A François
Hollande se le están marchando los ricos. Ahuyentados por la política fiscal
del presidente francés, cuyo máximo exponente es el impuesto del 75% sobre las
rentas superiores a un millón de euros, una parte de los contribuyentes más acomodados
ha empezado a desertar. Como en 1981, cuando los socialistas alcanzaron por
primera vez el Elíseo, con François Mitterrand, en la V República, algunos de
quienes tienen la oportunidad y los recursos empiezan a poner tierra de por
medio. El volumen de este éxodo se ignora, pero ha empezado a preocupar
seriamente al Gobierno, aunque sólo sea por la imagen que el país está
trasladando a los inversores extranjeros.
El primer golpe serio, por su repercusión pública, llegó en
septiembre con la decisión de Bernard Arnault, el presidente del gigante del
lujo LVMH, de solicitar la nacionalidad belga. De momento, no ha trasladado
formalmente su residencia a Bélgica, aunque dispone de una propiedad en Uccle,
en la banlieue residencial de Bruselas. Ahora ha sido el
actor Gérard Depardieu quien ha puesto en venta su mansión de París y ha
comprado una casa en el pequeño pueblo belga de Néchin, justo al lado de la
frontera con Francia, con el objetivo de instalarse. Otros 2.800 franceses
residen allí, entre ellos miembros de algunas familias notables del norte, como
los Mulliez (Auchan)
La decisión de Depardieu ha puesto en evidencia un fenómeno
que, según abogados y asesores fiscales, está ganando amplitud y ha levantado
un vivo debate en Francia. El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, ha calificado
de “muy lamentable” el gesto del actor, a quien recriminó implícitamente su
actitud: “Pagar un impuesto es un acto de solidaridad, es un acto patriótico”.
En el otro lado, el discutido presidente de la UMP, Jean-François Copé,
consideró la situación “desoladora” e instó al Gobierno a cambiar una
fiscalidad que juzga “confiscatoria”. “Si no –advirtió–, asistiremos a
deslocalizaciones de fortunas de forma permanente”.
No es ésta en absoluto la intención del Ejecutivo, para
quien no hay nada más justo que pedir un esfuerzo fiscal especial –el tipo del
75% sólo es por dos años– a quienes más tienen. Si en algo está trabajando el
Ministerio de Economía no es en un aligeramiento de cargas, sino en el
desarrollo a pleno rendimiento de un mecanismo ya aprobado en la etapa de
Nicolas Sarkozy –la denominada Exit Tax– para cobrar las
plusvalías a quienes se van.
A otro nivel, el presidente del grupo socialista en la
Asamblea Nacional, Bruno le Roux, ha anunciado la creación de un grupo de
trabajo con el objetivo de proponer medidas para combatir el exilio fiscal. “El
problema es bastante grave y puede representar varios miles de millones para
nuestro país”, ha valorado. Algunos diputados socialistas, como Yann Galut, han
llegado a proponer que se obligue a todos los franceses a pagar la diferencia
entre lo que pagan fuera en concepto de impuestos y lo que deberían pagar por
el mismo concepto en Francia, bajo la amenaza –en caso contrario– de ser
desposeídos de la nacionalidad francesa. Semejante medida, sin embargo, es
prácticamente de imposible aplicación –además de inconstitucional–, como su
propio promotor ha reconocido. “Fue un gesto de cólera, sólo quería provocar un shock en la opinión pública”, admitió en Le
Monde.
Además de Suiza, el destino preferido de los “exiliados
fiscales” franceses es Londres y Bruselas, donde disfrutan de una fiscalidad
ventajosa y de una comunicación rápida y directa con París en tren de alta
velocidad. El primer ministro británico, David Cameron, prometió el pasado mes
de julio a los franceses que serían recibidos con una alfombra roja. Ya han
empezado a llegar.
Ni Astérix ni
Obélix
Los irreductibles galos acaso sigan resistiendo a las
legiones de César en un rincón de Bretaña. Pero entre ellos no están ya ni
Astérix ni Obélix. El azar y alguna otra cosa más –como su común amistad con el
ex presidente Nicolas Sarkozy– ha reunido en el camino del éxodo a los dos
actores que interpretaron a los dos héroes imaginados por Goscinny y Uderzo en
dos de las películas de la saga: “Astérix y Obélix contra César” y “Astérix y
Obélix: Misión Cleopatra”. En principio, los motivos de uno y de otro son
diferentes. Christian Clavier, que encarnó al pequeño e inteligente Astérix,
anunció el pasado mes de octubre su decisión de trasladarse a vivir a Londres,
tanto por motivos profesionales como para huir del “antisarkozysmo” del que
dice ser víctima por su amistad con el ex presidente. En ningún caso, precisó,
por motivos fiscales. Gérard Depardieu no ha dado, por el momento, ninguna
explicación. Pero después de conocerse que había adquirido una casa en Bélgica,
ayer trascendió que ha puesto recientemente a la venta el hôtel
particulier que posee cerca de Montmartre, una mansión de 1.800 metros cuadrados
por la que podría pedir 50 millones de euros.
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