La afirmación pretendía, aparentemente, relativizar la importancia de las calificaciones de las agencias de notación. “No hay una correlación sistemática entre la nota de un país y los tipos de interés reclamados por los inversores. Nosotros degradamos a Estados Unidos este verano y sus tipos han disminuido”, había comentado Six momentos antes, en un intento de desdramatizar la situación. No lo logró para nada.
“Los inversores no tratan en absoluto a Francia como un país europeo de la categoría BBB”, replicó el Ministerio francés de Economía, que subrayó que el jueves el tesoro público colocó una emisión de deuda de 8.000 millones de euros, la mitad de los cuales lo fueron a diez años a un tipo del 3,29%. El gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer, insistió por su parte en este mismo extremo y afirmó: “Seguimos teniendo crédito, emitimos a tipos de interés muy bajos, la deuda de Francia es perfectamente fiable, no hay ningún tipo de duda sobre su capacidad para reembolsarla íntegramente”.
El comentario del jefe economista de Standard & Poor’s fue tanto más enojoso para Bercy cuanto que, de ser cierto, supondría una rebaja de la calificación francesa de seis grados, cuando la amenaza que la propia agencia de notación puso sobre la mesa el pasado mes de diciembre es de sólo dos grados: de AAA a AA. Standard & Poor’s, en un comunicado difundido el 5 de diciembre, amenazó con rebajar la calificación de quince países de la zona euro, incluida Alemania. Cinco días después, anunció por error la rebaja de la nota francesa, un patinazo que la presidenta de la oficina de la agencia en Francia, Carol Sirou, ha atribuido al “sistema informático”, Desde entonces, la agencia ha sido rebautizada en Francia como Standard & Bourde (bourde significa “bola”)
La jornada fue ayer doblemente agitada en Francia. El anuncio del etorno de Nicolas Sarkozy en el Elíseo, posteriormente corroborado por el propio presidente francés, de que Francia adoptará unilateralmente la tasa sobre las transacciones financieras–o tasa Tobin– cogió desprevenidos a sus socios europeos, que reaccionaron con desagrado. “Francia no esperará a que los demás estén de acuerdo”, afirmó Sarkozy, deseoso de tomar esta decisión –de fuerte contenido simbólico– antes de las elecciones presidenciales. Berlín, con quien París ha ido hasta ahora de la mano en este asunto, replicó por boca del portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, que su objetivo sigue siendo adoptar tal medida en el marco de la Unión Europea. Lo mismo defendió la Comisión Europea. Y también el primer ministro italiano, Mario Monti, que se entrevistó ayer en París con el presidente francés y con el primer ministro, François Fillon.
No hay comentarios:
Publicar un comentario