viernes, 27 de junio de 2014

Antisarkozismo en Sarkolandia

"Veo por primera vez en el partido la aparición de un antisarkozysmo nuevo...”. El afable Jean-Pierre Raffarin lo constató hace un par de días durante una entrevista radiofónica. El partido al que aludía no era otro que la Unión por un Movimiento Popular (UMP) y lo nuevo, lo realmente nuevo, no es el antisarkozysmo en sí –ampliamente enraizado en la izquierda–, sino su aparición en el seno mismo del partido de Nicolas Sarkozy. El ex primer ministro francés debe saber bien de qué habla, puesto que sus dos colegas del triunvirato que gobierna provisionalmente la UMP, Alain Juppé y François Fillon, se han sumado poco o mucho a esta nueva corriente interna.

El amado líder, la gran esperanza blanca, ya no es ni una cosa ni la otra. Los barones de la derecha francesa le disputan abiertamente el derecho a ser candidato al Elíseo en el 2017, mientras algunos jóvenes cuadragenarios se proponen tomar, a sus expensas, las riendas del partido en el congreso extraordinario del próximo otoño. “¡El jefe vuelve!” proclamaba esta semana con un optimismo poco fundado el ex ministro Roger Karoutchi, uno de sus fieles. La verdad es que está lejos de haber en el partido un clamor que pida su retorno –¿no fue acaso Sarkozy quien les condujo a la derrota en el 2012 y ha llevado a la UMP al borde de la quiebra?– y cada vez hay más voces que se atreven a criticar en voz alta al antiguo patrón. ¡Lo nunca visto!

Nicolas Sarkozy había previsto volver como salvador de la patria, reclamado para rescatar a Francia del desastre como se reclamó el retorno de De Gaulle en 1958. Pero, a juzgar por las reticencias –cuando no la oposición frontal– que tal regreso suscita en el seno de su propio partido, le espera un camino lleno de espinas, sin que el éxito final esté asegurado. De momento, pues, calla. Y deja que sean los suyos quienes hablen por él... Porque en el momento en que descienda a la arena, será la guerra.

Las escaramuzas, de hecho, se suceden sin descanso. El escándalo Bygmalion –del nombre de la agencia de comunicación que preparó facturas falsas para enmascarar el gasto electoral desmesurado de la campaña presidencial de Sarkozy en el 2012– no sólo ha costado su puesto al presidente de la UMP, Jean-François Copé, sino que planea como una amenaza sobre el ex presidente francés, señalado como el gran culpable de que el partido se encuentre en un estado financiero dramático. “La UMP está en riesgo de desaparecer”, advirtió días atrás Juppé en tono apocalíptico.

Si Sarkozy sueña con volver al Elíseo en el 2017 –de la inevitabilidad de lo cual ha logrado convencer a su esposa, la cantante Carla Bruni–, otros sueñan con alcanzarlo por primera vez. Y no parecen dispuestos, en esta ocasión, a cederle el paso.

El primero de ellos es Alain Juppé, elevado –con un 52% de opiniones favorables– a la categoría de la figura política más popular de Francia, que parece haber dejado de jugar al ratón y al gato con su posible candidatura. El ex primer ministro y antiguo delfín de Jacques Chirac –a quien este calificó como “el mejor de todos nosotros”– admitió anteayer por primera vez públicamente que se plantea presentarse a las primarias de su partido, que se celebrarán presumiblemente en el 2016, para ser elegido candidato a la presidencia de la República, y que tomará una decisión a principios del 2015. “Si me lanzo, será para ir hasta el final”, advirtió.

Su compañero de triunvirato François Fillon hace tiempo que no esconde esa misma ambición. El ex jefe de Gobierno de Sarkozy durante sus cinco años de mandato se ha empancipado definitivamente y no duda en hacerse abanderado de la “ruptura” que el ex presidente prometió y no llevó a cabo. Fillon aborda la etapa de Sarkozy utilizando palabras insospechadas tales como “errores”, cuando no “desastre”...

Con menor peso en el partido, pero similar aversión hacia la figura del antiguo líder, el ex ministro Xavier Bertrand aspira también al Elíseo y rechaza que Sarkozy pueda pretender presentarse saltándose las primarias. “No hay ningún hombre providencial en la derecha, nadie es incontestable”, ha declarado, mientras dedica su tiempo a hacer un balance crítico del expresidente: “Su política no estuvo a la altura de los resultados esperados”, dice.

Poco convencido de ganar unas primarias, Sarkozy baraja la idea de asegurarse la nominación tomando antes el control del partido en el congreso del otoño, esto es, presentándose de nuevo candidato a la presidencia de la UMP. Pero también aquí tiene oponentes: el exministro Bruno Le Maire ya ha anunciado su candidatura, al grito de “Yo propongo la renovación frente a la restauración”. Las balas silban.



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