lunes, 2 de junio de 2014

El terrorista de Bruselas era francés...

Un control ordinario antidroga de la policía de aduanas francesa ha permitido detener al presunto autor de la matanza, el pasado 24 de mayo, del Museo Judío de Bruselas, en la que perdieron la vida cuatro personas: un matrimonio israelí, una voluntaria francesa y un empleado belga. El sospechoso es un ciudadano francés de 29 años, Mehdi Nemmouche, quien al parecer habría combatido durante un año y medio en Siria en las filas del grupo yihadista Estado Islámico en Iraq y el Levante (EIIL), una organización vinculada a Al Qaeda.

El perfil de Nemmouche guarda extraordinarias similitudes con el de Mohamed Merah, el terrorista de Toulouse que en marzo del 2012 asesinó a tres militares y a cuatro personas de confesión judía –entre ellas, tres niños– en la capital del Midi y en Montauban. Y pone dramáticamente de relieve que el temor de las autoridades a que el retorno de los más de 700 yihadistas franceses que combaten o han combatido en Siria desemboque en una ola atentados terroristas en suelo europeo tiene fundamento.

Mehdi Nemmouche fue detenido por azar el pasado viernes, poco después del mediodía, a su llegada a la estación de autobuses Saint-Charles de Marsella, en el sur de Francia, adonde llegó a bordo de un autocar de línea procedente de Amsterdam y Bruselas. La policía aduanera, que realiza periódicos controles sobre esta línea –utilizada por traficantes de droga–, subió al autocar y, tras percibir el nerviosismo de Nemmouche, le hizo abrir su equipaje. Cuál no fue su sorpresa al hallar dentro un fusil de asalto Kalashnikov y un revólver P38, así como numerosa munición. Que el presunto autor de la matanza de Bruselas viajara con semejante arsenal hace sospechar a los expertos de la lucha antiterrorista que pudiera estar preparando nuevos atentados en Francia.

En la bolsa, la policía encontró también un pañuelo con las siglas del grupo yihadista EIIL, una gorra similar a la que llevaba el autor de la matanza –segú se pudo observar en las grabaciones de las cámaras de vídeovigilancia del museo–, una cámara portátil de tipo GroPro, con la que presuntamente intentó grabar –al igual que hizo Mohamed Merah en Toulouse– el atentado del Museo Judío y, lo que parece definitivamente incriminatorio, una grabación de cuatro minutos en una tarjeta de memoria en la que Nemmouche muestra sus armas y reivindica la autoría del atentado de Bruselas. Así lo explicó el fiscal de la República de París –responsable de los asuntos de terrorismo–, François Molins, quien dijo que las armas incautadas, a falta de lo que digan las pruebas balísticas, “son del mismo tipo que las utilizadas el 24 de mayo”.

Acusado de los presuntos delitos de asesinato, tentativa de asesinato, y detención y transporte de armas con fines terroristas, a Nemmouche se le ha aplicado la legislación antiterrorista, que permite una detención policial de 96 horas –hasta mañana martes–, prorrogable hasta 144 horas en caso de amenaza inminente. Hasta el momento, según explicó el fiscal, el sospechoso se ha acogido a su derecho a no declarar y no ha dicho ni una palabra, más allá de decir que reside en Bélgica, que no tiene domicilio fijo y que vive del robo de coches. La investigación ha sido encomendada a la Dirección General de Seguridad Interior (DGSE)

Natural de la ciudad francesa de Roubaix (Norte), junto a la frontera belga, Mehdi Nemmouche era un delincuente de poca monta, hasta que después de una condena de cinco años de prisión –entre el 2007 y el 2012– por un atraco emergió como un islamista radical. Las autoridades penitenciarias dieron la alerta sobre este proceso de radicalización y la DGSE le fichó. Pero pronto le perdió la pista: poco después de su liberación, el 2 de diciembre, Nemmouche visitó a su familia –una tía suya– en la localidad de Tourcoing, cerca de Roubaix, y abandonó el país. Tras pasar por Bélgica, el Reino Unido, Líbano y Turquía, alcanzó presuntamente Siria y se sumó al EIIL, el grupo más extremista de los que combaten al régimen de Bachar el Asad.

Nada más se supo de Nemmouche hasta el mes de marzo de este año, en que la policía de fronteras de Alemania alertó a la DGSE –que le había inscrito en el fichero de personas buscadas– de que había entrado en el país. Todo indica que, inmediatamente después, se trasladó a Bélgica, donde tiene algunos conocidos. Nadie le sometió a vigilancia, lo que plantea interrogantes sobre la coordinación entre los diversos servicios de seguridad. Tras cometer presuntamente el atentado del 24 de mayo, el sospechoso se mantuvo escondido durante cinco días en Bélgica –la polcía belga estaba interrogando ayer a dos individos por su presunta relación con el terrorista– y el jueves tomó el autocar que le condujo hasta Marsella. 



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