viernes, 14 de diciembre de 2012

Éxodo fiscal


A François Hollande se le están marchando los ricos. Ahuyentados por la política fiscal del presidente francés, cuyo máximo exponente es el impuesto del 75% sobre las rentas superiores a un millón de euros, una parte de los contribuyentes más acomodados ha empezado a desertar. Como en 1981, cuando los socialistas alcanzaron por primera vez el Elíseo, con François Mitterrand, en la V República, algunos de quienes tienen la oportunidad y los recursos empiezan a poner tierra de por medio. El volumen de este éxodo se ignora, pero ha empezado a preocupar seriamente al Gobierno, aunque sólo sea por la imagen que el país está trasladando a los inversores extranjeros.

El primer golpe serio, por su repercusión pública, llegó en septiembre con la decisión de Bernard Arnault, el presidente del gigante del lujo LVMH, de solicitar la nacionalidad belga. De momento, no ha trasladado formalmente su residencia a Bélgica, aunque dispone de una propiedad en Uccle, en la banlieue residencial de Bruselas. Ahora ha sido el actor Gérard Depardieu quien ha puesto en venta su mansión de París y ha comprado una casa en el pequeño pueblo belga de Néchin, justo al lado de la frontera con Francia, con el objetivo de instalarse. Otros 2.800 franceses residen allí, entre ellos miembros de algunas familias notables del norte, como los Mulliez (Auchan)

La decisión de Depardieu ha puesto en evidencia un fenómeno que, según abogados y asesores fiscales, está ganando amplitud y ha levantado un vivo debate en Francia. El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, ha calificado de “muy lamentable” el gesto del actor, a quien recriminó implícitamente su actitud: “Pagar un impuesto es un acto de solidaridad, es un acto patriótico”. En el otro lado, el discutido presidente de la UMP, Jean-François Copé, consideró la situación “desoladora” e instó al Gobierno a cambiar una fiscalidad que juzga “confiscatoria”. “Si no –advirtió–, asistiremos a deslocalizaciones de fortunas de forma permanente”.

No es ésta en absoluto la intención del Ejecutivo, para quien no hay nada más justo que pedir un esfuerzo fiscal especial –el tipo del 75% sólo es por dos años– a quienes más tienen. Si en algo está trabajando el Ministerio de Economía no es en un aligeramiento de cargas, sino en el desarrollo a pleno rendimiento de un mecanismo ya aprobado en la etapa de Nicolas Sarkozy –la denominada Exit Tax– para cobrar las plusvalías a quienes se van.

A otro nivel, el presidente del grupo socialista en la Asamblea Nacional, Bruno le Roux, ha anunciado la creación de un grupo de trabajo con el objetivo de proponer medidas para combatir el exilio fiscal. “El problema es bastante grave y puede representar varios miles de millones para nuestro país”, ha valorado. Algunos diputados socialistas, como Yann Galut, han llegado a proponer que se obligue a todos los franceses a pagar la diferencia entre lo que pagan fuera en concepto de impuestos y lo que deberían pagar por el mismo concepto en Francia, bajo la amenaza –en caso contrario– de ser desposeídos de la nacionalidad francesa. Semejante medida, sin embargo, es prácticamente de imposible aplicación –además de inconstitucional–, como su propio promotor ha reconocido. “Fue un gesto de cólera, sólo quería provocar un shock en la opinión pública”, admitió en Le Monde.

Además de Suiza, el destino preferido de los “exiliados fiscales” franceses es Londres y Bruselas, donde disfrutan de una fiscalidad ventajosa y de una comunicación rápida y directa con París en tren de alta velocidad. El primer ministro británico, David Cameron, prometió el pasado mes de julio a los franceses que serían recibidos con una alfombra roja. Ya han empezado a llegar.


Ni Astérix ni Obélix

Los irreductibles galos acaso sigan resistiendo a las legiones de César en un rincón de Bretaña. Pero entre ellos no están ya ni Astérix ni Obélix. El azar y alguna otra cosa más –como su común amistad con el ex presidente Nicolas Sarkozy– ha reunido en el camino del éxodo a los dos actores que interpretaron a los dos héroes imaginados por Goscinny y Uderzo en dos de las películas de la saga: “Astérix y Obélix contra César” y “Astérix y Obélix: Misión Cleopatra”. En principio, los motivos de uno y de otro son diferentes. Christian Clavier, que encarnó al pequeño e inteligente Astérix, anunció el pasado mes de octubre su decisión de trasladarse a vivir a Londres, tanto por motivos profesionales como para huir del “antisarkozysmo” del que dice ser víctima por su amistad con el ex presidente. En ningún caso, precisó, por motivos fiscales. Gérard Depardieu no ha dado, por el momento, ninguna explicación. Pero después de conocerse que había adquirido una casa en Bélgica, ayer trascendió que ha puesto recientemente a la venta el hôtel particulier que posee cerca de Montmartre, una mansión de 1.800 metros cuadrados por la que podría pedir 50 millones de euros.



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