Hasta ahora soterrada, la lucha por el liderazgo de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el gran partido de la derecha francesa, es ya abierta. El secretario general del partido, Jean-François Copé, anunció el domingo oficialmente su intención –por otro lado, conocida– de optar a la presidencia dejada vacante por Nicolas Sarkozy, a la que también aspira el ex primer ministro François Fillon. Un total de 264.000 militantes deberán pronunciarse, en una elección a dos vueltas, el 18 y el 25 de noviembre próximos. Su veredicto condicionará –aunque no necesariamente determinará– la designación del candidato de la UMP al Elíseo en las elecciones del 2017.
Jean-François Copé, de 48 años, nunca ha ocultado su ambición. Ni su intención de repetir la maniobra realizada en 2004 por Nicolas Sarkozy de tomar el control del partido para segurarse después su elección como candidato a la presidencia de la República. Formalmente no es esto lo que ventilará el mes de noviembre, pero no cabe duda de que el resultado de estas elecciones internas tendrá un peso capital.
El domingo en Châteaurenard (Loiret), Copé se presentó como el más genuino representante de una “derecha desacomplejada” y combativa. Cachorro chiraquista antaño enfrentado a Sarkozy, el actual secretario general de la UMP ha acabado enfundándose el uniforme de heredero oficioso y adoptando sin ambages el lenguaje –y determinados giros– del ex presidente. Su discurso del domingo evocaba algunos pasajes del discurso de Sarkozy del 14 de febrero de 2007 cuando fue investido candidato al Elíseo.
Frente a Copé, François Fillon, de 58 años, pretende encarnar una derecha más moderada. El ex primer ministro, que pese a periódicas etapas de tensión con Sarkozy se mantuvo ininterrumpidamente cinco años en Matignon, es quien más claramente se ha distanciado de la deriva ultraderechista de la última campaña.
Considerado durante un tiempo como un hombre capaz de aglutinar las diferentes sensibilidades de la derecha y conjurar el riesgo de una fractura, el también ex primer ministro Alain Juppé ha renunciado a presentar batalla, aunque no descarta apoyar a alguno de los dos contendientes. Junto a ellos, y como figurantes, los ex ministros Bruno Le Maire y Nathalie Kosciusko-Morizet, han expresado asimismo su intención de concurrir al puesto.
Todos los contendientes dan por políticamente amortizado a Nicolas Sarkozy, pero nadie se atreve a darle por definitivamente retirado. Sus amigos más próximos, que se han organizado como corriente en el partido, especulan con la posibilidad de un retorno en 2017. Para el 53% de los simpatizantes de la UMP –según un sondeo de Ifop–, sigue siendo el mejor candidato...
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