Los ricos franceses deberán pagar más al fisco para contribuir a la salida de la crisis. El primer ministro, François Fillon, anunció ayer la instauración de un impuesto extraordinario sobre las rentas más altas –a partir de 500.000 euros anuales- para ayudar a cumplir los objetivos de reducción del déficit público en en un contexto de ralentización de la recuperación económica. El nuevo impuesto gravará con un 3% las rentas del trabajo y del capital. Aunque nacida como una medida temporal, este gravamen especial sobre los más acaudalados representa una auténtica revolución en la política fiscal de Nicolas Sarkozy, quien lo primero que hizo tras su elección como presidente de la República en 2007 fue justamente todo lo contrario.
La aprobación de una imposición extraordinaria sobre las rentas más altas, en el actual periodo de crisis, se inscribe en un paquete de medidas más amplia -en materia fiscal y de recorte del gasto- con el objetivo de obtener 11.000 millones suplementarios en 2012 para poder cumplir los objetivos de reducción del déficit. El Gobierno prevé cerrar el año con un déficit del 5,7%, que debería reducirse en 2012 al 4,5%, al 3% en 2013 y al 2% en 2014, con el objetivo final de llegar al equilibrio de las finanzas públicas.
Considerado por la mayoría gubernamental como un sacrilegio hace no tanto tiempo, la idea de aplicar una contribución especial sobre los ricos ha ido haciendo camino en el seno de la derecha e incluso entre los directamente afectados. Un grupo de 16 patronos y grandes accionistas franceses hizo público la víspera un manifiesto a favor de esta solución. Aunque de alcance limitado –se calcula que puede aportar anualmente unos 200 millones a las arcas del Estado-, su importancia radica sobre todo en su fuerza simbólica. Esta contribución especial desaparecerá, no obstante, según avanzó Fillon cuando el déficit se sitúe en el 3%. Esto es, dentro de tres años si se cumple el objetivo.
El jefe del Gobierno francés explicó que el agravamiento de la situación económica –las previsiones de crecimiento para este año han bajado del 2,25% al 1,75%, anunció- hacían necesario aprobar medidas adicionales a las ya adoptadas hasta el momento. Con las anunciadas ayer, el Ejecutivo confía obtener en 2011 un plus de 1.000 millones y de 11.000 millones el año que viene. La mayor parte de estos recursos procederán del aumento de los impuestos, básicamente a través de la rebaja o elminación de diversas desgravaciones fiscales, mientras que sólo en menor proporción -500 millones este año, 1.000 millones el que viene- vendrán de nuevos recortes del gasto público.
Junto a la contribución especial de las rentas más altas, el Gobierno francés prevé elevar también el gravamen sobre las rentas de capital del 12,5% al 13,5%, aumentar la imposición directa sobre el tabaco, el alcohol y las bebidas refrescantes con azúcares añadidos (en el primer caso, habrá un incremento de precio inmediato del 6%), y subir el IVA sobre las entradas de los parques temáticos (del 5,5% al 19,5%). Algunas desgravaciones fiscales existentes, como las que afectan a las horas extraordinarias –que fueron “desfiscalizadas” completamente para favorecer el abandono progresivo de la semana laboral de 35 horas– o al impuesto sobre la plusvalía, serán revisadas a la baja.
Nicolas Sarkozy, quien siempre se había negado a aumentar impuestos, optó ayer por dedicarse exclusivamente a la polítiva internacional –la crisis libia- y dejó que fuera su primer ministro el encargado de anunciar, en una conferecia de prensa televisada, la nueva política de austeridad. “El umbral de tolerancia del endeudamiento ha sido sobrepasado”, afirmó quien al inicio del mandato anunciara con una alegría impensable hoy en día que estaba “al frente de un Estado en quiebra”. La deuda pública francesa se elevará a finales de este año en el 84,7% del PIB y al 86,8% el año que viene.
Los patronos dan un paso (24/08/2011)
Los franceses más ricos -unos cuantos de los más notables, al menos- están dispuestos a arrimar el hombro y rascarse el bolsillo para contribuir a la salida de la crisis económica. Siguiendo la iniciativa del multimillonario norteamericano Warren Buffet, un grupo de 16 grandes empresarios y accionistas franceses hicieron público ayer un manifiesto en el que, bajo el expresivo título de “Taxez-nous!” (¡Póngannos impuestos!), proponen la instauración de una “contribución excepcional” sobre las rentas más altas para ayudar en la lucha contra la reducción del déficit y la deuda pública, y contribuir a “preservar” el modelo económico y social francés.
Entre los firmantes figuran la principal accionista y el presidente del grupo L’Oréal, Liliane Bettencourt y Jean-Paul Agon, respectivamente; y los presidentes de Accor, Dennis Hennequin; Air France-KLM, Jean-Ciryll Spinetta; Danone, Franck Riboud; Meetic, Marc Simoncini; Orange, Stéphane Richard; PSA Peugeot-Citroën, Philippe Varin; Publicis, Maurice Lévy -uno de los promotores de la iniciativa-; Société Générale, Frédéric Oudéa; Total, Christophe de Margerie, y Volvo, Louis Schweitxer.
Aunque no hayan firmado el manifiesto, otros grandes patronos franceses se han pronunciado en este mismo sentido en las últimas semanas. Así Pierre Bergé, cofundador de Yves Saint-Laurent y uno de los principales accionistas de Le Monde; Geoffroy Roux de Bézieux, presidente de Virgin Mobile; Henri Lachmann, presidente de Axa, y Michel Pébereau, presidente del primer banco de Francia, BNP Paribas. “El país atraviesa un periodo difícil, es imperativo acelerar el enderezamiento de las finanzas públicas a través de un programa de contención del gasto y un aumento temporal de los impuestos. En este marco, es equitativo que la fiscalidad pida a los más afortunados un esfuerzo más importante que a los otros”, ha declarado este último, considerado una persona muy próxima al presidente francés, Nicolas Sarkozy.
El manifiesto de los 16 sugiere que esta aumento excepcional de los impuestos a los más ricos debería adoptar “proporciones razonables”, so pena de alimentar la fuga de capitales y la evasión fiscal, y estar enmarcado en cualquiera de los casos en “un esfuerzo más global de reforma, tanto sobre los gastos como sobre los ingresos”.
La aparición del manifiesto, difundido a través del semanario de orientación socialdemócrata Le Nouvel Observateur, se produjo significativamente la víspera de un Consejo de Ministros crucial en el que el Gobierno de Nicolas Sarkozy prevé adoptar un proyecto restrictivo de Presupuestos del Estado para 2012, con el fin de cumplir los compromisos de reducción del déficit. Entre las medidas que estarán hoy sobre la mesa del Salon Murat del palacio del Elíseo figura un paquete fiscal que incluye la posibilidad de gravar con un impuesto especial a las rentas más altas.
La propuesta de un impuesto excepcional sobre los franceses más ricos cuenta con un amplio apoyo en las filas de la UMP, donde ya se han manifestado a favor el presidente del grupo parlamentario, Jean-François Copé, y el ponente de la comisión de Presupuestos, Gilles Carrez. La medida, que supondría un giro radical de la política fiscal aplicada hasta ahora por Nicolas Sarkozy, busca hacer más digeribles para la opinión pública los nuevos recortes y sacrificios.