sábado, 21 de enero de 2012

La trampa afgana

Francia se plantea acelerar la retirada definitiva de sus tropas en Afganistán, prevista para finales de 2014, después de que ayer cuatro soldados franceses resultaran muertos y otros quince heridos –ocho de ellos graves– en uno de los peores ataques sufridos por el contingente militar francés desde 2001. Así lo anunció el presidente de la República, Nicolas Sarkozy, quien informó asimismo de la suspensión provisional de todas las operaciones de formación y de apoyo al combate al Ejército Nacional de Afganistán.

El candidato socialista al Elíseo, François Hollande, que tiene al alcance de la mano la victoria en las elecciones presidenciales de esta primavera, aseguró por su parte que si sale elegido presidente repatriará a la totalidad del contingente este mismo año. A sólo tres meses de la primera vuelta, el debate sobre el calendario de la retirada de Afganistán estará forzosamente contaminado por la campaña electoral.

Francia mantiene en estos momentos a 3.600 militares en Afganistán, después de la repatriación de 400 de ellos en los últimos tres meses. De aquí a final de año tiene previsto retirar a 1.000 más. Con los fallecidos ayer, son ya 82 los soldados franceses muertos en el país asiático. El año más mortífero fue 2011, cuando hubo 26 bajas mortales.

El ataque de ayer se produjo hacia las 8 de la mañana (hora afgana) en el interior de la base militar mixta de Gwam, en la provincia de Kapisa. En aquel momento, un soldado del ejército regular afgano –posiblemente, un talibán infiltrado– disparó contra un grupo de militares franceses que estaban terminando, totalmente confiados, su sesión matinal de footing. Desarmados, sin chaleco antibalas, constituyeron un blanco fácil. El atacante alcanzó a 19 de ellos, dejando muertos a cuatro. Las víctimas pertenecían a una OMLT (Operational Mentor and Liaison Team), un equipo de consejeros integrados en un batallón afgano, informó el Ministerio francés de Defensa.

Es la segunda vez que pasa algo así. El pasado 29 de diciembre, dos legionarios franceses murieron también tras ser abatidos por un soldado afgano. El ministro francés de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, calificó el ataque de “asesinato” y puso directamente en cuestión las “condiciones de reclutamiento” del nuevo ejército afgano, que a su juicio no ofrecen suficientes garantías.

Desde la segunda mitad del año pasado, el ejército francés ha reducido sus salidas al mínimo y suspendido sus operaciones de patrulla exterior –donde eran sistematicamente hostigados por los grupos insurgentes–, limitándose a las labores de formación y apoyo al ejército afgano. Una decisión tomada en París para reducir el número de bajas en el contexto del inicio de una retirada gradual, a la que no parecen ajenos los cálculos electorales. Lo que no esperaban los franceses era ser atacados desde dentro.

“No puedo aceptar que soldados afganos disparen contra soldados franceses”, advirtió ayer con gravedad Nicolas Sarkozy, antes de anunciar la posibilidad de adoptar una “decisión difícil”, sobre una eventual retirada anticipada, en los próximos días o semanas. El presidente francés envió inmediatamente al ministro de Defensa, Gérard Longuet, y al jefe del Estado Mayor, el almirante Édouad Guillaud, a Afganistán para evaluar las garantías de seguridad sobre el terreno. “Si las condiciones de seguridad de nuestros soldados no está garantizada, se planteará entonces la cuestión de una retirada anticipada”, aseguró. El presidente francés podría comunicar una decisión definitiva al respecto al presidente afgano, Hamid Karzai, en visita el 27 de enero en París.

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