibert, abogado general (fiscal) en la sala de lo civil del Tribunal de Casación, interesado en que el expresidente le ayudara a obtener un puesto de consejero de Estado en Mónaco. Tanto Herzog como Azibert han sido también imputados.

Sarkozy aseguró anoche no haber cometido ninguna infracción –“Se ha hecho todo por dar de mí una imagen que no se corresponde con la realidad”, dijo– y se defendió de estas acusaciones alegando que nunca hizo gestión alguna en favor de Azibert en Mónaco y que, a fin de cuentas, el Tribunal de Casación rechazó su demanda respecto a las agendas.

Sarkozy no quiso adelantarse a su propio calendario y no desveló cuáles son sus intenciones respecto a la posibilidad de tratar de retomar las riendas de su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP) y de reintentar el asalto al Elíseo en el 2017 –“Lo anunciaré a finales de agosto o septiembre, cuando haya acabado mi proceso de reflexión”, dijo–, pero su ambición no ofrece ninguna duda. “Frente a su país, uno tiene deberes, no derechos, y yo veo con consternación el estado actual de Francia”, afirmó. Y añadió: “Yo amo apasionadamente a mi país, y no soy un hombre que se desaliente por las villanías y las manipulaciones políticas”.


La tribuna misteriosa

“Quizá me he perdido un episodio, pero ¿alguien puede decirme si Claire Thépaut publicó una tribuna contra Nicolas Sarkozy?”. El politólogo Dominique Reynié, director de la Fundación para la Renovación Política (Fondapol) –un ‘think-tank’ de centroderecha–, lanzó ayer este mensaje a través de Twiter para tratar de aclarar uno de los más espesos misterios de la jornada. Los sarkozystas y los portavoces de un sector de la derecha –incluido 'Le Figaro' en su editorial– cuestionaron a coro la neutralidad de la juez de instrucción Claire Thépaut acusándola de haber firmado una crónica contra Sarkozy... que nadie supo encontrar. Por la sencilla razón de que nunca existió, como demostró 'Le Monde'. El texto que se le atribuye era en realidad del presidente del Sindicato de la Magistratura.







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