Un día no muy lejano, los coches buscarán una plaza de
aparcamiento solos, estacionarán solos y luego vendrán a buscarnos a casa o a
la oficina solos… Parece todavía ciencia ficción, pero ya hay quien piensa –y
trabaja- en ello. Si en algo está todo el mundo de acuerdo, es en que el futuro
del automóvil pasa por dos vectores: la reducción y eliminación total de la emisión
de gases contaminantes, por un lado, y la automatización de la conducción, por
otro.
“La gente pasa una media de dos horas al día en el coche,
sin poder hacer nada más, lo que teniendo en cuenta que el día dispone de 17
horas útiles es enorme. La gente quiere más tiempo disponible y más agradable,
y el coche autónomo –y conectado- podrá proporcionárselo, además de evitar el
riesgo de accidentes”, explicaba recientemente, durante un almuerzo con
corresponsales europeos en París, el presidente de Renault y Nissan, Carlos
Ghosn. “Un coche autónomo no vulnera el código de circulación, no ingiere
alcohol, no se duerme al volante…”, añadía.
En la preparación de este futuro, los grandes grupos
automovilísticos mundiales se apoyan fundamentalmente en los fabricantes de
equipos especializados. Y entre ellos destaca el grupos francés Valeo. Poco
conocido del gran público, es sin embargo uno de los principales actores de la
industria del automóvil. Recientemente reincorporado al club CAC-40, que agrupa
a los cuarenta principales valores bursátiles en la Bolsa de París-Euronext,
gracias a una valorización de 8.200 millones de euros, Valeo es un gigante que
emplea a 74.800 personas en 187 centros de producción, investigación,
desarrollo y distribución repartidos por 29 países, entre ellos España. Sus
principales clientes están en Alemania (30%), Japón (27%) y Francia (16%)
“En Valeo tenemos trabajando a 10.000 ingenieros y cada año
reclutamos a un millar”, se enorgullece Guillaume Devauchelle, director de
Innovación del grupo, que destina a investigación y desarrollo algo más del 5%
de su cifra de negocios, que el año pasado alcanzó los 12.110 millones de
euros. Desde el 2013 convoca un concurso internacional anual (ver información
adjunta) para captar las ideas y equipos más innovadores.
El advenimiento del coche autónomo no se producirá en un
día, subraya Devauchelle, sino poco a poco, a medida que las diferentes
innovaciones sean asumidas y digeridas por la industria, las autoridades y los
conductores. El aparcamiento semiautomático, la adaptación automática de la
velocidad a la del vehículo que circula por delante, el sistema de alerta en
caso de cambio de carril imprevisto –no señalizado por el intermitente o porque
el conductor se ha dormido-, la automatización del encendido y profundidad de
los faros… son novedades que preparan el camino. “El proceso se hará por
etapas, pero en diez años tendremos el coche autónomo”, vaticina.
Cuando llegue, el coche autónomo permitirá avanzar de forma
segura en medio de un embotellamiento sin tocar el volante ni los pedales,
olvidándose del tráfico, mientras uno navega por Internet, consulta los mails o
lee -¿por qué no?- un libro. El automóvil seguirá la corriente como si tuviera
un piloto automático. “En un atasco, o cuando la conducción carece de interés,
la gente quiere hacer otras cosas”, constata Devauchelle.
Eso no será posible, naturalmente, en todo lugar y
circunstancia. “La automatización total de un itinerario es complicada”, admite
el director de Innovación de Valeo. Eso será posible en la ciudad, a baja
velocidad y en vías segregadas, sin cruces, ni semáforos, ni peatones, ni
vehículos que circulen en sentido contrario…
En este camino, una de las primeras etapas fue franqueada
por Valeo en el 2011, cuando desarrolló el aparcamiento automático, de forma
que el coche realiza la maniobra de estacionamiento completamente solo, sin
necesidad de que el conductor se encuentre en el interior. A finales del 2013
dieron otro salto, al presentar un sistema que permite al automóvil, situado a
la entrada de un parking cerrado, buscar solo una plaza libre y aparcar en
ella.
“Dentro de unos años, el coche podrá venir a buscarnos al
despacho, no hará falta tenerlo aparcado abajo, -¡eso cambiará el urbanismo!- y
todos los coches podrán arrancar a la vez en un semáforo, evitando los atascos
en acordeón…”, se entusiasma Devauchelle, quien subraya que lo importante para
avanzar en este proceso es la “fusión de los datos” proporcionados por las cámaras,
captores de ultrasonidos y escáneres colocados a bordo. “A la larga –añade-, el
coche aprenderá a medida que circule los hábitos y los trayectos del
conductor”. Mientras le deje la capacidad de decisión…
Valeo ha lanzado este año un concurso inédito, bautizado con
el nombre de Valeo Innovation Challenge y con vocación anual, para captar
nuevos valores y nuevas ideas para el automóvil del futuro entre los
estudiantes de ingeniería –a partir de 17 o 18 años de edad- del todo el mundo.
Un total de 1.412 estudiantes de 455 universidades de 55 países, encuadrados en
969 equipos presentaron sus proyectos, de los que el pasado mes de abril fueron
seleccionados veinte finalistas. Los proyectos presentados son muy variados,
pero marcan las diferentes preocupaciones que existen en cada continente. Así,
en los países emergentes prima la seguridad, mientras que en Europa son temas
como la conducción intuitiva y nuevas funcionalidades. Entre los seleccionados
hay un equipo de la Escuela de Ingeniería de Zaragoza. Los finalistas han
recibido 5.000 euros cada uno para que transformen su proyecto en un prototipo
funcional. A mediados de septiembre, los seis mejoras tendrán la oportunidad de
presentar sus proyectos ante un jurado internacional en el marco del Salón del
Automóvil de París, en octubre. El 17 de ese mes se dará a conocer el ganador,
que se llevará 100.000 euros. Los que queden en segundo y tercer lugar,
recibirán a su vez 10.000 euros cada uno. Y, quién sabe, quizá alguno acabe con
un contrato en el bolsillo.
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