martes, 17 de enero de 2012

Torpedo en la línea de flotación

Nicolas Sarkozy se jugó la carta de la credibilidad a la salvaguarda de la triple A –elevada a la categoría de “causa nacional”– y ha perdido. La degradación de la nota de la deuda soberana francesa decidida por Standard & Poor’s –de AAA a AA+– tendrá sin duda consecuencias financieras y económicas, todavía difíciles de evaluar, pero los daños políticos no se han hecho esperar. El torpedo lanzado por S&P a la línea de flotación del presidente francés ha abierto un boquete de enormes proporciones por donde se precipitaron ayer con furia todos los partidos de la oposición. A cien días de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, Sarkozy sale tocado, desestabilizado.

“Es toda una política la que ha sido degradada”, martilleó a primera hora de la mañana –las 8.30h– en una declaración televisada el candidato socialista al Elíseo, François Hollande, quien remachó el clavo diciendo: “Es la credibilidad de la estrategia conducida desde 2007 la que ha sido puesta en cuestión. Una estrategia carente de coherencia, de constancia, de clarividencia y sobre todo de resultados”. El resto de rivales electorales –Marine Le Pen (FN), François Bayrou (MoDem), Eva Joly (Europa Ecología-Los Verdes), Jean-Luc Melenchon (Frente de Izquierda)...– siguieron el mismo camino.

Los efectos económicos de la decisión de la agencia de notación norteamericana son inciertos. Reiteradamente anunciada, la degradación de la calificación francesa ya ha sido asumida de hecho por los mercados financieros, que desde hace meses imponen a la deuda francesa tipos de interés superiores a los de Alemania. Desde este punto de vista, el primer ministro, François Fillon, llamó a “no dramatizar” la situación y negó que la degradación de la nota vaya a exigir un nuevo plan de austeridad. El jefe del Gobierno francés reconoció, eso sí, la posibilidad de realizar algunos “ajustes” si, como se teme, el crecimiento económico en 2012 se confirma por debajo de las previsiones iniciales del Ejecutivo, que lo situó en un 1% del PIB.

Otra cosa son las consecuencias políticas. Como escribía ayer en su editorial el director de Le Monde, Erik Izraelewicz, la degradación de la nota francesa “es a la vez un no-acontecimiento financiero y un verdadero electroshock político”. Víctima de una venganza como algunos sugieren o de su propia imprudencia, o de ambas, Sarkozy sale en cualquier caso debilitado, tanto a nivel interno –en clave electoral– como europeo –en relación con Alemania. Y ata a Francia al grupo de países de la Europa del Sur.


La irritación del Elíseo

Ni una palabra ha salido hasta ahora de los labios de Nicolas Sarkozy ante le pérdida por parte de Francia de la nota triple A de su deuda soberana, cuyo mantenimiento se había convertido para el presidente francés en una “causa nacional”. Pero el estado de ánimo que dejaban traslucir algunos de sus colaboradores da una idea de la enorme irritación que existe en el Elíseo. “Hacer esto la semana en que los mercados europeos se normalizaban, como ha remarcado Mario Draghi [presidente del Banco Central Europeo], indica que tenemos que vérnoslas no ya con bomberos pirómanos sino con perversos graves”, lanzó contra Standard & Poor’s el economista y ensayista Alain Minc, uno de los más próximos consejeros externos del presidente francés. Un colaborador de Sarkozy, en este caso del Elíseo, citado por Le Monde, dejó traslucir también su cólera diciendo: “El error fue no haber pulverizado a las agencias [de notación] después de la crisis de las subprimes, a principios de 2009”.


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