Alivio, júbilo, alegría… Los socialistas franceses han recibido con similar satisfacción, aunque desigual intensidad, la exculpación de Dominique Strauss-Kahn por la justicia norteamericana. Pero también –si bien no todos- con un poso de amargura. El abandono de los cargos contra el ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI), otrora gran favorito para alzarse con la victoria en las elecciones presidenciales francesas de la primavera de 2012, constituye políticamente un desenlace a destiempo.
De nuevo libre, DSK lo es -de entrada- de regresar a Francia, e incluso de participar en la campaña electoral. Pero para él ya es demasiado tarde. Sus ambiciones presidenciales quedaron sepultadas en la habitación 2806 del hotel Sofitel de Nueva York el pasado 14 de mayo. Esta vez, a diferencia de lo que sucedió en julio –cuando empezó a vislumbrarse el actual desenlace judicial-, ninguno de sus partidarios y amigos en el seno del PS han pedido la reactivación de su candidatura al Elíseo. Se acabó.
Las primarias socialistas están ya en marcha y los cinco candidatos a la designación, que se votará el 9 de octubre en primera vuelta, se encuentran en plena campaña. Huérfanos de líder, sus más fieles seguidores se han repartido entre los diferentes aspirantes. Sus dos lugartenientes históricos, por ejemplo, se han alineado en bandos opuestos: Jean-Christophe Cambadélis, con Martine Aubry; Pierre Moscovici, con François Hollande. La carrera lanzada, ya nadie puede pararla. Y Strauss-Kahn, quien fuera la gran esperanza del PS, deberá contentarse con mirarla desde la gradería.
Ni siquiera está claro que los barones socialistas en liza vayan a disputarse el apoyo de DSK, cuya figura política ha quedado dañada probablemente sin remedio. El abandono de los cargos en su contra, por falta de credibilidad de la presunta victima, no ha despejado la verdad de lo sucedido. Pero además el proceso ha puesto de relieve la enfermiza relación de Strauss-Kahn con el sexo y ha comportado una exhibición casi pornográfica de su elevadísimo tren de vida, muy alejado del del electorado al que pretenden dirigirse los socialistas.
Entre la satisfacción general, a la que se sumó comedidamente el partido de Nicolas Sarkozy, la UMP, sólo una voz se levantó ayer para lamentar la decisión de la justicia norteamericana: la de la ex ministra comunista Marie-George Buffet, que la calificó de “mala noticia para las mujeres”.
Dominique Strauss-Kahn puede haber quedado definitivamente exculpado de la acusación de violación que le imputaba la justicia norteamericana, pero no ha pasado lo mismo con el caso que aún tiene abierto en Francia por el presunto intento de violación de
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