Un embalamiento casi infantil poseyó ayer a los socialistas franceses, quienes recibieron las nuevas noticias sobre la situación judicial de Dominique Strauss-Kahn con apresurado alborozo. De creer la catarata de declaraciones de los principales barones del Partido Socialista francés, el ex director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), y –hasta su detención el pasado 14 de mayo– favorito para encabezar la candidatura socialista al Elíseo en 2012, habría sido ya prácticamente exculpado, y su inocencia y honor restablecidos.
El mantenimiento formal de la acusación contra DSK por intento de violación, confirmada por la tarde (hora de París) por el fiscal Cyrus Vance Jr., volvió a poner momentáneamente las cosas en su sitio: el fin del caso –aparentemente tocado de muerte por la falta de credibilidad de la presunta víctima– probablemente esté cerca, pero el desenlace precisará todavía de varias semanas.
La algarabía inicial, sin embargo, dejó paso casi inmediatamente a la inquietud. La perspectiva de una inminente exculpación de Strauss-Kahn y su eventual retorno a Francia, si puede ser un motivo de satisfacción desde el punto de vista personal, es en cambio un elemento inesperado y extremadamente distorsionador desde el punto de vista político.
Tres días después de la apertura del plazo para presentar candidaturas a las elecciones primarias de las que debe salir el presidenciable del 2012, la sombra de DSK ha regresado violentamente con la fuerza de un boomerang. ¿Hasta el punto de alterar el escenario? Es pronto para saberlo. De momento, los dirigentes socialistas guardaban ayer una calculada prudencia y el portavoz del partido, Benoît Hamon, rechazó por el momento la interrupción del proceso de primarias: “No está, hoy, en el orden del día”, dijo en una ambigua declaración.
Algunos de los partidarios de Strauss-Kahn más osados han empezado ya a presionar en este sentido. Es el caso de Michèle Sabban, vicepresidenta de la región Île-de-France, quien ayer pidió la “suspensión inmediata” del proceso de elecciones primarias, con el fin de dar tiempo a su campeón para ponerse en pista si así lo desea. François Hollande, que la ausencia de DSK ha situado como favorito, se mostró abierto a ampliar el plazo para presentar candidaturas. Éste finaliza el 13 de julio, imposible pues para Strauss-Kahn de llegar a tiempo si el calendario no cambia: la próxima vista en el tribunal de Nueva York está fijada el 18 de julio. Si al final queda libre de cargos, no será antes de esa fecha.
Pero podría no ser más tarde. Lo que de repente deja abiertas todas las puertas, siempre que Strauss-Kahn esté en disposición psicológica y tenga ganas. ¿Como candidato? ¿formando un <CF21>ticket</CF> electoral con Martine Aubry? Imposible aventurarlo. Pero diversas figuras socialistas, desde el strauss-kahniano Jean-Marie Le Guen hasta Julien Dray, pasando por Jack Lang, abogaban ayer por un rápido retorno de DSK a la política en la perspectiva de las elecciones del año que viene.
“¿Qué le impide regresar si tiene la fuerza y las ganas? (...) Desconozco su estado de ánimo, pero si él lo desea \[presentarse candidato al Elíseo\], no veo qué se lo impediría”, comentó al respecto el líder del Partido Radical, el centrista Jean-Louis Borloo.
Más circunspecta se mostró Martine Aubry, quien eludió comentar las implicaciones políticas de una exculpación de DSK. La primera secretaria del PS, que el martes anunció su candidatura a las primarias, había cerrado un pacto con DSK para cederle el paso en su carrera al Elíseo. Y sólo se decidió a concurrir por la designación una vez la candidatura de Strauss-Kahn pareció definitivamente descartada. Su eventual regreso cambiaría las cartas a mitad de partida. También para sus partidarios, la mayor parte de los cuales han repartido ya su apoyo entre diversos candidatos. Unos se han alineado con Aubry, como Jean-Christophe Cambadélis; otros con Hollande, como Pierre Moscovici, e incluso con Ségolène Royal, como Le Guen. La dispersión es absoluta.
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