martes, 24 de enero de 2012

El genocidio de la discordia

Francia ha ido hasta el final en su desafío a Turquía por el genocidio armenio. Desoyendo las amenazas de represalias –diplomáticas, políticas y económicas– lanzadas por Ankara, el Senado francés ratificó anoche la proposición de ley aprobada por la Asamblea Nacional el pasado 22 de diciembre por el cual se sancionará penalmente –con hasta un año de prisión y 45.000 euros de multa– la negación pública del genocidio armenio. Turquía niega que las masacres cometidas contra la comunidad armenia en Anatolia entre 1915 y 1917 –con un balance de víctimas que oscila, según las fuentes, entre 500.000 y 1.5 millones– fueran un genocidio. Pero una ley francesa así lo calificó en 2001. La nueva norma castiga todo negacionismo de un genocidio legalmente reconocido por Francia, lo que hasta ahora sólo afectaba al Holocausto judío.

La proposición de ley, presentada en la cámara baja por una diputada de la UMP, Valérie Boyer, fue defendida en el Senado por el ministro de relaciones con el Parlamento, Patrick Ollier, lo que subraya el compromiso del Gobierno en este asunto. Pero, pese a tener el apoyo de los grupos del partido gubernamental y del Partido Socialista (PS), a nivel individual la unanimidad está lejos de reproducir la existente en la cúpula.

El debate en el Senado fue largo y agitado, como un eco de la división que se vivía en el exterior de la cámara, con dos manifestaciones enfrentadas de miembros de las comunidades armenia y turca. Un grupo de senadores expresaron su oposición a la iniciativa, por considerar que no es al Parlamento a quien corresponde escribir la Historia y por entender que causa división entre franceses en razón de su origen.

La Comisión Legislativa de la cámara alta, presidida por el socialista Jean-Pierre Sueur, llegó incluso a emitir un dictamen negativo el pasado día 18, al considerar que la creación de un delito penal por negar el genocidio armenio podría vulnerar diversas principios constitucionales, entre ellos el de la libertad de expresión. El resultado de la votación reflejó esta fractura: la ley salió por 127 votos a favor, 86 en contra y 24 abstenciones. Un centenar de senadores se ausentaron.

¿Tiene esta iniciativa un objetivo electoralista como denuncian los portavoces de la comunidad franco-turca? En todo caso, no es nueva. Francia ya había intentado varias veces en el pasado algo similar, pero siempre había topado con las presiones de Turquía. En 1998 se presentó la primera iniciativa para reconocer el genocidio armenio, aunque ello no se produjo realmente hasta 2001. Desde entonces el proyecto de penalizar el negacionismo ha topado con numerosas dificultades, hasta la aprobación de ayer.

La comunidad armenia en Francia está integrada por entre 500.000 y 600.000 personas –la más nutrida de Europa Occidental–, llegados al país históricamente en tres oleadas migratorias y concentrados básicamente en torno a París, Marsella y Lyon. La comunidad cuenta con media docena de escuelas y con un importante Centro de Investigaciones sobre la Diáspora Armenia (CRDA), que ha realizado un amplio trabajo de recogida y conservación de documentos de la historia armenia. Pero más allá de su número, equivalente al de la comunidad turca, los franco-armenios –con destacadas personalidades en diferentes ámbitos– tienen una notable influencia.

A nivel político, la figura más destacada es el ex primer ministro Édouard Balladur –descendiente de una familia de origen armenio, los Balladurian, emigrados a Francia en los años veinte–, muy próximo al presidente de la República, Nicolas Sarkozy. También entre los amigos históricos del jefe del Estado –con quien hoy se han enfriado las relaciones– está Patrick Devedjian, ex ministro, diputado de la UMP y presidente del Consejo General del departamento de Hauts-de-Seine. El personaje más famoso de la comunidad franco-armenia, sin embargo, es un cantante genuinamente francés: Charles Aznavour, cuyo apellido original era Aznavourian. También tienen origen armenio la asimismo cantante Sylvie Vartan; el creador de moda Alain Manoukian; el ex piloto de Fórmula 1 Alain Prost; el compositor Michel Legrand el realizador Robert Guédiguian o el empresario Serge Tchuruk, co-presidente de Alcatel-Lucent, entre otros.

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