sábado, 2 de febrero de 2013

Viaje mediático a Mali


Violentamente atacado por la derecha por el proyecto de legalización del matrimonio entre homosexuales, acosado por una desmoralizante sucesión de cierres y planes de reducción de plantilla en la industria, enfrentado a un creciente malestar entre los funcionarios públicos, François Hollande parece determinado a rentabilizar al máximo una de sus principales bazas políticas: el éxito militar de Francia en Mali.

Tan sólo tres semanas después de iniciada la intervención militar francesa contra los grupos armados islamistas en el norte de Mali, de cuyas ciudades han sido expulsados, el presidente francés viajará hoy a este país africano para visitar a las tropas francesas y reunirse con las autoridades malienses. Y de paso darse un pequeño baño de masas como el que se dio Nicolas Sarkozy en Bengasi, en el 2011, tras la caída del coronel Muamar el Gadafi en Libia.

A nivel interno, la intervención en Mali –apoyada por el 75% de los franceses, según un sondeo del instituto BVA– le ha servido ya a Hollande para recuperar un poco su maltrecha popularidad, que ha ascendido –por primera vez en su elección– del 40% al 44%. La percepción del presidente francés como un hombre competente y capaz de tomar las decisiones necesarias ha avanzado de forma considerable (de 38% a 46% y de 31% a 48%)

El viaje de Hollande a Mali, donde permanecerá menos de 24 horas, se produce cuando las operaciones militares están lejos de haber terminado. Expulsados de las ciudades que habían tomado la primavera pasada, los islamistas se han replegado a las montañas, pero no están definitivamente vencidos. La región de Kidal, al nordeste del país, tampoco está todavía del todo controlada.

Si la premura de la visita puede sorprender, más chocante resulta la publicidad que el Elíseo ha dado a un viaje que, dados los riesgos, normalmente se habría mantenido en secreto hasta el último momento. Por el contrario, la presidencia maliense, a través de su cuenta en Twiter, avanzó ayer mismo el programa previsto para hoy: aterrizaje en el aeropuerto de Sevaré, en el centro del país, donde será recibido por el presidente interino del país, Dioncounda Traoré; visita a la ciudad de Tombuctú y a las tropas franco-malienses allí desplegadas; comida de trabajo en la capital, Bamako... Hollande irá acompañado por los ministros de Exteriores, Laurent Fabius; de Defensa, Jean-Yves Le Drian, y de Desarrollo, Pascal Canfin.

“Voy a Mali a trasladar a nuestros soldados todo nuestro apoyo y nuestro orgullo; a decir los africanos que necesitamos que se sumen lo más rápido posible a la fuerza internacional, y a promover que haya un diálogo que permita a Mali recuperar la estabilidad y el espíritu de concordia”, afirmó Hollande durante una visita oficial en Val d’Oise.

Paralelamente, la organización Amnistía Internacional –como ya hiciera Human Rights Watch– denunció ayer casos de violación de los derechos humanos, no sólo por parte de las milicias islamistas, sino también del ejército regular maliense, que habría ejecutado a 13 sospechosos de colaboración con los yihadistas. También pidió que se investigue un bombardeo en Konna que costó la vida a cinco civiles.


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