El ministro
francés del Presupuesto, Jérôme Cahuzac, uno de los puntales del Gobierno
socialista, se encuentra desestabilizado por una oscura acusación de evasión
fiscal justo en el momento en que el Parlamento está discutiendo el proyecto de
presupuesto para el 2013, que prevé un fuerte aumento de la presión fiscal. El
diario digital Mediapart, especializado en temas de
investigación, asegura que Cahuzac –adalid de la lucha contra el fraude fiscal–
fue titular de una cuenta bancaria no declarada en la Union des Banques Suisses
(UBS) en Ginebra. Dicha cuenta habría sido cerrada a principios del 2010 y
sustituida por otra cuenta, de la misma entidad financiera, en el paraíso
fiscal de Singapur. El ministro ha rechazado con contundencia tales acusaciones
– “Jamás he tenido ninguna cuenta bancaria en el extranjero”, aseguró– y
anunciado la presentación de una demanda penal.
Mediapart asegura contar con el testimonio de diversos
testigos, así como de pruebas documentales, en apoyo de su información. Aunque
por el momento no ha difundido ninguna prueba concluyente. Su principal
informador parece ser Rémy Garnier, un antiguo agente del fisco que en el 2008
habría enviado un momorándum al respecto a la dirección de la hacienda
francesa.
Cahuzac ha desacreditado todas las informaciones aportadas
por Garnier, que ha calificado de “puro delirio”. El ministro del Presupuesto
ha subrayado que las afirmaciones referentes a sus presuntas propiedades
inmobiliarias son también completamente falsas. Mediapart cita, a partir del
memorándum, una villa en Marrakech (Marruecos) y una casa en La Baule (costa de
Bretaña), mientras que Cahuzac no poseería –según su abogado, Gilles August–
nada de todo esto, sino un apartamento en París (en el selecto distrito VII) y
una casa en Córcega heredada de sus padres.
Jérôme Cahuzac, que antes de asumir la cartera del
Presupuesto había presidido la comisión parlamentaria de Finanzas, es un hombre
unánimemente respetado, asi en la izquierda como en la derecha, por su rigor y
su seriedad. Nadie había puesto hasta ahora en duda su honestidad. Y, de hecho,
la Unión por un movimiento Popular (UMP) reaccionó en general con extrema
cautela, cuando no mostró su apoyo al ministro. Así Hervé Mariton, que expresó
su “respeto y estima” por Cahuzac, o Benoît Apparu, que calificó las
acusaciones de “ridículas”. Sólo Laurent Wauquiez pareció darles crédito.
De 60 años, Cahuzac es una rara avis en la política
francesa, a la que se incorporó tardiamente. Nunca ha ocultado haber acumulado
una cierta fortuna, fruto de su carrera profesional como cirujano plástico,
especializado en implantes capilares.
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