jueves, 20 de diciembre de 2012

Francia busca la reconciliación con Argelia

Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy lo intentaron y fracasaron. Ahora le toca el turno a François Hollande. El presidente francés inició ayer su primera visita de Estado a Argelia con el ambicioso objetivo de poner las bases de una reconciliación con la antigua colonia francesa cincuenta años después del final de la guerra de la independencia. Muchos y complicados son los litigios que subsisten entre Francia y Argelia, pero el fundamental sigue siendo la memoria del pasado colonial y la sangre vertida entre 1954 y 1962.

“Hay que decir la verdad sobre el pasado, pero este viaje es para preparar el futuro”, subrayó Hollande en la conferencia de prensa que ofreció ayer tarde tras mantener un almuerzo de trabajo con el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika. “Ha llegado el momento de abrir un nuevo periodo, una nueva era”, añadió, inscribiéndose a este respecto en un proceso de “continuidad” –y no de ruptura– con las iniciativas tomadas por sus predecesores.

Hollande confía en que, esta vez y a diferencia de las anteriores, el esfuerzo pueda coronarse con éxito, gracias por un lado a un “cambio de época” –cincuenta años no pasan en balde– y por otro a un “cambio de método”, más pragmático, en la forma de abordar las relaciones bilaterales. Así, el presidente francés ha preferido abandonar el proyecto del nonato tratado de amistad que Chirac había acordado elaborar con Buteflika en el 2003 y limitarse a una declaración política conjunta acompañada de un documento marco que detallará un programa de cooperación a cinco años vista en el terreno de la defensa, la industria, la agricultura, la educación o la cultura.

Pero Hollande es plenamente consciente de que nada podrá construirse si no se cierra la herida –todavía abierta– entre los dos países. Toda la expectación está centrada pues en la jornada de hoy, llamada a ser crucial. El presidente francés pronunciará a primera hora un importante discurso ante las dos cámaras del Parlamento argelino, ante las que abordará el espinoso legado de la Historia. Y posteriormente acudirá a rendir homenaje al monumento a Maurice Audin, comunista francés y militante anticolonialista muerto en 1957 torturado por los militares franceses.

“Hay que decir la verdad sobre el pasado. La verdad sobre la colonización, sobre la guerra, sobre la memoria. Pero el pasado no debe impedir trabajar porel futuro”, afirmó al respecto Hollande, quien hace dos meses reconoció por primera vez de forma oficial la matanza de manifestantes argelinos en una manifestación en París el 17 de octubre de 1961. El presidente francés admitió la “sangrienta represión” de la policía y rindió homenaje a las víctimas, aunque sin emitir ningún juicio ni mucho menos pedir perdón.

Tampoco lo hará hoy. “No vengo aquí para expresar arrepentimiento o pedir excusas”, aclaró Hollande, cuyas palabras serán calibradas al milímetro. Para los argelinos más exigentes, su gesto puede resultar insuficiente. Pero ir más allá podría generar incomprensión en Francia, donde también subsisten heridas sin cerrar.

El presidente francés, acompañado de Valérie Trierweiler, aterrizó a primera hora de la tarde en Argel al frente de una impresionante delegación de cerca de 200 personas, integrada por nueve ministros y una docena de parlamentarios, una cuarentena de empresarios y diversos escritores y artistas, además de cien periodistas. Su homólogo argelino le recibió con todos los fastos, incluido un desfile en coche descapotable ante miles de personas.

Si Francia da mucha importancia a los acuerdos económicos –Renault debe firmar la construcción de una factoría en Orán–, diversos litigios están también sobre la mesa por resolver: la política francesa de visados o la indemnización a los afectados por las pruebas nucleares en el Sahara, por un lado: la nunca dilucidada matanza de los monjes de Tibéherine en 1996, por el otro.


“Repensar” la Unión por el Mediterráneo

La Unión por el Mediterráneo (UPM), el gran proyecto lanzado en el 2008 por Nicolas Sarkozy, está tan encallado como el “Proceso Barcelona” que pretendía superar. Hollande dijo ayer en argel que la UPM debe ser “repensada”. Mientras tanto, el presidente francés apuesta por centrarse en proyectos concretos en foros más pequeños, como el 5+5.




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