El comentario de Sarkozy, que habló abiertamente de su futura vida fuera del Elíseo –así sea dentro de tres meses o de cinco años–, era en principio una confidencia destinada a no ser publicada. La conversación, según había especificado él mismo, era off the record. Sin embargo, diversos medios franceses se saltaron ayer esta condición y desvelaron el contenido de las reflexiones presidenciales. Esta ruptura de las reglas del juego se ha convertido en algo habitual con Sarkozy, quien muy posiblemente habló a sabiendas de que sus afirmaciones acabarían saliendo a la luz pública.
“Tengo 56 años, hago política desde hace treinta y cinco, tengo una profesión \[abogado\], cambiaría completamente de vida, no oirán hablar más de mí si soy derrotado”, añadió el presidente francés según la agencia France Presse, uno de cuyos periodistas estaba también presente. Le Monde, por su parte, evoca otra reflexión en la que Sarkozy aludiría a la culminación de su carrera política, así gane o pierda: “De todas maneras, estoy en el final. En todos los casos, estoy confrontado al final de mi carrera”. Según el vespertino, el presidente habría repetido estas ideas en los últimos tiempos ante diferentes interlocutores –entre ellos el ex ministro Brice Hortefeux–, subrayando que su marcha de la política, en caso de derrota, sería radical y total. Nada de retomar las riendas del partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP) o –aún peor– liderar una facción, en contra de lo que algunos de sus amigos le recomiendan.
Los diversos medios que tuvieron derecho a las confidencias presidenciales no coinciden, en cambio, a la hora de interpretar el estado de ánimo de Sarkozy. Según el cronista de Le Monde, el miedo a la derrota habría finalmente alcanzado al presidente francés y a una parte de su entorno. Una idea tentadora a la que no se resistieron a apuntarse algunos de sus rivales, desde el socialista François Hollande al centrista François Bayrou, pasando por el líder del Frente de Izquierda, Jean-Luc Melenchon, quien creyó saber que el presidente ha entrado en una “espiral depresiva”. La versión de France Presse, por el contrario, presenta a un Sarkozy convencido de su victoria.
En todo caso, la posibilidad de una derrota es todo menos virtual. Sondeo tras sondeo, todos los institutos de opinión vaticinan la victoria de Hollande, tanto en la primera vuelta prevista el 22 de abril –donde sacaría a Sarkozy hasta siete puntos de ventaja, según algunas encuestas–, como en la segunda, el 6 de mayo. Más preocupante aún para el presidente, las expectativas de voto de la presidenta del Frente Nacional (FN) Marine Le Pen –que algunos sitúan en el 21%– se acercan peligrosamente a las del propio Nicolas Sarkozy (23%), La posibilidad de que pudiera repetirse la sorpresa del año 2002, cuando Jean-Marie Le Pen eliminó en la primera vuelta al entonces primer ministro socialista Lionel Jospin, no puede descartarse.
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