viernes, 7 de diciembre de 2012

Hollande tropieza en Florange


“Antes teníamos un enemigo, ahora tenemos dos: Mittal y el Gobierno. Y van a ver, van a ver...”. La voz quebrada por un instante –cuando pronunció la palabra “traición”–, furiosa y determinada después, Édouard Martin, el carismático líder sindical (CFDT) de los altos hornos de de Arcelor-Mittal en Florange (Lorena) interpeló ayer personalmente al presidente francés, François Hollande, y le reprochó haber incumplido sus promesas de campaña sobre la salvación de la acería. “¿Está usted tranquilo con su conciencia?”, le espetó ante las cámaras de televisión lanzando un índice acusador.

La crisis de los altos hornos de Florange, que el viernes pasado parecía resuelta gracias a un acuerdo alcanzado in extremis entre Mittal y el Gobierno –que llegó a esgrimir la amenaza de una nacionalización–, se abrió ayer de nuevo de forma sangrante, volviéndose violentamente en contra de Hollande. De salvador de los altos hornos, el presidente francés ha pasado a ser visto como el enterrador. “Los que se suponía que debían ayudarnos nos están asesinando”, dijo Martin, quien remachó el clavo: “Creíamos haber alcanzado el colmo del cinismo con Nicolas Sarkozy (quien prometió en su día salvar los altos hornos de Grandange, cerrados después por Mittal). Pues bien, aún no habíamos alcanzado el paroxismo”. La CFDT planea una ocupación de los dos altos hornos como protesta... Y para evitar que sea cortado el suministro de gas que les permite permanecer en estado de espera.

La producción de los dos altos hornos lleva varios meses parada, a causa de la caida de la demanda de acero en Europa, y el objetivo de Mittal era acabar cerrándolos, lo que implicaba el despido de 629 trabajadores. El acuerdo con el Gobierno francés, que a los sindicatos ya les supo a poco, no garantizaba la continuidad de los altos hornos, pero debía permitir ganar tiempo. Mittal se comprometió a retirar su plan de despidos y a apostar por el proyecto Ulcos (Ultra Low Carbon diOxide Steelmakig), un programa europeo para probar una nueva tecnología de captación y almacenamiento de CO2 en la producción de acero, única esperanza para la supervivencia de uno de los dos altos hornos.

Este frágil equilibrio saltó ayer por los aires al conocerse que Arcelor-Mittal, en una carta fechada el día 5, comunicó a la Comisión Europea su decisión de retirarse –por “problemas técnicos”– del proyecto Ulcos. Mittal y el Gobierno aseguraron ayer que esta retirada es temporal y que podrá volver a optar a obtener una subvención europea en el segundo semestre del 2013. Para los sindicatos, la palabra de Mittal no tiene valor alguno.


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